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lunes, 14 de junio de 2021

Sin el voto popular no hay victoria

    

Un poco de matemáticas elemental nos permitía suponer la elección de Claudio Orrego como el primer Gobernador electo de Santiago. El desafío de Karina Oliva estaba en la difícil tarea de convencer a la ciudadanía que no había votado a asistir a las urnas. Esto no sucedió e incluso la participación electoral cayó a menos del veinte por ciento.
Sin duda, una de las principales causas de la baja participación tiene que ver con la carencia de representatividad de quienes aparecen como candidatos. Los Partidos Políticos y las alianzas políticas aún no han asumido esta evidencia. Creo que no basta con el criterio de ser un fiel y destacado militante del “partido”. Los Partidos Políticos esperan que los ciudadanos los apoyemos en sus decisiones, quizá sea legítima una inversión transformadora en donde los Partidos Políticos se sumen a las causas ciudadanas. Una democracia madura y diferente podría hacerse más representativa de este modo, pero aquello supone una activa participación política de la ciudadanía en la disputa del poder.
Las elecciones de gobernadores vuelven a mostrar una derrota importante para la derecha, que sigue acorralada entre las cuerdas no sólo en Chile sino que en nuestra región continental. Sin embargo, en varias provincias la centro derecha sigue siendo votada y aún no se visualiza una modificación sustancial hacia la izquierda. La política del patrón aún funciona y no se advierte de manera importante una izquierda campesina.
En Santiago la derecha no llevaba representante a la segunda vuelta, sin embargo el voto disciplinado y los temores de la clase social privilegiada determinaron la elección a favor de Orrego. La derecha no está totalmente derrotada y sigue siendo un factor de incidencia relevante en las urnas. La elección de Orrego puede ser entendida como la victoria electoral de la derecha.
Ya sabemos que los candidatos a la elección presidencial desde los partidos de izquierda son Daniel Jadue y Gabriel Boric. Los resultados en Alcaldes, Concejales y Convencionalistas Constituyentes, desde el optimismo, abren la posibilidad de pensar en un balotaje entre el centro y la izquierda. Sería esto nuevamente una derrota para la derecha que lleva como candidato fuerte a un constante perdedor de elecciones presidenciales que es Joaquín Lavín y varios otros que en las encuestas están lejos de él. Del centro político puede salir cualquier cosa y ya está claro que no se sumaron a las fuerzas de izquierda.
En este caso, el centro político, como siempre, se dispersará e irá hacia la derecha (por ejemplo la DC) y los demás, como siempre dubitativos e inseguros jugarían sus fichas hacia las dos direcciones. El centro se ha fortificado en esta opción de estar al medio, ni allí ni allá o como dice la popular canción de Víctor Jara  “usted no es ná, ni chicha ni limoná”.
Nuevamente la oportunidad más cierta de la izquierda está en alcanzar el aumento de la participación ciudadana en las elecciones. A mi modo de ver, Daniel Jadue es un candidato que tendría más opciones en el voto popular, la experiencia en terreno y su constante trabajo a favor de las políticas sociales le podrían favorecer.
Por otra parte, a esta izquierda parlamentaria que va jugando la opción presidencial, aún no ha logrado convertirse en una fuerza pluripartidista. No basta con hacer una competencia limpia como le hemos apreciado a Boric, cuando Jadue ha quedado expuesto a la crítica engañosa de los operadores políticos. Falta aún un programa de Gobierno que logre aclarar los mínimos comunes. Ese programa de mínimos comunes tiene que incluir una lógica popular y pluripartidista. Ese modo de ver la política fue el sustento de la victoria de Allende. Pero aquello invita a un gesto importante del PC y de Jadue, más allá de los dogmas, intereses y soberbia.
Por Alex Ibarra Peña

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