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miércoles, 11 de diciembre de 2019

La hora más oscura del emblemático “coronel”

por  11 diciembre, 2019
La hora más oscura del emblemático “coronel”
Nadie, ni en la derecha, Gobierno ni oposición, se atreve a dar por sentado un resultado de lo que sucederá hoy en el Senado. A partir de las 10:00 horas se dará inicio a la sesión especial, en la que cada parlamentario tendrá 15 minutos para fundamentar su voto. Todos quieren hablar. La pelea es estrecha, voto a voto. De los 43 senadores en ejercicio, se necesitan 22 para que la acusación sea aprobada y que solo uno de los dos capítulos del libelo –haber omitido acciones para evitar violaciones de los Derechos Humanos y haber infringido la Constitución y las leyes durante el estado de emergencia– logre ese quorum.

“Soy inocente”, dijo ayer Andrés Chadwick ante el Senado. Su voz, visiblemente entrecortada y muy ajena a ese tono irónico que muchas veces sacó ronchas en momentos de alta tensión política, dejó ver todo su nerviosismo y ansiedad ante la acusación constitucional que enfrenta por haber omitido acciones para evitar violaciones de los Derechos Humanos en los diez primeros días del estallido social y haber infringido la Constitución y las leyes durante el estado de emergencia, hasta el momento en que dejó de ser el ministro de Interior. El que fuera uno de los hombres más poderosos de la UDI, de la derecha y en particular del piñerismo, hoy enfrenta su hora más oscura, sobre todo si finalmente es acusado por la Cámara Alta.
Chadwick llegó temprano ayer al Senado, bordeando las 09:00 horas. La jornada era larga. Pasadas las 10:30 empezó la primera parte en el hemiciclo, que consistió en la exposición de los tres diputados –Marco Ilabaca (PS), Gabriel Silber (DC) y Gabriel Boric (CS)– de los argumentos de la Cámara de Diputados para acusar al exministro del Interior. Luego, en la tarde, fue el turno del abogado defensor, Luis Hermosilla, quien además es su amigo, eterno socio legal y, desde el inicio de esta segunda administración piñerista, "asesor" en el Ministerio del Interior.
Desde el primer momento en que se ingresó la acusación contra Chadwick, en La Moneda sabían que el exhombre fuerte del Presidente estaba en riesgo, que todas las opciones estaban en su contra, aunque ayer –pasadas las 14:00 horas– en Palacio mantenían un ápice de esperanza, una pequeña apertura a revertir el complejo escenario, que en la práctica –de ser aprobado hoy en la Sala el libelo– significará que la emblemática figura de la UDI, fundador de dicha colectividad, tendrá prohibido por 5 años ejercer cargos públicos de cualquier índole.
A través de un escrito presentado ante el Juzgado de Garantía de la ciudad, la Fiscalía de Curicó informó ayer que levantará los cargos por homicidio consumado contra el cabo segundo del Ejército, Juan Carlos Jesús Reyes, acusado de haber causado la muerte del joven José Miguel Uribe, quien participaba en las manifestaciones en la Ruta 5 Sur. El hecho fue oportunamente destacado por el abogado defensor de Chadwick en la Sala del Senado y algunos en La Moneda cifraron sus esperanzas en que este hecho ayude a inclinar hoy la balanza a favor del exministro.
Si bien las expectativas en el oficialismo son muy bajas, eso no impidió que hasta último minuto se desplegaran todas las gestiones posibles. Desde la Cámara Alta contaron de las llamadas telefónicas desde el Gobierno, de los intentos del propio Chadwick para convencer a algunos de sus expares del Parlamento y que los otrora “coroneles”, todos, han liderado las conversaciones tratando de dar vuelta algún voto en el Senado que ayude a “salvar” al extitular del Interior.
En el PS y en el resto de la oposición aseguraron que las palabras de Chadwick –más allá de reconocer la calidad de su discurso y que fue mucho más potente incluso que el de su abogado defensor– no lograron mover un ápice la aguja ni dar vuelta ningún voto. Y si bien persiste la incertidumbre y preocupación sobre lo que hoy hará Insulza, creen que pesará más al final el negativo efecto interno que generaría en las huestes socialistas que el parlamentario –que aún tiene aspiraciones presidenciales– actúe a contrapelo en un tema tan delicado. Dicen que no hablara ni una palabra hasta el momento en que tenga que votar y que su par Juan Pablo Letelier, quien también apela a un vínculo personal con Chadwick, mantiene a la bancada en la incertidumbre, aunque varios apuestan a que tampoco tiene mucho margen para ir contra la corriente del partido, dado lo emblemático y sensible que es para la militancia PS el tema de los Derechos Humanos.
Cuando se discutió y aprobó, 79 votos a favor y 70 en contra, la acusación en la Cámara de Diputados, se habló mucho de la “soledad” de Chadwick y que La Moneda ya lo había dejado caer, en el entendido que así se descomprimía el escenario para neutralizar las posibilidades de la acusación constitucional contra el Presidente Sebastián Piñera, que será discutida en la Cámara Baja mañana jueves. Esto, porque ese 28 de noviembre el abogado Hermosilla estuvo solo en el hemiciclo, ningún ministro ni subsecretario lo acompañó.
Ayer en el Senado sí hubo algunos ministros, que a ratos entraban a la Sala o estuvieron en los pasillos con Chadwick. El titular de la Segpres, Felipe Ward (UDI); el de Desarrollo Social, Sebastián Sichel; y el de Salud, Jaime Mañalich, pero todos en una suerte de “aro” en medio de la agenda de trabajo parlamentario que tenían, Ninguna autoridad del Gobierno –recalcaron desde la Cámara Alta– estuvo ahí en el rol de "acompañante" del exjefe de la cartera del Interior, cuyo ceño fruncido y cara desencajada eran notorios en varios episodios de las más de seis horas de discusión del libelo.
En La Moneda explicaron que no hay un diseño “especial” para enfrentar la jornada de hoy, pero que sí está definido que asistan al Congreso el ministro Ward; el actual titular de Interior, Gonzalo Blumel; y el subsecretario de Desarrollo Regional, Claudio Alvarado (UDI). Chadwick ayer estuvo más acompañado a nivel parlamentario. Los diputados gremialistas Ramón Barros, Patricio Melero, Javier Macaya, María José Hoffmann, Guillermo Ramírez e Issa Kort fueron los que estuvieron en distintos momentos en la Sala del Senado, como señal de apoyo, además del timonel de RN, Mario Desbordes.

Por una cabeza

Nadie, ni en la derecha, Gobierno ni oposición, se atreve a dar por sentado un resultado de lo que sucederá hoy en el Senado. Desde las 10:00 horas se iniciará la sesión especial, en la que cada parlamentario tendrá 15 minutos para fundamentar su voto. Todos quieren hablar. La pelea es estrecha, voto a voto. De los 43 senadores en ejercicio, se necesitan 22 para que la acusación sea aprobada y que solamente uno de los dos capítulos del libelo –haber omitido acciones para evitar violaciones de los Derechos Humanos y haber infringido la Constitución y las leyes durante el estado de emergencia– logre ese quorum.
El senador Jorge Pizarro (DC) no estará hoy, finalmente –después de varias incertidumbres– decidió viajar, aunque su ausencia no afecta el quorum requerido y en la oposición aseguraron que era mejor que no esté, porque habría votado en contra.
Pero lo cierto es que toda la presión política y atención pública está en el senador socialista José Miguel Insulza, dada su relación de estrecha amistad con Chadwick y su familia. Pero en las bancadas de oposición ayer insistieron en que el parlamentario del PS “quedó muy expuesto”, que no tiene margen político para quedar como “el salvador de Chadwick” y que, a pesar de todo el despliegue del “club de amigos” de la trenza Mapu, debería votar a favor.
Andrés Chadwick ayer se jugó su última carta. Hizo gala de su muñeca política, de su histrionismo, de su capacidad de oratoria. Fue emotivo, personal, apeló a sus excompañeros del Congreso: “Será esta la última vez que me dirija al Senado, aquí estuve 16 años de mi vida sentado en ese escritorio y durante 4 años como ministro de dos gobiernos, compartiendo permanentemente con este honorable Senado. Nunca imagine que mi última intervención en esta Sala sería para dirigirme a ustedes por una acusación constitucional en mi contra, que considero no solo injusta, sino que –permítanme decirles– me causa un profundo dolor en la esencia de mi ser, la integridad de mi persona, por la materia que trata esa acusación”.
“Lo más importante para mí, es que el cargo que se me hace, el haber dejado sin ejecutar una ley, es que se me acusa de hacer una omisión deliberada –subió el tono de la voz– para poder facilitar que se cometan violaciones a los DDHH (…). Pedí hablar, conozco a todos, a unos por años, a los otros más reciente. Solo espero que, más allá de nuestras obvias y legítimas diferencias políticas, algo que me importa mucho es que ustedes hayan podido ver en mi persona a una persona correcta, respetuosa de la ley, que siempre ha estado dispuesta a dialogar y escuchar”, añadió.
No se quedó ahí. “Podrán tener, obviamente, la más legitima opinión si lo hice bien, más o menos o mal, pero no, señores senadores, jamás he hecho una omisión deliberada que permita que se violen los DDHH. Existe una enorme distancia entre esa evaluación política legítima de mi gestión y las imputaciones en mi contra. Y en estos momentos de convulsiones, es fácil confundir esos planos. Jamás pediría que avalaran mi desempeño, quiero pedir que evalúen jurídicamente si mi conducta es o no reprochable desde un punto de vista constitucional”, exclamó el exsecretario de Estado.
En el PS y en el resto de la oposición aseguraron que las palabras de Chadwick –más allá de reconocer la calidad de su discurso y que fue mucho más potente incluso que el de su abogado defensor– no lograron mover un ápice la aguja ni dar vuelta ningún voto. Y si bien persiste la incertidumbre y preocupación sobre lo que hoy hará Insulza, creen que pesará más al final el negativo efecto interno que generaría en las huestes socialistas que el parlamentario –que aún tiene aspiraciones presidenciales– actúe a contrapelo en un tema tan delicado. Dicen que no hablara ni una palabra hasta el momento en que tenga que votar y que su par Juan Pablo Letelier, quien también apela a un vínculo personal con Chadwick, mantiene a la bancada en la incertidumbre, aunque varios apuestan a que tampoco tiene mucho margen para ir contra la corriente del partido, dado lo emblemático y sensible que es para la militancia PS el tema de los Derechos Humanos.
Mientras se debatía en el Senado, ayer el diputado Vlado Mirosevic escribió en su cuenta de Twitter: “El senador @Insulza tiene una responsabilidad política con el país que debe estar por encima de su amistad con Chadwick. Es inmoral poner en duda su voto en acusación al exministro por una razón afectiva. Si es tal su confusión lo mínimo que debe hacer es inhabilitarse y no votar”.

El debate de fondo

Los diputados acusadores expusieron ayer ante el Senado sus puntos para fundamentar la acusación. El diputado Ilabaca fue el primero y dijo que en el libelo "no es la venganza, sino la justicia la que debe prevalecer; no es la impunidad, sino la responsabilidad la que, mediante la presente acusación constitucional, comenzamos a restablecer" y que en “una república democrática, las autoridades civiles responden políticamente ante el Congreso Nacional”.
Ilabaca hizo un punto sobre Chadwick: “No se discute si es una buena persona, si es un bien ser humano, lo que corresponde determinar es si existe responsabilidad política y jurídica durante su mandato”.
Luego fue el turno de Silber. “No queremos usar la acusación para hacer un juicio general de la acción pública del señor Chadwick, tampoco para enjuiciar sus ideas ni tampoco pretendemos acreditar una suerte de responsabilidad penal, ya sea de su persona –como algunos han querido caricaturizar– ni tampoco el rol de los agentes del Estado en la violación a los Derechos Humanos. Eso corresponde a cuerdas separadas (…). Hablamos de la responsabilidad constitucional, de carácter política”.
"La acusación que hoy sustentamos tiene muy en cuenta el carácter de ultima ratio del juicio político. No se levanta por causas livianas. No busca expresar un mero desacuerdo. Esta acusación es la respuesta razonable, meditada y proporcional del cuerpo representativo del Pueblo de Chile ante hechos de extraordinaria gravedad, respecto de los cuales la autoridad a cargo incurrió en grave omisión, no haciendo aquello que tanto la ley como la Constitución le exigían”, subrayó el diputado DC.
Boric, en tanto, hizo el punto en que esta acusación se trata “de la responsabilidad institucional de un ministro de Estado, según la Constitución y no de las virtudes o defectos del señor Chadwick. Justicia, no venganza; responsabilidad política, no revancha”. El parlamentario explicó que la acusación “no es un intento por cuestionar atribuciones del Poder Ejecutivo ni el mérito de la declaración del estado de emergencia, somos respetuosos del Estado de Derecho y es atribución exclusiva del Presidente de la República. Mal podríamos acusar nosotros por desacuerdo, oportunidad o mérito de esto. Eso no puede significar que, como contrapeso, este Congreso deba mantenerse al margen cuando se producen hechos tan graves como los ocurridos desde el 18 de octubre”.
"Si no es el ministro del Interior, encargado de la seguridad pública, ¿quién es el responsable político de los hechos que han sucedido en el país? La respuesta no puede ser nadie", afirmó Boric.
Ahí la sesión especial se detuvo por espacio de una hora y, pasadas las 15:00 horas, se retomó. Fue el turno del abogado Hermosilla, quien sacó a colación el caso Huracán. Según dijo, en ese momento le llegó un WhatsApp en el que se le informaba la reformalización de exgeneral Gonzalo Blu, acusado de 8 delitos, y sentenció que fue Chadwick, al llegar al Ministerio del Interior, en marzo del 2018, quien encabezó y dio las instrucciones “para perseguir lo que había sido la violación flagrante” de los Derechos Humanos de diez personas, detenidas injustamente, todas mapuche.
El abogado puntualizó que espera que “aquí lo importante no esté en lo que dice la calle o lo que el país espera, ese parámetro rompe el principio de legalidad. El respeto a la ley y la Constitución nos permite vivir con reglas ciertas” y que “cuando se dice que esa persona omitió, corresponde a los acusadores demostrar la omisión y que haya sido deliberada”. No solo eso, recalcó que él no niega ninguno de los hechos inaceptables ocurridos en estas semanas desde el 18 de octubre, pero que "lo que pido es, si a alguien se le juzga, por el bien de todos, sea juzgado con un mínimo de rigor”.

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