DECLARACION PÚBLICA
Hoy que la justicia chilena otra vez comienza a sacarse la venda para, sin pudor, pretender cubrir, una vez más, con un manto de olvido, los asesinatos y atropellos a que los chilenos fuimos sometidos durante la dictadura comandada por el esbirro Pinochet, la CORPORACIÓN LA SERENA DIECISÉIS DE OCTUBRE, declara a la ciudadanía chilena que:
1 - Es una vergüenza que un juez, amparado por declaraciones del presidente de la corte suprema, se presente en la cárcel de lujo Punta Peuco buscando razones para liberar a los pocos asesinos de la dictadura que se ha logrado encarcelar. Él ni tampoco ningún otro juez se han acercado a las cárceles comunes donde hay presos que lo están por delitos que por muy lejos pueden clasificarse como de lesa humanidad.
Es crimen de lesa humanidad, según el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional, a los cuales nuestro país ha adherido, son imprescriptibles, entre ellos los más horrorosos son el exterminio, la tortura, la esclavitud sexual, la desaparición forzada de personas y la persecución de grupos o colectividades fundada en motivos políticos, raciales, nacionales, étnicos, culturales, religiosos, de género, u otros, universalmente reconocidos como inaceptables con arreglo al derecho internacional.
2 – Es una vergüenza que el ministro de justicia participe de este intento de liberar a asesinos de lesa humanidad con argumentos ambiguos y falaces, que recuerdan el rescate del dictador desde Londres en calidad de anciano senil que se levantó de su silla de ruedas para saludar a sus cómplices. Avergüenza aún más, el vocabulario prosaico y aún con epítetos impúdicos y descalificadores que el ministro ocupa, como el atreverse a decir que no considerar la liberación de estos asesinos es una falta de coraje. Se trata de asesinos a quienes se les continúa pagando sueldo y que no queremos verlos pasearse por las calles como ciudadanos inocentes cuando la degradación por traición a la patria y la prisión en cárceles comunes es lo que corresponde. Cabe hacer notar que el ministro Campos, tanto en su condición de persona como en su calidad de abogado jamás se le conoció un gesto en contra de la impunidad, y hoy, gracias a sus declaraciones, es alabado por todos los políticos de la ultraderecha que desean excarcelar a quienes consideran “salvadores de la patria”.
3 – Es una vergüenza la liberación del asesino del carpintero Alegría, quien no sólo no es un enfermo terminal, sino, jamás ha pedido perdón ni ha demostrado arrepentimiento. Armando Cabrera Aguilar, ex carabinero y ex miembro de la organización criminal CNI, nada ha querido decir tampoco sobre otros crímenes en el que él o sus colegas pudieran estar comprometidos. Al carpintero Juan Alegría se le asesinó para encubrir el asesinato de Tucapel Jiménez, quien a su vez fue asesinado para amedrentar al movimiento sindical chileno y así debilitarlo, contribuyendo al bajo nivel de sindicalización que hasta hoy persiste. Una sindicalización pobre deja aún más débiles a los trabajadores en su capacidad de negociación con el empresariado. Recordemos que en el crimen del carpintero Juan Alegría intervino también uno de los criminales más asquerosos que se recuerda, vergüenza de la ciudad de La Serena desde donde es oriundo. Pasó de hacerse llamar “profesor destino”, lector de horóscopos radiales, a “profesor tormento”, como supuesto psicólogo pero principalmente torturador y asesino, quien intentó hipnotizar al carpintero para que escribiera una confesión inculpándose por el asesinato de Tucapel Jiménez; recuérdese que el carpintero Juan Alegría era analfabeto. Osvaldo Pincetti, el profesor tormento, murió en su celda como el animal que era sin que nadie retirara su cadáver. De estar vivo, con seguridad los jueces y el ministro estarían también intentando liberarlo.
Los tres puntos expuestos, nos llevan una vez más al estado de alerta y a la necesidad imperiosa de denunciar que con estos niveles de injusticia, parece imposible que las instituciones del Estado lleguen a hacer justicia a delincuentes de lesa humanidad de la talla de Labbé o su primo, el diputado Rosauro Martínez y tantos otros que por ahí circulan en la impunidad más absoluta. Entre esos tantos otros están los inculpados por la caravana de la muerte, el ex teniente coronel Waldo Ojeda Torrent, y los ex generales Juan Emilio Cheyre y Ariosto Lapostol, procesados como cómplices y encubridores del asesinato de quince de nuestros compañeros en La Serena, y también Raúl González Fernández, acusado por su participación en los asesinatos de calle Janequeo de Fuenteovejuna. Este actuar de la justicia nos da a entender también que animales como Álvaro Corbalán o Miguel Krassnoff Martchenko podrían estar pronto circulando por nuestras calles y nuestras plazas.
CORPORACIÓN LA SERENA DIECISÉIS DE OCTUBRE
República de Chile, 14 de diciembre de 2016.
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