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La reivindicación de la memoria, pensando en el futuro próximo.
“Cuando en el transcurso del proceso el juez Guzmán le preguntó al funcionario del registro civil cuántos eran los cuerpos y en qué estado estaban, éste entregó detalles del espectáculo dantesco que vio: ‘en realidad fue terrible la identificación de esos cadáveres, considerando que conocía a muchos de ellos. Lo que más me impresionó, entre otros, fue ver el cuerpo de Alfonso Gamboa, a quien le faltaba casi toda la mandíbula y su cuerpo – piernas, brazos y manos – presentaban muchos balazos. Todos los cuerpos presentaban este tipo de heridas (…) algunos cuerpos estaban degollados y con heridas cortantes. Todos los cuerpos estaban acribillados y con múltiples heridas a bala. Por ejemplo, a Jaime Sierra le faltaba un ojo”. Caravana de la muerte. Pruebas a la vista.
Tuve oportunidad en el contexto de los 50 años del golpe de coordinar una investigación sobre las víctimas del campo de aquel holocausto donde se pudo comprobar con mucha mayor fuerza la brutalidad, la venganza, la criminalidad y la falta de normas que caracterizaron, en particular en el mundo rural, el actuar de civiles, y fuerzas armadas y de orden luego del golpe y cuyo paroxismo se pudo ratificar en lugares como Paine, Lonquén, La quebrada de los Arrayanes en Litueche-Las Cabras en O’Higgins, Mulchén o el Complejo Maderero y Forestal Panguipulli o, en el mundo urbano con el paso de la caravana de la muerte.
De ese drama algunas de las situaciones que más me impresionaron fueron los relatos que están contenidos en los informes Rettig, comisión Valech o en los procesos judiciales a los que pude tener acceso, de muchas personas que habiendo sido firmes partidarios del golpe estaban arrepentidos a las pocas semanas luego de conocer de primera fuente las barbaridades que se estaban consumando en el nombre de la patria y la libertad. Testimonios como los de Paine, la caravana de la muerte o situaciones mucho más cercanas como las delaciones por envidia, por venganza o por simple placer, que concluían en ajusticiamientos sin normas y sin ley, incluso sin tribunales militares hacen, para mí, que la defensa de la democracia sea sin peros. Tuvieron que pasar más de dos décadas para que los chilenos comprendieran la magnitud del horror cometido en dictadura por militares y civiles.
Por eso me sorprendió, luego de todo el drama vivido y que se prolonga hasta hoy con cientos de familias que siguen sin saber el paradero de sus víctimas, que en esta elección hubo un candidato que estaba de acuerdo en un nuevo golpe y otro que afirmó que estaba dispuesto a saltarse el parlamento y “gobernar por decreto” y quien corre con la primera opción en segunda vuelta. Es que los chilenos y chilenas no aprendemos nunca.
Volviendo al presente: El liderazgo democrático e inclusivo de Jeannette Jara
Jeannette Jara ganó en buena lid la primaria presidencial del oficialismo imponiéndose con un indiscutible 60,31% frente al 28% de Carolina Tohá, del socialismo democrático, al 9,02% del candidato frenteamplista Gonzalo Winter y al 2,74% de Jaime Mulet del FREVS en un universo de 1.420.435 votantes.
Las primeras semanas posteriores a su triunfo lideró las encuestas, pero dificultades en su propio colectivo – la pugna Carmona-Jadue frente al círculo de recambio – y al interior del oficialismo – cuya evidencia empírica más importante fue no presentar una sola lista a las elecciones parlamentarias y luego el que la mayoría de sus aspirantes decidieran salvar su propio pellejo como lo evidenciaron sus afiches en solitario – no le facilitaron las cosas y éstas se empezaron a enredar más de la cuenta en el contexto de un giro conservador del electorado chileno que se viene observando desde 2022, fenómeno también global; de la irrupción de tres candidaturas de derecha, dos de ellas muy autoritarias y regresivas como las de José Kast y ese fenómeno psicopático de apellido Kaiser con mucha resonancia mediática en medios de comunicación que en su inmensa mayoría son abiertamente proclives a esos mismos liderazgos; del empleo masivo de noticias falsas a través de mercenarios digitales pagados incluso con plata nuestra a través de la asociación de AFP’S.
Huelga decir, además, de una candidatura que heredó una pésima gestión del gobierno en ejercicio como se pudo observar desde el día uno y se manifiesta hasta hoy y como lo han demostrado el plebiscito de salida de 2022, las elecciones de alcaldes y concejales de 2024 y el resultado de la primera vuelta presidencial. Una candidatura cuyo equipo programático jamás se atrevió a salir del discurso neoliberal y correr el cerco ideológico en el que estamos atrapados desde inicios de los años 80’. Un equipo con vocerías más propias de los años 90 y 2000 que intérpretes de un Chile del siglo XXI cuyos habitantes, tal como lo recogió la demanda del estallido social clamaban por una educación de calidad, una vivienda digna y un Chile sin privilegiados.
Todo aquello teniendo como contexto de fondo el derrumbe institucional del país que se viene agudizando desde 2010, que tuvo ayer como protagonistas a actores políticos y empresariales y que hoy tiene en el ojo del huracán nuevamente a protagonistas públicos, pero también, como lo reconoció el propio es fiscal Carlos Gajardo, a jueces y fiscales, así como a las fuerzas armadas y de orden y a las policías.
Con ese escenario de fondo, Jeannette Jara ha impulsado con mucha fuerza su candidatura no estando exenta de ripios como siempre suele suceder en estos casos pero, qué duda cabe, entregando lo mejor de sí misma para mantener en alto los más nobles valores humanos que están vigentes desde la revolución francesa como la libertad, la igualdad, la fraternidad que hoy, comienzan a ser cuestionados por autoritarismos de nuevo cuño que siempre concluyen siendo peor de lo que aspiraban a reemplazar y dejando tras de sí solo abandono, pobreza, heridas que costará sanar y naciones divididas entre patriotas trasnochados y el resto de los chilenos y chilenas como lo hemos podido comprobar una y otra vez en nuestra historia.
Por todo lo anterior mi voto, mi respaldo, mi compromiso son para Jeannette Jara que, como mujer valiente y progresista de verdad, ha conducido de la mejor manera posible una campaña y una candidatura que no ha sido fácil y que ha sabido representar lo mejor de la centro izquierda chilena: el respeto y valoración por nuestra democracia, los valores solidarios de la sociedad chilena, por todos quienes habitan esta larga y angosta faja de tierra que se llama Chile sin exclusiones, mirando con optimismo nuestro futuro, pese a las dificultades, y proponiendo medidas concretas para ello.
Huelga decirlo hoy y dejar constancia de ello cuando nuestra tierra puede caer víctima nuevamente del clasismo, el racismo, la intolerancia y, sobre todo, la incompetencia a vista y paciencia de la inmensa mayoría de chilenos y chilenas.
Edison Ortiz
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