Paulina Aguirre Tobar  fue una joven combatiente del MIR, estudiante del vespertino del Liceo Valentín Letelier de Santiago, ejecutada a los 20 años por la CNI con ocho balazos, dos de ellos en la cabeza, el 29 de marzo de 1985. Cuando ella regresaba a la cabaña que arrendaba en El Arrayán,  la policía secreta de Pinochet la esperaba.  El crimen se presentó como un  enfrentamiento. Alvaro Corvalán  estuvo al mando del operativo. La justicia apenas le sentenció a 5 años y 1 día de cárcel por el crimen. Varios de los perpetradores no cumplieron prisión efectiva.
El asesinato de los hermanos Rafael y Eduardo Vergara, ocurrido exactamente en la misma fecha, se conmemora hace ya más de una década como el Día del Joven Combatiente. En 2011   algunos pingüinos –principalmente mujeres- comenzaron a reivindicar y recordar en las marchas y tomas a Paulina Alejandra Aguirre Tobar. Este 29 de marzo la Coordinadora Feminista evocó su figura en la intervención urbana llamada #ProyectamosMemoriaCombatiente, memoria feminista y rebelde,  con videos desde balcones, terrazas o ventanas para mostrar que las feministas no olvidamos, para exigir el fin de la violencia política sexual y para mostrar que somos la primera línea contra el terrorismo de Estado.
A ella le gustaba dibujar y tocar la guitarra.  Componía canciones y escribía poesía.  Desde pequeña, durante el gobierno de Allende, había acompañado a su padre a a vender El Rebelde, el periódico del MIR, en fábricas y poblaciones. En dictadura,  vivió en su propia familia los crímenes. Uno de sus tíos, “Chino Alvarez”  fue fusilado en Antofagasta; su papá, Luis Aguirre, fue torturado en Calama y encarcelado en Santiago para después ser expulsado al exilio. Paulina comenzó a militar a los  15 años.  Tras el retorno clandestino a Chile de Luis desde Francia, el padre se convirtió en su referente inicial. Por eso en la resistencia ella se llamó “Luisa”.  Ella tenía muy claro la injusticia que vivía Chile, y  quería liberar al pueblo de de la dictadura brutal encabezada por el tirano Augusto Pinochet.
Su padre recuerda que la única falla de “Luisa” a las normas de seguridad fue retrasar en una oportunidad su regreso al hogar después de hacer un contacto. Su explicación fue que había ido a una cita con su pololo de entonces, y lloró horas por haber generado tanta inquietud en la familia. En aquellos tiempos, si una persona no  llegaba a la hora acordada,  se presumía que había caído detenida.
Tras el terremoto del 3 de marzo de 1985, Paulina se fue a casa de sus abuelos, en Macul, porque la dueña de la cabaña de El Arrayán en que vivía, decidió hacer reparaciones en las instalaciones, que tenían una grieta. El hallazgo de un escondite de municiones  al interior de un muro (un  “barretín” ) por los maestros, fue denunciado por la dueña a los militares. Así se inició la tragedia y  el recinto de El Arrayán se convirtió en una trampa mortal.
En la resistencia armada
Paulina había cumplido delicadas tareas a comienzos de los años 80, tales  como ser enlace o correo para la instalación de la guerrilla de Neltume, recibiendo en el sur a los retornados que venían a integrarse al proyecto guerrillero abortado en 1981. Tras el aniquilamiento del proyecto de guerrilla rural, Paulina, siguió en la resistencia armada urbana y la lucha político-militar. Arreciaba la persecución al MIR y la Resistencia, por lo cual ella vivió en la clandestinidad entre 1980 y 1985, adiestrándose en Cuba en técnicas de guerrilla urbana  y fabricación de armamento.  Allí se hizo un aborto, porque  ella y su pareja habían decidido tener hijos sólo cuando triunfase la revolución. Regresó a Chile y su padre no tiene mayor información sobre sus tareas en el período. Cuando Paulina fue asesinada, Luis Aguirre ya no estaba en Chile.
Mujeres y Resistencia
El padre expresó al medio CiudadInvisible.cl: “Hasta hace 8 o 5 años mi hija estaba muy presente en las campañas del Joven Combatiente. Después su figura quedó fuera, la única representante femenina; dejaron solo a los varones. Esto me incomodó totalmente … Yo soy un poco feminista, hay que resaltar el aspecto femenino de la resistencia,  de los cientos de compañeras que murieron en resistencia…Hoy Paulina me acompaña, me da fuerza. Fue valiente, asumió la lucha, sacrificó la vida que podía haber tenido como cualquier niña, por una vida de secreto y mortal peligro. Yo era el ejemplo de ella antes; ahora ella es mi ejemplo”.
Los combatientes de hoy
En un texto reciente, Luis Aguirre resalta la importancia de  compartir  esta historia y la de otros jóvenes combatientes como los hermanos Vergara Toledo y Mauricio Maigret (caído en Pudahuel protegiendo la retirada de sus compañeros)  con los (as) muchachos(as) jóvenes de la Primera Línea “que desde el levantamiento ciudadano ocurrido 18 de octubre han demostrado valentía solidaridad moral y ética combativa, creativa y ofensiva en contra de las fuerzas represivas.”

El padre recuerda a Paulina  homenajeándola hoy “Por continuar, por jamás rendirse”. El concluye citando uno de los últimos poemas que Paulina le dejó, antes de ser acribillada: «Cuando el dolor/la sangre, el odio y la muerte/son necesarios/miles de manos se tienden/para tomar las armas/Acuérdense ustedes de mí/Siempre».
(con textos de Luis Aguirre y síntesis de notas de Punto Final, El Mostrador, Ciudad Invisible y Memoria Viva)

Por Lucía Sepúlveda Ruiz