25/04/2016 |
por Felipe Reyes
Considerado un ejemplo por muchos, uno de los íconos de la resistencia social a la dictadura militar, el padre Aldunate está siendo nominado al premio que entreha el Instituto Nacional de Derechos Humanos.
En el marco de la convocatoria al Premio Nacional de Derechos Humanos 2016 del INDH, la Corporación Parque por la Paz Villa Grimaldi ha entregado su apoyo a la candidatura del sacerdote y socio fundador del parque, José Aldunate.
La postulación se convierte en un reconocimiento a su dilatada trayectoria en la promoción y defensa de los Derechos Humanos en nuestro país.
Un sacerdote que dio el ejemplo
Haciendo un recorrido por su vida, Aldunate, "el cura obrero", ha tenido una sólida formación intelectual como líder de opinión. Fue director de la Revista Mensaje y del Centro Bellarmino, además es autor de numerosos libros y columnas en medios de comunicación.
Su vida, guiada por un profundo humanismo y compromiso con los pobres, lo ha llevado, junto a otros religiosos como Mariano Puga, Rafael Maroto y Roberto Bolton, entre otros, a ser reconocido como férreo defensor de la vida, de la justicia y de los derechos sociales.
Dictadura y Aldunate
Durante la dictadura cívico-militar, en 1983, impulsó la creación del Movimiento contra la Tortura Sebastián Acevedo, formado para denunciar pacíficamente, pero con gran coraje, la práctica sistemática de detención ilegal, la tortura y la desaparición de personas. Ese es justamente su sello: el del compromiso, el respeto, la valentía y el ser un gran promotor de la paz social.
José Aldunate fue protagonista en el proceso de recuperación de Villa Grimaldi y encabezó la ceremonia de apertura en 1997.
Miradas sobre un sacerdote
Para uno de los directores de Villa Grimaldi, Higinio Espergue, el nombramiento es relevante.
"Primero, el padre José Aldunate siempre impulsó la medida de recuperar el parque que actualmente ocupa la Corporación Villa Grimaldi, el que en tiempos de dictadura era el cuartel Terranova. En ese lugar se torturó y se hizo desaparecer a cientos de hombres y mujeres. Además en su vida siempre ha estado preocupado de las causas sociales y de los Derechos Humanos", comenta Higinio.
Asimismo relacionó la labor del padre Aldunate, con el trabajo que realizó otro sacerdote, el padre Antonio Llido. "El único sacerdote detenido desaparecido en el país. A quien debemos reconocer y recobrar su memoria", indicó.
"Siempre ha acompañado a los familiares y a las familias afectadas por abusos en dictadura. Se ha caracterizado por su compañía y consideramos que el país debe conocer y reconocer a las personas que se comprometen con la defensa de los Derechos Humanos", asegura.
"A nuestro juicio, el país necesita que se reivindique a aquellas personas que promueven y defienden los Derechos Humanos, sobre todo en la realidad que vive Chile del punto de vista ético y moral, con la finalidad de alcanzar una sociedad más justa y humana. Personas como el padre José Aldunate son muy importantes", finalizó.
Por su parte, el abogado de Derechos Humanos Nelson Caucoto, tuvo palabras honrosas para el sacerdote Aldunate. "Lo conozco personalmente y es un gran candidato al premio. Se trata de un cura que se merece todos los honores en vida, un sacerdote progresista. Creó el movimiento Sebastián Acevedo, en donde propugnó la violencia no activa", explica el abogado.
"José Aldunate es un personaje inmenso quien realmente se merece este premio. Asimismo, me gustaría rescatar la figura de otra persona. El abogado Sergio Concha. Es un abogado de Derechos Humanos, que viene de la Vicaría, y es uno de los pocos abogados históricos que queda en actividad, quien se desempeña en el programa de Derechos Humanos del Ministerio del Interior", comenta.
Caucoto afirma que no tiene duda en que el sacerdote Aldunate merece un reconocimiento público, ganando o no el premio del INDH. "El padre Aldunate es una estatua viviente. Personalmente lo admiro mucho. Actualmente se encuentra muy enfermo, pero su fe y esperanza es enorme en que sí es posible un Chile mejor. Fue uno de los pocos que en dictadura, valientemente, decía las cosas por su nombre. Fue un miembro de una de las iglesias más progresistas de América latina, con una limpieza de corazón que se debe rescatar", concluye.
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