El 27 de agosto El Mostrador publicó un reportaje acerca del vacío de poder, donde se analizaban los conflictos internos dentro de La Moneda y se refería al supuesto tema “del alcohol”, sugiriendo que la Presidenta Bachelet gozaría de cenas “excesivamente regadas”. El reportaje generó diversas reacciones, incluso desde el mismo Gobierno. Pocos días después, el 1 de septiembre, El Mostradorpublicó un contundente editorial, titulado “Enfermos de Poder”, donde reacciona a diversas presiones y manifiesta su posición respecto al tema. No puedo estar más de acuerdo con el fondo de la posición que defiende este medio.
Ciertamente criticar el reportaje es un derecho tan fundamental y necesario como el que motivó el polémico reportaje. Pero pretender manejar o controlar el libre ejercicio de la profesión periodística es tan absurdo como algunas de las razones que se han esgrimido contra dicho reportaje.
Ya en 1742 David Hume había escrito su ensayo “Of the Liberty of the Press”, celebrando la libertad de expresión que se vivía en Gran Bretaña y argumentando a favor de las bondades republicanas de una prensa libre. Y en Estados Unidos, a comienzos del siglo XX, los controvertidos muckrakers jugaron un rol fundamental en la promoción de la libertad de expresión y el periodismo de investigación. Por lo tanto, sorprende que en Chile, a comienzos del siglo XXI, todavía existan reparos a un derecho tan fundamental como es la libertad de expresión y la labor periodística.
Chile ha progresado no solo en términos de crecimiento económico sino también ampliando la libertad, la independencia y la autonomía de los ciudadanos. Ciertamente criticar el reportaje es un derecho tan fundamental y necesario como el que motivó el polémico reportaje. Pero pretender manejar o controlar el libre ejercicio de la profesión periodística es tan absurdo como algunas de las razones que se han esgrimido contra dicho reportaje.
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