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lunes, 6 de agosto de 2018

Carlos Peña dispara contra la Corte Suprema tras dejar en libertad a reos: "Acaban de borrar la diferencia entre un delito común y una violación a los derechos humanos"

por  agosto, 2018
Carlos Peña dispara contra la Corte Suprema tras dejar en libertad a reos:
En su habitual columna, el rector de la Universidad Diego Portales indica que la decisión de la Corte Suprema "sacudió de pronto un asunto que el polvo del tiempo arriesgaba con camuflar. Lo que el fallo de la Corte Suprema revela es una cierta desatención acerca de la índole de la violación a los derechos humanos".

La reciente decisión de la Corte Suprema, por la que se concedió la libertad condicional a siete condenados de Punta Peuco, sigue provocando críticas de diversos sectores. Uno de los últimos en manifestarse fue el rector de la Universidad Diego Portales, Carlos Peña.
En su habitual columna del diario El Mercurio, Peña indica que la decisión de la Corte Suprema "sacudió de pronto un asunto que el polvo del tiempo arriesgaba con camuflar. Lo que el fallo de la Corte Suprema revela es una cierta desatención acerca de la índole de la violación a los derechos humanos".
En su columna, el rector diferencia el delito común por sobre uno que viola los derechos humanos, lo que gatilla la importancia de la decisión de la Corte: "Esas violaciones poseen, por los motivos que se acaban de señalar, una gravedad intrínseca que es mayor a la de un delito común, motivo por el cual no es correcto tratarlos de la misma forma. En el delito común es un particular quien atenta contra otro particular; en la violación de derechos humanos, se trata de un agente del Estado quien, en cumplimiento de un designio habitualmente político y premunido de su posición dentro del Estado, atenta contra el ciudadano de manera deliberada. Salta a la vista que se trata de cosas distintas: ¿acaso no merece consideración de parte del derecho esa gigantesca diferencia, el hecho de que en un caso se trata de un cordero agrediendo a otro y en el otro, por decirlo así, del pastor vuelto contra las ovejas?".
"Esa es la función cultural que cumplen en el mundo contemporáneo los derechos humanos: dibujar un coto vedado al Estado y a sus agentes, una línea que distingue entre lo que es disponible y lo que no lo es. Desgraciadamente, la Corte Suprema, al conceder la libertad a esos siete condenados sin hacer diferencias relevantes entre ellos, agentes del Estado y un delincuente común, acaba de borrar o comenzar a borrar esa diferencia. Y al hacerlo, no parece consciente del papel que en una sociedad democrática les cabe a los jueces", argumenta.
"La pregunta que cabe ahora formular a la Corte Suprema es si acaso esa concepción excluirá de aquí en adelante la distinción categorial, que está a la base de una sociedad democrática, entre delitos comunes y violaciones a los derechos humanos y si, por lo mismo, la línea que divide lo sagrado de lo profano, la frontera que dibuja un coto vedado para el Estado y sus agentes, empezará ahora a borrarse poco a poco, como le ocurre, según la frase famosa, a un rostro humano dibujado en la arena, al borde del mar", sentencia.

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