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viernes, 31 de marzo de 2017

MARCHA NUMERO 34 POR EL CIERRE DE PUNTA PEUCO.

Viernes 31 de marzo 2017.
Este viernes nuevamente marchamos frente el palacio de la moneda en nuestra vuelta numero 34 por el cierre de punta peuco.
Marcos Rodriguez G.
AFDD.
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Este viernes 31 de marzo 2017. Realizamos las trigésima cuarta vuelta por el cierre de punta peuco. Esta marcha la realizamos frente el palacio de la moneda ...
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URGENTE

Julio Oliva García hay que hacer la de Paraguay... https://m.facebook.com/story.php...
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Telefuturo transmitió en vivo.
5 h
[URGENTE] Golpe Parlamentario en #Paraguay: 25 senadores aliados violaron la Constitución a puertas cerradas y aprobaron el proyecto de enmienda para incluir la reelección. Manifestantes molestos queman la sede legislativa #Telefuturo

TRIGÉSIMA CUARTA VUELTA POR EL CIERRE DE PUNTA PEUCO.

Viernes 31 de marzo 2017.

DISCURSO DE LA PRESIDENTA DE LA AGRUPACIÓN DE FAMILIARES DE EJECUTADOS POLÍTICOS ALICIA LIRA MATUS.
QUEREMOS VERDAD Y JUSTICIA.
Y REPARACIÓN Y MEMORIA.
Marcos Rodriguez G.
Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos.
CHILE
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Este viernes 31 de marzo de 2017. La Agrupación…
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QUEREMOS EL CIERRE DE PUNTA PEUCO

Viernes 31 de marzo 2017.
34 TRIGÉSIMA CUARTA VUELTA POR EL CIERRE DE PUNTA PEUCO FIN A LOS BENEFICIOS A LOS VIOLADORES DE DERECHOS HUMANOS Y CIERRE DE PUNTA PEUCO. VIERNES 31 DE MARZO A LAS 13:00 HORAS MORANDÉ CON ALAMEDA.
AGRUPACIÓN DE FAMILIARES DE DETENIDOS DESAPARECIDOS Y EJECUTADOS POLÍTICOS
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jueves, 30 de marzo de 2017

QUIEREN QUE JACKSON PIDA DISCULPAS POR LA VERDAD.

Voceros del ex Presidente acusaron "un acto de insensible crueldad o soberana ignorancia" de parte del diputado

Laguismo acusa el golpe y responde en duros términos a Jackson por decir que "a una parte de la Nueva Mayoría no le molesta el legado de Pinochet"

por  30 marzo, 2017
Laguismo acusa el golpe y responde en duros términos a Jackson por decir que
El parlamentario se sumó ayer a los dimes y diretes entre la derecha y el gobierno a raíz del grito de "¡Viva Chile y Pinochet!" que se oyó en la proclamación de Sebastián Piñera, asegurando que en el conglomerado oficialista "hay dos almas".

"Hemos leído estupefactos su declaración de que a una parte de la Nueva Mayoría "no les molesta tanto el legado de Pinochet". Queremos creer que ha sido una distracción, o la tentación de lanzar una frase ingeniosa, pero poco feliz".
Así comienza una misiva abierta firmada por un grupo de voceros del ex Presidente y precandidato presidencial, Ricardo Lagos, que salió en respuesta a las declaraciones del diputado de Revolución Democrática, Giorgio Jackson.
El parlamentario del Frente Amplio se sumó ayer a los dimes y diretes entre la derecha y el gobierno a raíz del grito de "¡Viva Chile y Pinochet!" que se oyó en la proclamación de Sebastián Piñera, asegurando que en el conglomerado oficialista "hay dos almas".
"Para nosotros más que volver a la dicotomía del 'Sí o No', desde RD y buena parte del Frente Amplio más que hablar de Pinochet o no, es hablar de su legado, versus una transformación de ese paradigna. Creo que ahí en la Nueva Mayoría hay dos almas, más allá de los autoritarismos, ellos están en contra de eso, lucharon en contra y arriesgaron la vida en contra de esos autoritarismos, hoy no les molesta tanto el legado de Pinochet", declaró Jackson en Emol.
Este jueves, la carta que lleva las rúbricas de Eugenio Severin, Gloria de la Fuente, Paula Vial Reynal, Iván Poduje, Ana María Arriagada, Max Spiess, Laura López, Ignacia Fernández, Francisco Soto, recuerda que "la Concertación y la Nueva Mayoría han gobernado, por decisión de los chilenos, por 24 de los últimos 28 años".
Agregando que "en ese período, se redujo la pobreza del 36% al 7%, el PIB pasó de 800 dólares per capita a más de 25.000, hoy acceden a la educación superior 1 millón de estudiantes más que entonces por poner sólo algunos ejemplos de un periodo del que muchos nos sentimos orgullosos. Por su puesto, como en todo proceso humano, se cometieron errores, nos faltó fuerza para empujar otros cambios y más veces de las que quisiéramos nos falló la eficacia y eficiencia".
"Ustedes por su parte, tiene todo el derecho de discrepar de estos y muchos otros logros. La democracia que recuperaron y han reconstruido tantos hombres y mujeres que en sus declaraciones desprecia, le otorga no sólo su cargo de representación en el parlamento, sino el derecho de la libre opinión y expresión", prosigue la misiva.
"Muchas de esas personas sufrieron la persecución y la cárcel, el exilio y la tortura. Vieron morir a sus hermanos, a sus padres y a sus amigos en manos de una dictadura terrible. Y aún así, lucharon arriesgando sus vidas y, con sus limitaciones y fragilidades, han puesto su mejor empeño para estar a la altura de los desafíos de cada tiempo", hace hincapié.
"Si no fue una distracción, acusar a algunos de quienes nos identificamos con la Concertación y la Nueva Mayoría de simpatizar "con el legado de Pinochet" es un acto de insensible crueldad o soberana ignorancia, que lamentaríamos profundamente en un político en el que en otros momentos depositamos esperanzas de cambio. Esperamos sinceramente que rectifique, pida disculpas del caso, de manera de volver a creer que es posible un país distinto, en que nos definan mejor los sueños de futuro, que las categorías del pasado", concluye la carta de los voceros de Lagos.

APOYEMOS A LOS DAMNIFICADOS POR EL INCENDIO

Jueves 30 de marzo 2017
VECINOS Y VECINAS DE FAMILIAS AFECTADAS.
GONZÁLEZ BRAVO Y FAMILIA CÁCERES GONZÁLEZ.
Realizaran bingo a beneficio.
EL BINGO se realizará el día SÁBADO 01 DE ABRIL A PARTIR DE LAS 20:00 HORAS, en Sede Club Deportivo.
" SANTA LAURA" ubicado en Ñancu # 1434 Población Santa Laura comuna del Bosque.
Adhesión $ 1000 con derecho 1 Cartón.
Apoya Lorena Downey Concejal.
APOYEMOS A PONERSE DE PIE A NUESTROS VECINOS.
Sinistriados.
Marcos Rodriguez G.

Hoy visitamos la casa de Ana Frank en donde estaba el escondiste en el que vivió por más de dos años hasta ser llevada ella y su familia al campo de concentración.

Hoy visitamos la casa de Ana Frank en donde estaba el escondiste en el que vivió por más de dos años hasta ser llevada ella y su familia al campo de concentración. Me acordé de mis hermanos Waldo y Lorena y de todos mis amigos, hijos de detenidos desaparecidos, a quienes les fue interrumpida la niñez de manera tan brusca y de como, a pesar de horror, encontramos la manera de ser felices y creer en que otro mundo si era y sigue siendo posible. Un abrazo para todos ellos y mi cariño de siempre.
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QUEREMOS EL CIERRE DE PUNTA PEUCO


Jueves 30 de marzo 2017.
34 TRIGÉSIMA CUARTA VUELTA POR EL CIERRE DE PUNTA PEUCO FIN A LOS BENEFICIOS A LOS VIOLADORES DE DERECHOS HUMANOS Y CIERRE DE PUNTA PEUCO. VIERNES 31 DE MARZO A LAS 13:00 HORAS MORANDÉ CON ALAMEDA.
AGRUPACIÓN DE FAMILIARES DE DETENIDOS DESAPARECIDOS Y EJECUTADOS POLÍTICOS
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DIA DEL JOVEN COMBATIENTE 2017

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Marcos Cariz Villanueva
Velaton en calle 30 de octubre poblacion la Victoria

miércoles, 29 de marzo de 2017

Desaparecidos, un crimen que no cesa

Licenciada en Filosofía, miembro de Londres 38, espacio de memorias

La insistencia en que estos temas forman parte de un pasado superado encuentra resonancia en sectores importantes de la sociedad. Diversas formas de negación, indiferencia y complicidad acusan finalmente un temor: el temor a la actualidad del conflicto y a sus continuidades en el presente.
Una reciente resolución de los tribunales dictó sentencia contra 11 miembros del ejército, carabineros y policía de investigaciones como autores y cómplices de lo que se ha denominado como “secuestro permanente” en el caso de mi hermano Martín y su compañera María Inés Alvarado Börgel, secuestrados hace ya casi 43 años y desaparecidos desde Londres 38. Militantes del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR), eran parte entonces de los primeros y solitarios esfuerzos de resistencia a la dictadura. Los victimarios son agentes formados, organizados, financiados, y hoy pensionados por el Estado chileno; parte de un numeroso contingente que, en su inmensa mayoría, se encuentra en libertad y vive entre nosotros.
Después de tan prolongada búsqueda y de innumerables denuncias, luchas y reclamos, esta sentencia podría ser motivo de algo parecido a la satisfacción. Sin embargo, la justicia no solo ha sido tardía sino también incompleta: apenas fragmentos de verdad, bajas condenas para un reducido grupo de responsables, e indemnizaciones “austeras”, al decir de Ricardo Lagos. Hasta ahora los tribunales se han limitado a establecer el secuestro y el paso de las víctimas por los centros de detención y tortura sin indagar los homicidios y el ocultamiento posterior de los cuerpos.
Carentes  de una estrategia global, las investigaciones se han centrado en casos individuales omitiendo el carácter sistemático del exterminio que buscó destruir las organizaciones sociales y políticas protagonistas del más amplio movimiento popular de nuestra historia. De 1.193 personas detenidas desaparecidas en Chile, apenas 104 han sido encontradas e identificadas. Así, la mayoría de estos procesos no ha aportado prácticamente nada que no supiéramos ya hace cuatro décadas en tanto las preguntas principales siguen sin respuesta: ¿dónde están? ¿qué hicieron con ellos y ellas? ¿cuándo? ¿quiénes son los responsables?

Una segunda desaparición

Durante más de 40 años ha habido más líneas de continuidad que de cambio en las políticas del Estado en este ámbito, por eso, el resultado ha sido el mismo: la impunidad en la inmensa mayoría de los casos.
En democracia, el poderoso sistema de encubrimiento, operado desde el Estado, fue conservado prácticamente intacto a lo largo de 26 años de gobiernos civiles que hicieron de la política del consenso y la reconciliación con los representantes de los victimarios la base de la gobernabilidad. En medio de una búsqueda incesante de “dar vuelta la página”, las autoridades no han tenido la voluntad política, la inteligencia ni el coraje de generar las condiciones para hacer posible y exigible la verdad.
La porfiada resistencia de los familiares y las organizaciones de derechos humanos ha permitido reabrir una y otra vez las causas, pero ello no ha sido suficiente. El paso del tiempo ha hecho su contribución a la impunidad, parte de la apuesta de los victimarios y sus cómplices. Poco han importado los compromisos suscritos por el Estado chileno a raíz de la detención y procesamiento de Pinochet en Londres, hecho histórico que no solo marcó un antes y un después para el derecho internacional, sino que obligó a los tribunales nacionales a traspasar los límites establecidos bajo el gobierno de Patricio Aylwin con su doctrina de “la justicia en la medida de lo posible”.
Pero ese impulso posterior a 1998, no tuvo un efecto duradero. Diversas estrategias han paralizado o enlentecido, una vez más, la acción judicial lo cual replantea la necesidad de acudir nuevamente a las instancias internacionales que en diversas oportunidades han cuestionado al Estado de Chile por su incumplimiento de los compromisos y convenios internacionales en este ámbito.
Recientemente, la Corte Suprema redujo de 18 a 4 los jueces que llevan investigaciones por violaciones a los derechos humanos en dictadura, y el presidente de la Corte Suprema Hugo Dolmetsch ha afirmado que “las cosas tienen que tener su término”. Junto a otros personeros políticos y religiosos ha emprendido una verdadera cruzada mediática, dícese “humanitaria”, para el otorgamiento de beneficios a los militares y policías condenados.
Esta preocupación “humanitaria” tan focalizada no ha alcanzado a las víctimas de esos reos –que esperan justicia desde hace décadas–, tampoco a quienes cumplen condenas por delitos comunes en condiciones inhumanas. Además, ha desviado el debate, dejando de lado la cuestión de fondo: la persistencia de la impunidad en la inmensa mayoría de los casos: apenas 117 agentes han sido condenados, de un total de 1.373 procesados.
En estas condiciones, promover la reducción de las penas y el cierre de los procesos resulta una paradoja perversa, especialmente en los casos de desaparición forzada, ya que se trata de crímenes que no cesan y que continúan ejecutándose hasta hoy en virtud del silencio de los victimarios y sus cómplices y los limitados avances de los tribunales.
Contradiciendo esta realidad, el discurso oficial ha intentado convencernos de que Chile es un ejemplo de justicia transicional. Esta negación y la violencia simbólica que conlleva equivale a una segunda desaparición de los desaparecidos.

Privatización del conflicto

La insistencia en que estos temas forman parte de un pasado superado encuentra resonancia en sectores importantes de la sociedad. Diversas formas de negación, indiferencia y complicidad acusan finalmente un temor: el temor a la actualidad del conflicto y a sus continuidades en el presente. Por eso, entre nosotros predomina una suerte de privatización del conflicto. En un país donde todo se ha privatizado, hasta el daño perpetrado por el Estado, las violaciones a los derechos humanos son vistas, generalmente, como un tema de los “directamente afectados”, de “los familiares”, con quienes se solidariza, sin necesariamente asumir la demanda como propia, como parte de un compromiso más amplio con la verdad y la justicia.
Estas distinciones son funcionales al poder reconciliador. Desde su óptica, es como si el terrorismo de Estado no hubiera producido efectos sociales, políticos, económicos y culturales sobre el conjunto de la sociedad. Como si su objetivo no hubiera sido la destrucción de un proyecto político y de determinadas formas de la política. Como si los muertos no fueran la contracara necesaria e inseparable del proyecto refundacional de la dictadura preservado en democracia. Reverso y anverso de un mismo proceso.
Para hacer justicia se requiere más que la esquiva acción de los tribunales y de los organismos del Estado. Es necesario el reconocimiento social y público de lo vivido, hacerse cargo del pasado, de sus efectos en nuestro tiempo, de las nuevas formas de represión, de la criminalización de la protesta social, de la ocupación militar del territorio mapuche, de la tortura, de las decenas de muertos y de los tres casos de detenidos desaparecidos en democracia que se mantienen impunes. También hay que hacerse cargo de la indiferencia y, sobre todo, de la aprobación de estas prácticas. Como lo ha señalado Pilar Calveiro respecto a Argentina, e igualmente aplicable a nuestro país, “el terror  contó con algún grado de consenso social, que puso en evidencia que nuestra sociedad  probablemente era –y es–  mucho más autoritaria  de lo que frecuentemente estamos dispuestos a creer.
Junto con esta semejanza tenemos también diferencias con el país vecino que contrastan con nuestra realidad, entre ellas el amplio rechazo social al terrorismo de Estado y el reconocimiento del conflicto. Un ejemplo reciente fueron las multitudinarias manifestaciones en las calles de Córdoba con motivo del juicio a los militares responsables del centro de detención y desaparición La Perla: más de 10 mil personas corearon consignas y portaron pancartas donde se podía leer “El juicio es de todos”, “Los juzga un tribunal, los condenamos todos”.
En lugar de esas expresiones masivas, en Chile cada septiembre se reproducen en torno a la efeméride los actos conmemorativos, oficiales y oficialistas, de una memoria doliente y compasiva que, junto con recordar a las víctimas vaciadas de su potencia y protagonismo histórico y político, omite la responsabilidad de los poderes actuales en la mantención de la impunidad, con el telón de fondo de la gastada retórica del “Nunca más” y del reconocimiento tardío de lo que “pudo haberse hecho y no se hizo”, omitiendo, claro, lo que podría hacerse en el presente.
Así, la “deuda” de la que se acostumbra hablar no es solo una cuenta pendiente de los tribunales. Tampoco basta con el simple reconocimiento de un conjunto de principios universales, o de más educación en derechos humanos, como se suele afirmar. Es necesaria una sanción y una condena social amplia y explícita porque el problema es principalmente político, del orden que nos gobierna. Por eso, como en ese pasado que algunos quieren olvidar, el desafío principal sigue siendo la transformación de ese orden y de las formas de ejercicio y distribución del poder. De ahí, y solo de ahí, tal vez pueda surgir la verdadera justicia.

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