Por María Cristina Prudant
 Juan Gabriel Valdés (PS) es licenciado en derecho, político y diplomático. Hijo del emblemático dirigente de la Democracia Cristiana, Gabriel Valdés. Fue ministro de Relaciones Exteriores en el gobierno de Eduardo Frei Ruiz Tagle. Y embajador en Washington durante el gobierno de Michelle Bachelet. Hasta hace poco estuvo seis meses haciendo clases de Relaciones Internacionales en la Universidad de Columbia en Nueva York. Asumirá como profesor de la Universidad de Chile en el Instituto de Estudios Internacionales y colaborará con el rector. 
 
Comenta que está “totalmente apartado de la política”. Participa muy activamente en el Foro Permanente de Política Exterior, que es un organismo que fue creado junto con personas como Carlos Ominami, Juan Somavía, Adriana Delpiano, Marta Maurás, Cecilia Valdés y otras 60 personas más entre los cuales está José Miguel Insulza y el ex canciller Mariano Fernández. “Todas personas que hemos dedicado nuestra vida a la política exterior, internacional y desde el momento que se produjeron los primeros episodios extravagantes en la política exterior de Chile, como el viaje a Cúcuta decidimos que teníamos que teníamos que entrar a debatir y a presentar nuestros puntos de vista, cosa que hemos hecho” precisó a Cambio21.    
 
¿Qué le ha parecido el desempeño del gobierno en el tema de las relaciones exteriores; Venezuela, migración, visita de Piñera a Cúcuta y otros?
Yo no sé si pondría los acontecimientos de la misma manera, me preocupan esos temas y otros, pero en general el gobierno ha extraviado la política exterior y el extravío no se debe a una situación de torpeza como pensábamos que era antes en una cancillería previa sino que parece responder, ya que hubo cambio de canciller, parece responder a una línea política que no está siendo dada  por la Cancillería  sino desde otra parte y por lo tanto aquí hay dos víctimas; la política exterior de Chile y la consistencia de esa política y la Cancillería.
 
Ahora, la lista de acontecimientos que a mi juicio producen una ruptura tiene que ver básicamente con una suerte  de renuncia de Chile a su participación plena y a su iniciativa en el terreno multilateral. Chile fue siempre un país que entendió que su seguridad y su destino como sociedad en el concierto de las naciones era insertarse en el marco multilateral y cuando nosotros renunciamos el tratado de Escazú, que nos obligaba y nos comprometía con otros países en la defensa del medio ambiente y contra el calentamiento de la atmósfera, eso es perfectamente contradictorio con lo que estamos haciendo de organizar la Cop25.
 
Y cuando decimos que no queremos participar en el pacto de migraciones de Naciones Unidas y al mismo tiempo estamos diciendo que vamos a buscar colaboración con otros países para el tema de la inmigración estamos contradiciendo absolutamente la línea central. Hay no solo inconsistencia sino, aparentemente hay una renuncia, una búsqueda de no continuar moviendo los temas multilaterales. El caso más dramático es la carta escrita a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos en la cual Chile reclama, igual que Maduro, un tratamiento especial para sus tribunales de justicia y para sus decisiones internas. Entonces, hay una suerte de retiro que yo lo observo como el claro impacto de la política de Trump.
 
Y, efectivamente pienso que aquí lo que se está haciendo y lo que ha hecho por lo demás el Presidente de Argentina durante la visita de Pompeo y lo que está pasando con la reunión latinoamericana que se realizó con el secretario de Estado, son maneras de agradar a Trump, son maneras de acomodarse al mundo que construyó Trump que es un mundo anti multilateral, anti Naciones Unidas y en el fondo un tipo de diplomacia transaccional basada en una relación bilateral  y no en la construcción de grandes acuerdos con el resto de los países.
 
Trump ha sido tan irreverente, no respeta nada y ataca a todo el que puede como, recientemente lo hizo en contra de las congresistas norteamericanas. ¿Qué le parece a usted?
Yo me temo que sea exactamente lo que está diciendo. Creo que Trump está agitando el racismo y la polarización de la sociedad americana porque piensa que eso lo favorece electoralmente. La característica principal de un populista, y Trump es la máxima expresión del populismo, es que todo lo que hace es en su beneficio electoral, nada de lo que planifica no lo que actúa, ni en el terreno nacional ni internacional, está desvinculado de la idea de una campaña electoral permanente que es lo que hace el actual gobierno americano.
 
El informe de Michelle Bachelet sobre Venezuela ¿cree usted que ha repercutido en los partidos que formaron la Nueva Mayoría?
Veo que hubo un total acuerdo en lo que fue la Nueva Mayoría o la oposición que reúne a los grandes partidos, vale decir, la oposición actual reaccionó de manera unánime en apoyo a la Presidenta Bachelet  y al tipo de consideraciones que hacía en el informe. He leído que grupúsculos más marginales han salido con una actitud muy crítica hacia lo que dijo Michelle Bachelet, pero la verdad es que ese no es un problema, ni para Michelle Bachelet ni siquiera para la opinión pública chilena sino que es un  conflicto interno dentro del Frente Amplio que tendrán que resolver ellos.
 
Porque no se entiende que personas como Gabriel Boric  o Revolución Democrática, en general, tengan una postura y de pronto aparezca un grupo de partidos que uno escasamente escucha nombrar en la prensa, que salen atacando a Michelle Bachelet en el mismo tono que la ataca Maduro.
 
Este informe ha vuelto a posicionar más la figura de Michelle Bachelet y en nuestro país sigue apareciendo en las encuestas. ¿A usted le parece que ella podría postular a un tercer período?
Creo que no hay nada más lejos de la cabeza de la Presidenta Bachelet que postular a un tercer período. No se le ha pasado por la cabeza y yo creo que sería una gran cosa que surgieran nuevos lideratos porque Chile los requiere, pero nadie puede negar que Michelle Bachelet está en el corazón de una gran parte de los chilenos que las siguen considerando una líder.
Los partidos de la oposición han intentado varias veces la reunificación pero no lo han logrado, ahora buscan concretarlo. ¿Le parece a usted que esta vez puede resultar?
Naturalmente, que soy partidario de que se genere un grado de convergencia y unidad, pero esa unidad solo se puede construir de manera estable sobre la base de un proyecto de país y eso es lo que hace falta. No existe un concepto de lo que se quiere hacer en Chile y por eso vamos a saltar para un lado con las isapres, vamos a saltar para otro lado con las AFP, con temas de salud, medioambiente y vamos a tener permanentes discusiones desde cero como si en realidad estuviéramos discutiendo siempre a partir de lo que no conocemos.
Entonces, yo pienso que en realidad lo que aquí hay que hacer es generar diálogos en la oposición sobre lo que los partidos desde la Democracia Cristiana hasta el Partido Socialista, PPD, incluso más allá en el Frente Amplio, en el Partido Comunista si quiere pensar sobre el país, planear para un período de 4 o 5 años, 10 años. Veo gente que llega con posturas maximalistas como si el gobierno de Piñera fuera Lenin, entonces le piden cosas absolutamente absurdas.
 
No se puede transformar de manera radical las AFP habiendo un gobierno de derecha en La Moneda por lo tanto, las peticiones sobre esa materia son ingenuas o son engañosas. Aquí de lo que se trata es de ser capaces de determinar  cuál es el proyecto de país que queremos para los 5 años próximos entendiendo que todos esos proyectos van a tener una visión de más largo plazo, pero eso no hemos sido capaces de hacerlo por lo tanto, estos acuerdos de oposición pueden ser tan efímeros como los momentos de discrepancia. Pasamos de una discrepancia a un  acuerdo sin casi darnos cuenta, pero la opinión pública se siente lejana a ese juego y por lo tanto la gente no se siente interpretada por ese tipo de fenómenos.
 
El Partido Socialista ha tenido muchos problemas internos ¿Usted cree que Elizalde logrará mejorar la situación?
Yo no tengo nada contra Alvaro Elizalde y le deseo que le vaya bien como presidente del partido y quisiera que el partido se recuperara. Yo no participo ni he participado en el pasado y ni tengo ningún interés en perder tiempo en estas peleas personales, en estas pugnas absolutamente pasionales que se producen al interior del Partido Socialista. Me parecen irresponsables y no acercan al partido a la gente que, efectivamente se siente socialista en el país, en general, a la militancia.
 
Pero deseo que Alvaro Elizalde tenga éxito en lo que está tratando de hacer, pero  soy escéptico porque he visto un partido que opera en una suerte como de espacio gris y no veo que salga el sol mostrando lo que tiene que decirle a Chile y eso es lo que le falta al partido, le falta aire fresco. Entonces, esa situación me lleva a ser escéptico respecto a lo que está pasando y sigo muy preocupado con el cuadro interno.
 
¿Cree usted que la centroizquierda puede recuperar el gobierno en la próxima elección presidencial?
Sí, absolutamente. Creo que en la medida que se encuentre a alguien que sea capaz de recoger un mensaje de la gente, que son cambios que la gente necesita, quiere en este país. Y tiene  que ver también con la recuperación de un trato de digno, respetuoso, tolerancia y de pluralismo y siento que estamos muy llenos de pugnas y de polarización por lo tanto creo que si nosotros lográramos encontrar un tono junto con un proyecto podríamos fácilmente recuperar la presidencia de Chile. El problema está en que recuperar un tono y un proyecto no es una tarea fácil, requiere de líderes con capacidad, personalidad y fuerza y eso es lo que nos está faltando.

¿Usted cree que la derecha, en este momento, está posicionada porque la centroizquierda no está unida?
No creo que la centroizquierda esté posicionada. Este es un gobierno de administración que lo está administrando bien y eso constituye, sin duda, un problema para el gobierno. Hay todos los días hechos que son absolutamente sorprendentes, inesperados, raros y eso tiene que ver con una dificultad para administrar un país que requiere más que administración. Entonces, siento que la centroderecha tiene una confusión en la aparición de Kast, que puede destruir la UDI. De hecho ceo que ya la está destruyendo y creo que esta UDI, recurriendo todos los días a pequeñas historias sobre la época pasada tiende a mostrar de que está siendo herida por el discurso de alguien que les resulta más cercano al final  al electorado de la UDI que la propia UDI.
 
Y por otra parte siento que el Presidente, que es una persona que siempre consideré de centroderecha y que tuvo la enorme posibilidad, única diría yo, de armar una alianza de centroderecha que durara  en el tiempo en un cuadro en que la Democracia Cristiana estaba postrada y en que tenía una enorme cantidad de dirigentes que veían su gobierno con gran simpatía, prefirió irse con la UDI y está prefiriendo el voto de la ultraderecha más que del centro y eso le está causando daño. Para mí esa fue una opción incomprensible solo la entiendo por la capacidad de presión que la UDI tiene adentro del gobierno.
 
Las encuestas verifican la caída del gobierno y de Piñera que se nota muy deteriorado, su imagen ya no es la misma. ¿Le parece a usted que pueda estar enfermo o es el peso del cargo?
La presidencia es terriblemente desgastante. A mí me tocó una vez cuando era muy joven ir a ver a Eduardo Frei en La Moneda y fui con José Joaquín Brunner y él me hizo un comentario que no olvidaré nunca me dijo: mira a Frei se ha envejecido 20 años en los últimos seis meses y se me quedó grabado. Y creo que sí, que la Presidencia es una tarea tremenda, extraordinariamente difícil y por lo tanto, creo que el Presidente está en esa situación, pero le deseo la mejor salud y que resuelva sus problemas.
 
¿Cómo evalúa usted la gestión que ha hecho Piñera?
Ha sido una gestión mediocre sobre la base de las expectativas que creó como gran crecimiento que no están ocurriendo. Tengo una perspectiva que la digo con respeto, pero la planteó porque es mi manera de mirar las cosas. He vivido afuera demasiados años, he estado en Estados Unidos los últimos seis meses y antes 4 años con Michelle Bachelet como embajador en Washington y tengo crecientemente la impresión de que los ministros de Hacienda son capaces de decidir  algo así como el 20% de la situación económica interna de un país, vale decir  desde hace mucho tiempo que cuando alguien dice son las condiciones externas hay otro sector que le grita no es su ineficiencia, pero la verdad que es cierto que son las condiciones externas y los gobiernos tienen enormes dificultades para poder cambiar esas condiciones externas.
El Tribunal Constitucional ha estado de protagonista el último tiempo ¿qué evaluación hace  usted de este organismo?
He leído las discusiones jurídicas sobre el tema y no voy a entrar en el aspecto técnico, pero sí puedo decir que del punto de vista del proceso democrático no cabe la menor duda que esta institución se ha transformado en una especie de bloqueo de lo que los tribunales de justicia tienen que hacer y lo que el parlamento tiene que hacer. Entonces, todas las veces que hay una legislación que no le gusta a los sectores minoritarios en el Parlamento, recurren al Tribunal Constitucional y paralizan las decisiones del Congreso, en cualquier área y si ahora estamos viendo que personas pueden llegar al Tribunal Constitucional a paralizar procesos de investigación como los que se están dando hoy día en torno al ejército, obviamente que para la ciudadanía este tribunal se transforma en una especie de tribunal superior a la Corte Suprema y demora los procesos y genera una sensación de ilegitimidad. Nosotros tenemos que de alguna manera reconstituir y en un esfuerzo muy fuerte proteger la institución. Estados Unidos pasa por una profunda crisis institucional hoy día, no es solamente Trump, ni es la política exterior y las consecuencias que puede tener son fenomenales. Nosotros en Chile no debemos permitir que se nos erosionen las bases de credibilidad y legitimidad de las instituciones y siento que el Tribunal Constitucional no está aportando en ese sentido.

El ejército y la corrupción

El ejército ha estado en el ojo del huracán con los problemas de corrupción ¿qué cree usted que se debiera hacer en este caso?
Yo siento que aquí hay prácticas muy antiguas. Yo he visto las acusaciones contra el general Oviedo y otras que son prácticas antiguas en el ejército y  que es muy bueno que se corrijan de una vez por todas y que se corten de raíz. Tengo confianza de que en esa  materia nosotros tenemos vastos acuerdos a nivel parlamentario sobre la necesidad de corregir la corrupción sin vacilar, pero lo que si me preocupa es que existan mecanismos por los cuales estos juicios, en vez de hacerse de cara a la opinión pública  y mostrando lo que ha sucedido se transformen en grandes enredos jurídicos a partir de recurrir a tribunales que son capaces de paralizar las causas. Creo que el tema es muy grave, también en carabineros, y debería ser el tema de la reconstitución institucional y el tema de las instituciones en Chile uno de los temas centrales de la oposición en su visión futura del país. Nadie quiere quebrar instituciones, de lo que se trata es de darles más conformación y más solidez porque una democracia no funciona sin instituciones legítimas.
 
Otra cosa es el tema de Defensa nacional y la manera como la estamos mirando porque, efectivamente y este es un tema regional y  también se ve muy bien desde afuera. Los niveles de gasto son absolutamente insostenibles en el tiempo y nosotros  no podemos estarnos obligando los países vecinos a mantener altísimos niveles de gasto cuando en realidad las hipótesis de guerra debieran ser revisadas por cuanto no responden a lo que es la realidad. Ninguno de nuestros países está en condiciones de dejar masas de gente que no están incluidas en el proceso de desarrollo simplemente porque estamos permanentemente obteniendo las armas más sofisticadas  y gastando cantidades gigantescas de dinero en torno a esas cosas.