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viernes, 1 de octubre de 2021

Opinión Una cosa es estar contra los partidos y otra muy distinta es estar en contra de que la política sea política

 

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por  1 octubre, 2021

Una cosa es estar contra los partidos y otra muy distinta es estar en contra de que la política sea política

Este breve texto, que he denominado en defensa de la política, surge como respuesta a las poco afortunadas declaraciones emitidas por el actual candidato presidencial Sebastián Sichel, durante el debate presidencial del 22 de septiembre. Allí, mencionó de cara a todo el país que “el problema de la política es cuando se politiza”, lo cual puede ser interpretado de múltiples maneras, todas ellas igual de preocupantes. En esta breve columna, intentamos relevar el rol que la política tiene para el desarrollo del país, y también, hoy por hoy en la vida cotidiana de las personas, contrastando totalmente la aseveración –lingüísticamente un poco absurda– del candidato y dejando en evidencia algunas de sus contradicciones. Francamente, resulta imposible hacer oídos sordos a tan particular declaración, más aún cuando hablas de: i) un candidato a la Presidencia de la República, el cargo con mayor contenido político del país y ii) no de cualquier candidato, sino que de Sebastián Sichel, quien ha realizado una basta trayectoria en distintas organizaciones y partidos políticos, además de haber desarrollado distintas actividades laborales al alero de este tipo de práctica.

Al analizar detenidamente la situación, pareciera que el candidato considera como sinónimos a: la política y a los partidos políticos y/o lógicas que estos han desarrollado específicamente en Chile, lo cual evidentemente manifiesta un problema en la construcción de opinión pública, porque posiciona conceptos con significados distintos como si fueran un igual.

Intentando graficarlo con un ejemplo, si uno está cocinando y pides que te acerquen un tomate desde la despensa, y en vez de eso te traen un limón diciéndote que es el tomate que habías solicitado, lo más probable es que no solo la diferencia entre tomates y limones entre en crisis, sino que también la salsa de tomate que estabas preparando abiertamente no resulte. Con este ejemplo, lo que intento ilustrar es que este tipo de aseveraciones lingüísticas en espacios públicos de tal nivel, pueden conducir a la estabilización de relatos y discursos que abiertamente son problemáticos para sociedades que aspiran a modelos democráticos, porque le tergiversan el lenguaje y construyen realidades inexistentes.

Incluso si aceptamos el sinónimo utilizado (no sinónimo) por Sebastián Sichel, aun así, es incoherente, porque entonces asumimos que se refería a que el problema es cuando las lógicas partidistas chilenas colonizan el espacio de toma de decisión, imponiendo intereses particulares por sobre general. En ese caso, habría que asumir que el candidato habla desde una posición distinta, es decir, “el diferente a estas lógicas”. Pero, a decir verdad y revisando brevemente la historia de nuestro candidato, hablamos de: i) un militante de la Democracia Cristiana entre el 2003 al 2009, que incluso llegó a ser candidato por La Reina y Peñalolén; ii) quien luego transitó al movimiento político que sería Ciudadanos, en donde en 2013 sería candidato a Diputado por el distrito de Las Condes, Vitacura y Lo Barnechea; iii) un personero de Gobierno que mediante cargos de confianza política ha mantenido una situación laboral bastante estable y fructífera; ingresa como vicepresidente ejecutivo de Corfo en el Gobierno de Sebastián Piñera, en 2019 asume como ministro de Desarrollo Social y Familia y el 2020 es designado por el Presidente de la República como presidente del Banco Estado. Entonces, en resumen, hablamos de un candidato con basta experiencia en la política que retóricamente tanto reniega.

Si buscamos otra alternativa para entender la frase, se puede asumir que el candidato se equivocó al hablar y que realmente no cree eso. Ahora bien, no es primera vez que alude a la misma idea, por tanto, es probable que esta alternativa no logre explicar la situación. En ese caso, si es que no fue una equivocación la analítica debe ser mucho más incisiva, porque lo que el candidato está mencionando es que la política como espacio de toma de decisión, en donde se deben considerar los múltiples, diversas y heterogéneas formas de ver el mundo, es un problema, y que, por tanto, este espacio debe enfocarse en solucionar los problemas de la ciudadanía. Suponiendo que solo él puede tener un buen diagnóstico de las problemáticas de la gente y que solo su solución, basada en su propia visión de mundo, es la correcta, en otras palabras, cierra absolutamente el debate, acotando la relación a la ciudadanía y a su personaje individual.

Así, hablamos directamente de lo que puede ser entendido como un populismo de derecha, porque finalmente con esta frase resta importancia a que existan distintas visiones y a que deban dialogar en pos de mejorar las condiciones de vida de la ciudadanía. Porque no solo se trata del resultado, sino también del proceso que se considera como válido y socialmente legitimado para llegar a aquellos resultados, y allí es donde justamente la política se transforma en un espacio de toma de decisión plural.

En otras palabras, gobernar un país no es lo mismo a una consultora que arregla problemas sobre la base de indicaciones sumamente estructuradas, gobernar un país asume que existen distintas proyecciones hacia los años venideros y que, en el fondo de esto, evidentemente, hay marcos valóricos y normativos distritos, ideas distintas, experiencias distintas y biografías distintas, por lo cual es fundamental que la política logre compatibilizar y generar modelos de gobernanza de estas diferencias.

En un sentido radicalmente distinto, y transitando desde la relevancia nacional de la política hacia los distintos modos de hacer política en la vida cotidiana, el candidato en su frase desconoce que en la sociedad chilena actual existen infinitos grupos y, también, individuos particulares que mediante sus acciones diarias realizan actos cargados de contenido político. Es decir, la mayoría de nuestras acciones son políticas en la medida que manifiestan nuestra forma de pensar respecto a tal o cual tema, por ejemplo, los veganos y las veganas o vegetarianas con su dieta, los pueblos originarios que mantienen su lengua, incluso, cualquiera que participe en alguna iniciativa contra la desigualdad, ¿alguien podría decir que no son actos cargados de política?

En efecto, lo que he intentado hacer en este breve texto es tensionar incisivamente la frase mencionada por el candidato, relevando la importancia de la política en el mundo cotidiano y, también, para el desarrollo de un país en donde existen distintas visiones que deben coexistir.

Sí, señor candidato, la política debe politizarse y ojalá se politizara aún más, incluyendo a todas las perspectivas posibles.

La política es importante para nuestro país.

  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.

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