PAÍSFoto: AgenciaUNOLa votación sin disidencias se produjo en el momento más complejo que ha vivido el Poder Judicial en décadas y fue leída como una señal interna de orden y cohesión tras meses de fracturas. [ACTUALIZADA]
Por primera vez en más de dos siglos, la Corte Suprema será encabezada por una mujer. Este lunes 15 de diciembre, y en una votación unánime del Pleno, la ministra Gloria Ana Chevesich Ruiz fue elegida como nueva presidenta del máximo tribunal para el bienio 2026-2027, cargo que asumirá oficialmente el próximo 6 de enero, cuando el actual presidente Ricardo Blanco entregue el mando.
La definición no solo marcó un hito histórico, sino que también despejó una de las grandes incógnitas que atravesaban al Poder Judicial en medio de su crisis más profunda desde el retorno a la democracia —especialmente por el caso Hermosilla—. Tras más de dos horas de deliberación y pese a las divisiones internas que se habían evidenciado en semanas previas, los 18 ministros presentes optaron por una señal de cohesión: respaldo total a Chevesich.

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Abogada de la Universidad de Chile y con una trayectoria judicial de casi 40 años, Chevesich inició su carrera como relatora de la Corte de Apelaciones de Santiago en 1986 y luego como relatora del Pleno de la Corte Suprema. En 2002 juró como ministra del tribunal de alzada santiaguino, que llegó a presidir en 2013, y en agosto de ese mismo año fue nombrada ministra del máximo tribunal, convirtiéndose entonces en la octava mujer en alcanzar ese cargo.
Durante su paso por la Corte de Apelaciones dejó huella en la gestión judicial: creó una Unidad Especial de Tablas para ordenar la tramitación de causas, fortaleció el trabajo en recursos de protección y empujó la digitalización de procesos clave, como la tramitación de causas contra isapres y el pago de costas vía sistemas digitales.
Ya en la Corte Suprema, integró la Cuarta Sala Laboral o Mixta y asumió roles estratégicos en la administración del Poder Judicial. Fue miembro del Consejo Superior de la Corporación Administrativa del Poder Judicial en cuatro bienios, integrante del Comité de Personas y, entre 2019 y 2022, la primera vocera del máximo tribunal. Desde ese rol debió enfrentar uno de los períodos más complejos de la institución: la pandemia, la implementación de la Ley de Pago Efectivo de Pensiones de Alimentos y la Ley de Monitoreo Telemático en casos de violencia intrafamiliar.

Crisis en la corte
Su elección se produce en un escenario especialmente delicado. En los últimos dos años, el Poder Judicial ha sido sacudido por destituciones, investigaciones y acusaciones constitucionales vinculadas a casos de corrupción y tráfico de influencias, con el abogado Luis Hermosilla como figura central del también llamado caso Audio. La salida de ministros como Ángela Vivanco, Sergio Muñoz, Antonio Ulloa y Verónica Sabaj, sumada a la suspensión del supremo Diego Simpertigue, dejó a la Corte Suprema bajo un intenso escrutinio público y con una fractura interna evidente.
En ese contexto, la candidatura de Chevesich fue leída como la expresión de una línea más dura frente a la corrupción y a favor del respeto estricto de las normas, en contraste con posiciones más corporativistas. Esa diferencia quedó reflejada en la aparición de una candidatura alternativa, la de la ministra María Angélica Repetto, que amenazó con romper la tradición no escrita de elegir como presidente al ministro de mayor antigüedad. Finalmente, sin embargo, el Pleno optó por cerrar filas.
“En esta oportunidad efectivamente había surgido el nombre de otra colega, doña María Angélica Repetto”, reconoció Chevesich tras la votación. “Estuvimos largo tiempo conversando y se llegó a la conclusión de que debía asumir con el voto de todos los integrantes del Pleno”, afirmó.

“El factor género no fue decisivo”
En sus primeras palabras como presidenta electa, Chevesich asumió el desafío con un diagnóstico claro. “Estamos viviendo momentos muy complejos, pero estimo que la forma de superarlos es actuando con transparencia, pleno respeto de las normas constitucionales y legales, y teniendo una vida pública y privada que dé cuenta de los principios éticos que nos rigen”, señaló. También adelantó que su gestión pondrá en el centro a quienes trabajan en el Poder Judicial, subrayando la importancia de generar buenas condiciones laborales y reconocer que las instituciones están hechas de personas.
Consultada por el significado de ser la primera mujer en encabezar la Corte Suprema, Chevesich fue cauta: “El factor género no fue decisivo, sino el respeto a una tradición”. Aun así, admitió que si su nombramiento es visto como una señal de apertura e igualdad, “me satisface plenamente y me congratula”.
Con un respaldo unánime poco habitual en tiempos de crisis, Gloria Ana Chevesich asume ahora la tarea más compleja de su carrera: conducir al Poder Judicial fuera del descrédito, recomponer confianzas y enfrentar una etapa decisiva en la relación con los otros poderes del Estado, justo cuando se discute una reforma al sistema de nombramientos y con un nuevo gobierno a punto de asumir en La Moneda.
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