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lunes, 18 de abril de 2022

OPINIÓN POLÍTICA ¿La derecha con menopausia?

    

Se equivocan quienes suponen, que a la derecha, le llegó la menopausia. Veamos. En diciembre de 2021 sufrió una estrepitosa derrota la cual hizo pensar, cómo se diezmaban sus filas. Resultó un traspié, en su eterna marcha hacia la glotonería. En su dilatada historia de engullidora profesional, cometió en la elección presidencial de 2021 un error infantil. Se aferró a Sebastián Sichel, candidato resistido por las elites de la UDI, Renovación Nacional, EVOPOLI o Necrópolis y los grupúsculos que viven al aguaite. Esta derecha emperejilada, como es su costumbre, hizo gárgaras de democracia. Al menos, así se mostraba ante el país. Sebastián Sichel, su candidato blandengue, armado de escombros y vestido de Mesías, sucumbió por sus propias limitaciones. Quiso encantar y desencantó. Sonreía y su gesto semejaba una mueca. Mientras duró la campaña presidencial, sus partidarios le tendían celadas y contribuían a su entierro político. En la intimidad, amaban a José Antonio Kast, la novia secreta.

Este preámbulo se realiza, para entender cómo a diario, la derecha se reinventa. Quienes creen verla derrotada, sumida en el desconcierto y andrajosa, ignoran que sabe sobrevivir al naufragio. Lo ha demostrado a través de la historia. Jamás ha dejado de gobernar y ha sabido adecuarse a los cambios. Ahora, al comprobar cómo la Convención Constitucional avanza en sus acuerdos, muchos de los cuales hieren su piel amarilla, es decir sus prebendas, se despercude. Por algo, ha iniciado sus campañas de descrédito en contra de la Carta Magna.

¿A qué aspira? A redactar una constitución calcada a la de 1980, donde se introduzcan sutiles cambios de redacción y eliminación de algunos signos ortográficos. Quitar uno que otro adverbio e incorporar sinónimos, para adecuar el lenguaje a estos tiempos. No era de extrañar que, inventara a los amarillos, comparsa bisagra y chupamedias, cuyo creador es un tío oportunista, vinculado a El Mercurio y adulador de Agustín Edwards. Revise usted su currículo y quedará patitieso, al comprobar sus andanzas políticas y literarias, al servicio de la oligarquía. ¿Cómo negarle la oportunidad a vivir adherido a la teta Mercurial? Le coopera otro amarillo trepador, chueco desde siempre, aficionado a escribir novelitas cebollentas. Ahora, desdeñado por la elite y su patrón Sebastián Piñera, cuyo paradero nadie conoce, deambula y se empeña en exponer su servil condición. En semanas, estos amarillos, más de alma que de piel, donde hay amarillas pirulas, inició campañas dirigidas a desprestigiar la Convención Constitucional. Gritan y gimotean, dominados por la histeria, no la historia, adquirida en un temprano climaterio.

Esta derecha sanguijuela, prosigue afanada en su labor de destruir la Convención Constitucional. Si desde siempre ha ejercido el poder económico y político entre bambalinas o a pecho descubierto, la eventual promulgación de la nueva Carta Magna, vendría a ser una lápida. ¿La aceptarán o buscarán los medios de frustrarla? Las opciones están abiertas. En los 17 años de la dictadura cívico militar y en los años de gracia a partir de 1990 hasta hoy, esta derecha insaciable, se ha enriquecido como jamás lo hizo. Nunca lograron tantos beneficios económicos y prebendas políticas. En dictadura, las empresas del estado se rifaban o se hacían bingos para adquirirlas. Quienes se beneficiaron en aquella época, manifiestan: “Crecieron gracias a nuestros esfuerzos y desvelos personales; al emprendimiento de una clase social, desde siempre, comprometida con la grandeza de Chile”.

Entonces, corresponde agradecerles por sus generosos afanes, en beneficio de la patria. Porque la patria es una sola. Y en un gesto de reciprocidad y admiración hacia ellos, se debe adecuar la Constitución a sus intereses de clase. Olvidarnos de exigir justicia social, desde hace años anhelada por el pueblo. Los tiempos, dirán estos sinvergüenzas enchuecando la boca, no son propicios para realizar experimentos.

 

Por Walter Garib

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