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jueves, 25 de enero de 2018

Opinión


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Los insondables caminos del Señor: Parra, el Papa y Piñera

por  25 enero, 2018
Los insondables caminos del Señor: Parra, el Papa y Piñera
El Señor se llevó a Parra para devolverlo de inmediato como una invitación a pensar al revés; un llamado no a los bien pensados sino a los torpes entre los mal pensados. Parra es la celebración de los tartamudeos del Papa y una manera de dar por terminada la posibilidad, que se le dio en Chile, de encarnar una esperanza de justicia.

¡Oh, profundidad de las riquezas y de la sabiduría de Dios!  ¡Cuán insondables son sus juicios e inescrutables sus caminos!  (Romanos 11:33)
Definitivamente los caminos del Señor son insondables. Se lleva a Nicanor Parra en el mismo día que nos trae un nuevo Gabinete de Ministros. Un día después que el Papa, en homenaje al Cristo de Elqui, destilara uno de esos artefactos sublimes que solo un humor cercano a Dios nos puede regalar; ‘lamento haber usado la palabra prueba; debí decir evidencia’.
Aceptar que no entendemos la lógica divina nos hace humildes;  reconoce la pobreza de nuestra inteligencia y nos pone a disposición del otro que es, desde ese momento, nuestro Señor. Es la buena fe y la humildad de los creyentes la que presta su inocencia a la investidura del Señor. Nosotros hacemos a nuestros señores.
Ya sabemos que el Papa no juega en la liga de los alfilerazos verbales. Lo que interesa en la esgrima papal no son los puntos marcados por la precisión de los conceptos ni el ingenio de los argumentos sino el modo en que las palabras participan en la convivencia. El Papa, atarantado  como un niño, omitió el centro del talante ofensivo de sus dichos: haber llamado calumniadores a los ofendidos; haberlo hecho en contra de la evidencia y del buen juicio. El Papa construyó una línea de prueba para la defensa de la institución católica. Su línea de resistencia tiene el mérito de que no pretende ser la ‘última palabra’. Es una palabra que apuntala provisoriamente las defensas de ladrillo y palos sobre las que instala el equilibrio de la institución. Es una palabra soplada contra el viento. Como contaba Parra,  tuve la feliz idea de abrirme el marrueco y orinar contra un muro de ladrilloEl agua me mojó los zapatos pero yo seguí hasta que terminé totalmente de evacuar la vejiga.
El Señor se llevó a Parra para devolverlo de inmediato como una invitación a pensar al revés; un llamado no a los bien pensados sino a los torpes entre los mal pensados. Parra es la celebración de los tartamudeos del Papa y una manera de dar por terminada la posibilidad, que se le dio en Chile, de encarnar una esperanza de justicia.
En la misma línea señorial, el Gabinete recién presentado bajo los auspicios del anti poeta, obedece a la lógica de lo impresentable a la razón.  En educación, el nuevo ministro declara que va a  guardarse sus ideas porque el Presidente ya definió una política contraria a sus convicciones. En Relaciones Exteriores un activista de la guerra fría. En economía, el hombre que justificó el despojo monopólico de los derechos comunales de Santiago sobre el agua. La insondable voluntad del Señor nos prohíbe juzgar por el pasado pero nos permite reír, como dice Parra, reírme un poco / como lo hice cuando estaba vivo.
Es de suponer que cada uno de los nombrados entiende que su misión ya no es tener la razón en la lucha de las ideas sino conseguir voluntades para una conversación productiva. Los ministros pasan de ser outsiders a ser anfitriones en el espacio público. Su condición de dueños de casa los convierte en rehenes del público que desde ahora visita su intimidad y exige una responsabilidad que fue anticipada por el genio comunicacional del próximo Gobierno.
Al final de la mañana del miércoles se anunció el retiro de Neil Diamond afectado de Parkinson y anonadado por la traducción de Parra: ya nunca dejarás de traerme flores.
  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.

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