46 años se cumplieron del Golpe de Estado en Chile, para dar inicio a uno de los períodos más difíciles y sangrientos del país, la dictadura civíco-militar de Augusto Pinochet.

El gobierno de Sebastián Piñera no realizó ningún acto para conmemorar a los caídos, y lo consideró como un día «normal», olvidando el significado de lo que ocurrió.

Desde la oposición lo tildaron de negacionista, mientras que Piñera lo argumentó para olvidar el pasado y mirar hacia el futuro.

El prestigioso medio español El País publicó un muy duro reportaje sobre los testimonios de mujeres que sufrieron violencia sexual.


Así partió: «316 mujeres violadas entre ellas 11 que estaban embarazadas. Del total de las víctimas que declararon en la Comisión Nacional sobre Prisión Política y Tortura entre 2003 y 2004 un 12,5% eran mujeres (3.399). De ellas, 229 esperaban un hijo y algunas lo perdieron; otras dieron a luz tras ser violadas por sus torturadores, y muchas pasaron por unas sofisticadas y recurrentes torturas sexuales que incluían agresiones físicas y vejaciones en las que se hacía partícipes a padres y hermanos».

“De acuerdo con los testimonios, las violaciones hetero y homosexuales se cometieron de manera individual o colectiva. En algunos casos se ha denunciado, además, que dicha violación se produjo ante familiares, como un recurso para obligarlos a hablar”, señala la comisión y el libro Así se torturó en Chile (1973-1990).

En el medio complementan que “La violencia sexual sobre las mujeres fue furiosa, desquiciada” “Hay escenas simplemente inexplicables, que desbordan nuestra imaginación sobre la condición humana”, señala el periodista, Daniel Hopenhay, que considera al Informe Valech como “un documento histórico extraordinario que, además, está muy bien escrito”.

Una mujer de 25 años, fue detenida en 1974 en Santiago y relató: “Por violación de los torturadores quedé embarazada y aborté en la cárcel”. “Sufrí shocks eléctricos, colgamientos, pau de arara [colgamiento de pies y manos], submarinos, simulacro de fusilamiento, quemaduras con cigarros. Me obligaron a tomar drogas, sufrí violación y acoso sexual con perros, la introducción de ratas vivas por la vagina y todo el cuerpo (…) Me obligaron a tener relaciones sexuales con mi padre y hermano que estaban detenidos. También a ver y escuchar las torturas de mi hermano y padre. Me hicieron el teléfono, me pusieron en la parrilla, me hicieron cortes con yatagán [un arma blanca de gran tamaño] en mi estómago”.

Otra mujer que en esa época tenía 16 años expresó: “Fui violada, me ponían corriente, me quemaron con cigarrillos, me hacían chupones, me pusieron ratas (…) Me amarraron a una camilla donde unos perros amaestrados me violaron”. También en un recinto de la DINA de Santiago, una joven de 17 años fue violada reiteradamente y sufrió quemaduras en su útero: “Viví torturas y sesiones de masturbaciones por parte de los encargados del recinto