25/06/2017 |
Este 25 de junio se conmemora un año más, desde que en 1975, la dirección en la clandestinidad del Partido Socialista fuera apresada por la DINA, y esa organización terrorista de Estado hiciera desaparecer para siempre a los compañeros Exequiel Ponce, Carlos Lorca y Ricardo Lagos Salinas, que dirigían la reorganización del Partido , para que fuera actor fundamental de la causa por la libertad y la democracia en Chile.
Muchas veces han sido recordados y en incontables ceremonias se ha tributado el justo homenaje que merecen sus memorias de hombres dignos y probos, así como militantes consecuentes e indoblegables, ese recuerdo imborrable incluye a tod@s quienes lucharon y entregaron su vida. Su legado vive en la memoria de chilenos y chilenas, pero el dolor ante su pérdida no se extinguirá jamás.
Al instalarse la dictadura de Pinochet comenzó el terrorismo de Estado, que fue marcando su afán de exterminio de las fuerzas de izquierda, con acciones tan terribles como la Caravana de la Muerte que comando Arellano Stark. La formación de la DINA indicó que el régimen tenía la decisión de aferrarse al poder sin importarle los medios a utilizar para alcanzar ese propósito.
Ante ello, no quedó otro camino que la resistencia con los medios que se tuviera a mano. Aunque muchos debieron marchar al exilio, no pocos huyeron, otros capearon el temporal dejando la militancia activa. Ante la represión hubo quienes murieron sin entregarse ni rendirse. Nunca ser de izquierda fue tan difícil.
La dictadura se propuso "arrancar de raíz" a las organizaciones que se reconocieran de izquierda. A sus militantes se les impuso un total compromiso, el costo llegaba a la entrega de la propia existencia. Aun así, hubo seres inclaudicables como Ponce, Lorca y Lagos que decidieron resistir al precio que fuera. Ese no fue otro que su propia vida.
Lograron sobrevivir casi dos años en una precaria ilegalidad, sin recursos apropiados, sin la experiencia requerida, cercados por la presión represiva, en riesgo de ser apresados en cualquier momento; permanecer así pendiendo de un hilo, en esa intrépida brega libertaria, sostenidos por su férrea voluntad de resistir a la opresión y el salvajismo de la dictadura, es una proeza humana excepcional.
Hoy, las fuerzas partidarias se ven superadas por demasiadas disputas subalternas y afanes caudillistas. Además, relevantes avances históricos en la reconstrucción democrática se desconocen por desconfianza en la política y algunas personas de ideas mesiánicas piensan que la historia se inició con ellas; ante ello, hay que rescatar la memoria de tantos militantes consecuentes y ejemplares que lo dieron todo, incluida su propia existencia por la causa socialista.
Asimismo, en un contexto en que por falta de la claridad política necesaria, hay tensiones que dispersan con una recarga de "apuestas" individuales, se debe retomar la voluntad de reivindicar su legado, su vocación libertaria y revalorar las semillas que sembraron, porque a ellos no les tocó recibir fuertes aplausos ni jugosas dietas, tampoco ocupar buenos cargos o dictar iluminadas cátedras, ellos fueron los que se sacrificaron, sabiendo que recibirían a cambio los tormentos del terrorismo de Estado.
Por eso, a Ponce, Lorca y Lagos, y a los luchadores como ellos, en un acto de justicia histórica se les debe reconocer que fueron aquellos chilenos inigualables, cuya formidable tenacidad y consecuencia abrió el camino a la libertad y a la democracia en nuestra tierra.
No hay comentarios:
Publicar un comentario