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jueves, 12 de diciembre de 2019

Chile despertó también en Argentina: Funas a Piñera, críticas a Fernández por la invitación y una solidaridad sin fronteras

Por: Maxi Goldschmidt, desde Buenos Aires / Publicado: 12.12.2019
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La tragedia del avión de la FACH hizo que el Presidente desistiera de la invitación de su par a la ceremonia de asunción en el país trasandino. El asiento vacío en el evento oficial no fue la única consecuencia: hubo grupos de chilenos que lo esperaban para manifestar su rechazo a las violaciones a los derechos humanos y al manejo del país desde el 18 de octubre pasado. Y así como quedaron.
Si bien a último momento desistió de viajar a Argentina a raíz de la desaparición del avión de la FACH, Sebastián Piñera estuvo presente en las calles de Buenos Aires durante la asunción presidencial de Alberto Fernández.
—Piñera asesino, no eres bienvenido.
La canción, que el martes desde muy temprano se escuchó en las inmediaciones del Congreso Nacional, se repitió durante todo el día en distintos puntos de la ciudad: en el Obelisco, la Avenida de Mayo, frente al consulado y la Casa Rosada.
No sólo salió de gargantas chilenas:
“Mucha gente se sumó a cantar, y todo el tiempo nos expresaron su apoyo. La solidaridad se siente en Argentina. Cuando fue el golpe de Pinochet hubo una marcha de miles de personas, y ahora también hay conciencia de lo que ocurre. El pueblo argentino es y tiene que ser nuestro principal aliado para denunciar las violaciones a los derechos humanos en Chile. Las Madres, las Abuelas y muchos otros organismos son un ejemplo porque lograron juicio y castigo a los represores, lo que pretendemos para nuestro país”, dice, transpirado y en plena Plaza de Mayo, Diego Espinosa, santiaguino, 32 años, licenciado en Ciencias Políticas.
Hace una década cruzó la cordillera para estudiar en la UBA. Hoy forma parte de la Asamblea de Chilenes en Buenos Aires, colectivo de más de 200 compatriotas que desde los primeros días del estallido organizan actividades en apoyo a las protestas: marchas, actos, permorfances, colectas de insumos para las postas sanitarias, presentaciones en la Cancillería y la Legislatura, difusión en medios de comunicación, encuentros en universidades, sindicatos, plazas, reuniones con organizaciones sociales, políticas, estudiantiles y contacto permanente con organismos de derechos humanos.
Desde que se enteraron que Piñera había sido invitado a la asunción presidencial, comenzaron a organizar el “escrache”, como acá llaman a las funas.
—Mucha gente se acercó a decirnos que (Alberto) Fernández se había equivocado en invitar a Piñera.
Javiera Miranda tiene 27 años y desde hace cuatro vive en Buenos Aires. Hija de presos y torturados por la dictadura pinochetista, fue una de las mujeres con parche en el ojo que participó de la performance contra el presidente chileno. “Decidimos organizar el escrache pese a que sabíamos que iba haber un montón de gente festejando, porque Piñera es responsable de muertes, torturas y violaciones. No puede ser que un gobierno que hable de recuperar derechos al mismo tiempo considere que un violador de los derechos humanos pueda representar a un país entero, en circunstancias de que ha masacrado a ese país, y teniendo en cuenta que tiene una desaprobación de más del 90 por ciento. Que inviten a Piñera es como que viniera Pinochet o cualquier responsable político e intelectual de delitos de lesa humanidad, contra una población que está en las calles movilizándose por derechos históricos arrebatados”, explica.
A pocos metros del Congreso, entre decenas de ojos de cartón y plumavit, un lienzo de varios metros con la inscripción: Piñera genocida, no eres bienvenido. Justicia por los caides. Viva la revolución chilena. Otros carteles ovalados que dicen 352 ojos perdidos. Una bandera de Chile toda negra, y otra rayada: en Chile se mata y se tortura igual que en Dictadura. Fuera Piñera.
“No vino, pero fue importante que hayamos estado en medio de la fiesta, porque la gente igual apoyaba lo que nosotros estábamos manifestando. En todos los lugares donde hicimos la intervención la gente aplaudía, cantaba, grababa”, dice Juana Molina, estudiante de danza y psicología, e integrante de la Asamblea Autoconvocades de La Plata, otro colectivo chileno “que se formó con el estallido. Antes nunca nos habíamos juntado como chilenes. Se está creando un nuevo tejido social que se había perdido. La gente se ha dado cuenta que no está sola. Las actividades que hemos realizado son de visibilidad y de reunión. Por ejemplo, una mateada constituyente en donde hicimos el ejercicio de un cabildo abierto y comunitario. Nos parece importante trasladar a este territorio ese ejercicio para que se conozca en la acción cómo se organiza el pueblo chileno sin la intervención de partidos políticos ni agrupaciones que tengan que dar cuenta a altos mandos”.

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—Sería una lástima que recibieras un balazo.
Fue una de las amenazas que sufrió a través de redes sociales uno de los integrantes de la Asamblea Chilenes en Buenos Aires. No fue la única, y se radicaron las denuncias correspondientes.
“Se dieron sobre todo los primeros días. Cuando nos juntábamos en alguna esquina, descubríamos que alguien nos estaba filmando o nos seguían. Incluso a un compañero lo llamó la policía para preguntarle si teníamos pensado hacer alguna actividad en el consulado”, cuenta el mismo integrante.
Pero al igual que ocurre en las calles chilenas, al miedo se lo combate con solidaridad y redes de contención. Así lo expresa Alex Gallardo, un profesor de música que hace ocho meses tocaba cuecas en la plaza Aníbal Pinto de su Valparaíso natal.
“Llegué por razones de educación y cuando todo comenzó, me sentía deprimido e impotente de no poder aportar a la lucha de mi pueblo. Pero en la asamblea encontré un lugar. Nuestra tarea es visibilizar las violaciones a los derechos humanos y que no haya impunidad. Por eso nos reunimos con Serpaj (Corporación Servicio Paz y Justicia), APDH (Asamblea Permanente por los Derechos Humanos), Madres de Plaza de Mayo Línea Fundadora, Correpi (Coordinadora Contra la Represión Policial e Institucional), Liga de los Derechos del Hombre y otros organismos. También formamos el Comité de Solidaridad Entre los Pueblos de América Latina (COSEPAL) y la Mesa Internacional Chile Despertó. También, durante la Convención de Puebla, le hicimos llegar a Alberto Fernández un documento que describía la situación en Chile. La idea es abarcar todas las instancias para denunciar”, detalla Gallardo.
El entusiasmo de Alex es una constante en quienes integran este colectivo diverso en cuanto a regiones de nacimiento y afinidades políticas: “Hay anarquistas, de distintos espacios de izquierda, personas que nunca militaron y también exiliados o ex presos políticos. Hasta algunos peronistas chilenos tenemos”, cuentan desde un espacio que le da tanta importancia a la participación política como a la cultural: tocaron y cantaron “El derecho de vivir en paz” y “El pueblo unido” en el Obelisco y otros lugares públicos. También realizaron pegatinas e intervenciones en los carteles de la calle Chile y fueron invitados por Manu Chao a subir al escenario de un recital para difundir, entre otras actividades de las últimas semanas.

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Caro tiene su torso desnudo y rayado. En el pecho, en letras rojas: El estado opresor es un macho violador. En la espalda: cuerpas en resistencia. Nació en Antofagasta, pero ahora está parada sobre un camión estacionado en la puerta del consulado chileno en Buenos Aires. Prefiere dejar su apellido en anonimato. Forma parte de Mostris, la comisión de mujeres y disidencias de la asamblea de chilenes de esta ciudad.
“Estaba tan llena Plaza de Mayo, había carteles y banderas por todos lados, que fue muy difícil visibilizarnos. Entonces decidimos optar por lo que llama la atención: las cuerpas desnudas. Porque la gente y los machirulos no están acostumbrados a ver a las mujeres en tetas. Nos tienen tan sexualidades, que es como un tabú que nuestras corporalidades sean libres. Decidimos usar esa herramienta como lo hizo Mon Laferte. Y enseguida llegó la prensa, llegaron las fotos y las cámaras. Es loco, pero llama más la atención un par de tetas al aire que los casos de personas torturadas, violadas, secuestradas, asesinadas”.
Con música y performances, con carteles, banderas y ojos gigantes, con las cuerpas al descubierto y de diversas maneras, decenas de migrantes chilenes no sólo participaron de la fiesta argentina buscando visibilizar la violación a los derechos humanos, sino también la potencia y organización de la lucha de su pueblo.
“Nos llama la atención la ausencia en los medios de comunicación respecto al análisis de la capacidad de movilización y de organización que se está teniendo en Chile. No es el mismo contexto de años anteriores, en épocas de dictadura, de repliegue y defensiva. En Chile hoy se vive lo contrario, es una avanzada de la población. Nuestras familias, nuestros antiguos compañeros de colegios, nuestros vecinos están a la ofensiva como pueblo. No solo reciben palos y balas. Los reciben porque están dispuestos a seguir en la calle. Pese a toda a la represión, tenemos un país entero con asambleas populares, donde se hizo el primer encuentro nacional de estudiantes secundarios de todo el país, donde hay colegios en toma, donde hay sindicatos y uniones sindicales que pese a sus burocracias sindicales las sobrepasan y convocan a marchas y petitorios que estaban empolvados hace décadas y que se han cristalizado en dos gigantescas huelgas generales. Y eso también es lo que queremos transmitir y lo que nos da orgullo. El único modo de hacer justicia por esos caídos y torturados es seguir en la lucha”.
Las palabras de Caro van en sintonía con lo que piensa gran parte del pueblo chileno, viva donde viva. Y en ese marco, la Asamblea de Chilenes en Buenos Aires convoca para este sábado a sumarse a las consultas ciudadanas que se realizarán este fin de semana en distintos puntos del país y el mundo. “Porque Chile despertó, pero esto recién empieza y no sabe de fronteras”.

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