En el último capítulo del programa periodístico “Informe Especial”, de TVN, se hizo un crudo reportaje de los muchos casos en los cuales agentes de la dictadura, coludidos con medios de comunicación, realizaban verdaderos montajes para encubrir crímenes y violaciones a los Derechos Humanos.
A través de relatos de algunos periodistas, víctimas y testigos, además de lo que ha sido establecido en las sentencias en materia de Derechos Humanos, se ha ido develando lo que todos ya sabíamos: mucha de la información aparecida en la prensa de la época se sustentaba en montajes periodísticos, no solo para desinformar e intentar deshonrar a las víctimas y sus familias, sino también para obstruir la acción de la justicia y encubrir viles crímenes contra los Derechos Fundamentales.
Más allá de la responsabilidad que aún recae sobre medios, periodistas y agentes que participaron en la perpetración de aquellos montajes periodísticos –algunos de ellos en concomitancia con el régimen, otros guiados por el temor a perder su fuente laboral o por el miedo que infundía la dictadura– es indispensable que como sociedad debatamos sobre la necesaria e ineludible reparación a aquellas víctimas doblemente violentadas en sus derechos y dignidades, comenzando con la rectificación de tales montajes: la verdad de lo ocurrido debe ser objeto, motivo y fundamento de toda rectificación.
Tanto la rectificación de los montajes periodísticos producidos en dictadura como la necesidad de una prensa libre, sin censura, ni objeto de ningún tipo de coacción –pero con la obligación de no dañar y, en caso de hacerlo, efectuar la debida reparación de los derechos de los ciudadanos que sean afectados con motivo de informaciones falsas o erróneas–, deben ser los debates que necesitamos tener en materia de libertad de prensa.
Así, los medios de comunicación que participaron de aquellos actos, tendrán la oportunidad real de resarcir el daño que produjeron y que en muchos casos aún producen, al permitir que la verdad que encubrieron décadas atrás, finalmente llegue a los ciudadanos, reparando la memoria, aliviando a las víctimas y limpiando toda crónica vilmente manchada.
Para permitir la rectificación de los montajes periodísticos, presenté una moción para que las víctimas de aquellos efectuados durante la dictadura puedan solicitar su rectificación, en los mismos términos y condiciones que se establecen en la actual Ley de Prensa (Boletín 10.222-07).
Tanto la rectificación de los montajes periodísticos producidos en dictadura como la necesidad de una prensa libre, sin censura, ni objeto de ningún tipo de coacción –pero con la obligación de no dañar y, en caso de hacerlo, efectuar la debida reparación de los derechos de los ciudadanos que sean afectados con motivo de informaciones falsas o erróneas–, deben ser los debates que necesitamos tener en materia de libertad de prensa e información y los Derechos Fundamentales.
Verdad, libertad de prensa y protección a los derechos de las personas, son los temas que tenemos que conjugar para sustentar una democracia moderna que nos permita avanzar en respeto, protección y fomento a los Derechos Esenciales, construyendo así el Chile del Siglo 21: libre, moderno, plural y diverso, y respetuoso de los derechos de todas y todas.
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