Por Ignacio Vidaurrázaga
“Todo indica que la Villa Grimaldi fue parte de un circuito de
cadáveres que eran trasladados al cuartel Simón Bolívar. Iban
empaquetados o aún con vida como fue el caso del mirista Ángel Gabriel
Guerrero Carrillo en junio de 1976”, afirma Javier Rebolledo.
Fue
Carmen Gloria Díaz, "la Peca", sobreviviente de Villa Grimaldi quien
nos interesó en entrevistar a Javier Rebolledo, periodista investigador
autor de "La danza de los cuervos", de Ceibo Ediciones que será
presentado el proximo lunes 25. Rebolledo estudió en la Universidad
Finis Terrae. Pero, su escuela-escuela fue Juan Andrés Guzmán, primero
en siete más 7 y luego en The Clinic. Luego realizo una segunda escuela,
ser parte del equipo de investigación de La Nación Domingo LND,
encabezado por Jorge "Gato" Escalante. El 2011 recibió el Premio al
Periodismo de Excelencia de la Universidad Alberto Hurtado en la
categoría audiovisual por el documental Castilla referido a la
termoeléctrica emitido por TVN en la serie ¿Por qué en mi jardín? Este
es su primer libro y debiéramos augurar que no sea el último.
El jueves 21 de junio, nos juntamos temprano en Villa Grimaldi y
partimos casi de inmediato al 8800 de la calle Simón Bolívar en La
Reina, sitio hoy invisibilizado donde ocurrieron los sucesos que relata
pormenorizadamente este libro, que luego de la película "El Mocito" de
Marcela Said y Jean De-Certeau, retorna sobre Jorgelino Vergara, el
joven criado por Manuel Contreras, que poco a poco se ha transformado en
uno de los principales testigos de violaciones a los derechos humanos
hasta hace muy poco desconocidas.
La relación entre la pelicula "El Mocito" y este libro no es casual.
Javier fue investigador y asistente de dirección de la película y fueron
Marcela y Jean quienes le alentaron a emprender "algo distinto y
propio" como es este libro.
Con Javier nos dirigimos a La Reina Alta a re-conocer ese lugar donde
alrededor de 250 personas perdieron sus vidas en medio de atroces
tormentos, trasladados como "paquetes" desde el Cuartel Terranova (hoy
Villa Grimaldi) o desde otros centros de exterminio y también muchas
veces directamente desde los lugares de aprehensión.
Es una fría mañana del invierno santiaguino, con cordillera nevada y
calle desierta cuando llegamos al número 8800. Ningún monolito, ninguna
placa en el piso, ningún rallado en los extensos muros de unas parcelas
vecinas. Nada rememora al CSB que funcionó aquí hace 36 años. En este
caso la invisibilidad perdura, está activa, funciona. Javier Rebolledo
cuenta que los vecinos del condominio le dijeron que no eran felices.
Porque están conscientes que sus casas están depreciadas, que cuesta
venderlas, que a veces se habla de cosas extrañas, que parece hay yeta.
Pero, allí está en el condominio del 8800 de Simón Bolívar, un lugar
similar a muchos con un frontis de unos 50 metros y una decena de casas,
esta memoria hierve subterráneamente como amenaza latente que podría
remover esta bucólica tranquilidad.
Rebolledo nos dice: "para mí, siendo muy franco el Estado a través de
Bienes Nacionales debiera expropiar estas casas, botarlas y rehacer el
cuartel. Existe una maqueta realizada a la perfección, construida con
las declaraciones de los agentes y allí aparecen los casinos, la
multicancha, la sala de guardias y los camarines, el sitio de los
tormentos y ejecuciones. Sólo falta la voluntad política y si este libro
sirve para eso está plenamente justificado. Todos los habitantes
actuales saben de esto. También los vecinos que quedan desde esos años.
El año 2007 cuando asistí a un velaton organizado por las organizaciones
de DDHH muchos vecinos se asomaron y se acordaban del movimiento de
esta casa. Me dijeron que al condominio le decían "el condemonio"..."
Hacemos fotos en Simón Bolívar y retornamos a Villa Grimaldi, hoy
sitio de memoria y que no fue posible invisibilizar, pese a que hubo
serios intentos de hacerlo a fines de los 80. Desde entonces vecinos y
sobrevivientes lograron impedirlo. En el muro de los nombres, este joven
periodista va recordando uno a uno los trasladados al CSB Uldarico
Donaire, Jorge Muñoz, Fernando Ortiz, Reinalda Pereira, Iván Insunza...y
decenas de hombres y también algunas mujeres". En su gran mayoría
integrantes de sucesivas direcciones de recambio del PC en la
clandestinidad entre 1976 y 1977.
Hoy, ninguno de todos estos nuevos antecedentes podría conocerse sin
Jorgelino Vergara. "Él fue descubierto por la BAES -Brigada de Asuntos
Especiales y DD.HH de la PDI que trabajando bajo instrucciones del
ministro de la Corte de Apelaciones de Santiago Víctor Montiglio logra
ubicarlo el 2007 en enero, indica Rebolledo. Las declaraciones de
Jorgelino inician un desfile de cerca de 70 agentes del CSB. El agente
Juvenal Piña confiesa que él mató a Víctor Díaz asfixiándolo. Queda
revelado Juan Morales Salgado, jefe del CSB "y se empieza a desgranar el
choclo".
En la actualidad todos los agentes están procesados esperando
condenas, pero salvo Juan Morales Salgado, ninguno se encuentra
encarcelado. Es muy posible que usted que lee estas líneas con más de
alguno haya viajado en metro o coincidido en el mall.
Retoma la palabra Javier. "La primera vez nos comunicamos con
Jorgelino por teléfono desde LND, al comienzo se mostró sorprendido que
su nombre se hubiese filtrado desde el cuaderno reservado, luego en mayo
viajamos con Marcela Said a Rauco, una localidad al interior de la VII
región y nos pidió los carnet de identidad, allí le planteamos la idea
del documental...". Avanzaba la investigación del juez Montiglio, merced
el trabajo de la PDI, y simultáneamente avanzaba el trabajo de
investigación periodística. Y los nombres de los involucrados y los
detalles seguían creciendo y cruzándose dejando a firme muchos temas.
Este nuevo libro es un nuevo eslabón de ese largo e inacabado proceso
protagonizado por el periodismo de investigación en Chile.
Este joven periodista es un convencido de que "esta investigación
contiene nuevos elementos desconocidos hasta ahora. Por ejemplo, el
señalado por Jorgelino en el libro de forma exclusiva, respecto del uso
del Aeródromo de Tobalaba donde eran entregados "empaquetados" cadáveres
de detenidos desaparecidos en horas de la madrugada a dotaciones de
helicópteros de carabineros. O matanzas, donde hasta el momento se
desconocen los nombres de las víctimas y sólo está la descripción de
Jorgelino limpiando la sangre. O el ensayo de nuevas maquinarias de
torturas inventadas por Tonwley o los métodos del brujo Osvaldo
Pincetti".
Durante siete días entre la Pascua y Año Nuevo del 2011 Javier
Rebolledo grabó a Jorgelino Vergara cerca de 30 horas para precisar
diversas materias que en las filmaciones de El Mocito habían quedado
apenas insinuadas o simplemente no tratadas. Diversos cafés,
restaurantes y bares de Ñuñoa fueron las locaciones de estas nuevas
confesiones.
"Jorgelino Vergara- dice Javier- podría ser un chileno común y
corriente que desde su rol de junior observa lo que hacen los
importantes, él es el reflejo de un Chile desprovisto de ideas. Llega
como adolescente al hogar de los Contreras-Valdebenito y la ex esposa
del general se transforma en su madrina. Lo envía a realizar el Servicio
Militar en 1975, otros lo instruyen en tiro, tiene clases de defensa
personal con instructores de la Academia del guatón Petit, luego tendrá
un curso de Paracaidismo impartido por Boinas Negras, donde incluso lo
torturan. Llega 1985 y lo retiran o dan de baja y lo mandan al Hospital
Psiquiátrico. Pincetti le aplica descargas eléctricas para que pierda la
memoria... Ve y escucha demasiado, en el Cajón del Maipo en Casa de
Piedra. Ve reunirse a Manuel Contreras con Ricardo Claro, y está
convencido que el empresario fue uno de los financistas secretos de la
DINA"
Así "La danza de los Cuervos" nos propone nuevos detalles y aristas
del Terrorismo de Estado durante los 17 años de dictadura. Hasta ahora y
en las últimas semanas ha trascendido el que la CNI en masa se paseó el
día del plebiscito del 80 votando múltiples veces. Pero en el CSB
seguramente se resumen varias de las mayores atrocidades de la oscuridad
del terror de esos años. Prosigue Javier. " Ellos eran una elite
probada, la brigada Lautaro en su origen fue la guardia de Contreras,
integrada por infantes de marina, carabineros, del Ejército y de la FACH
que en abril de 1976 se fusionó con la Agrupación Delfín...que no se
refiere al gracioso cetáceo, sino del..fin del PC"
El mocito es muy locuaz respecto de sus años de joven, en que el
ministro lo declaró inimputable. En la medida que crece y pudiera
incriminarse enmudece o da respuestas generales, en 1976-1977 era aún
menor de edad, una suerte de ahijado del CSB, donde los agentes se
transformaron en la familia que no había tenido.
El periodista Javier Rebolledo revela con claridad los propósitos de
su libro. "Como historia es la única existente de un centro de
exterminio revelada en un 90% desde los agentes, o sea, desde Jorgelino y
los cruces con las declaraciones existentes en los procesos. Es la
única investigación sobre la Brigada Lautaro de la DINA. Y me motiva
demostrar a la gente de derecha como Hermógenes Pérez de Arce que las
violaciones a los derechos humanos son indesmentibles. Y por último,
también soy un convencido que los jóvenes que han protagonizado
movilizaciones en los últimos años, también en lo relativo a verdad y
justicia empujarán, las barreras existentes..."
Termina esta historia. El próximo lunes 25 a las 19:30 será el
lanzamiento con un panel integrado por Juan Pablo Cárdenas, Director
Radio Universidad de Chile, Premio Nacional de Periodismo 2005; el
prefecto Abel Lizama Jefe de la Brigada de Derechos Humanos de la PDI;
Jorge "Gato" Escalante, periodista de investigación; Nelson Caucoto,
abogado de DD.HH y el autor Javier Rebolledo. Desde ese momento quedará
escrita otra nueva página de este libro mayor aún por conocer en toda su
dimensión, desde los horrores a los intereses que servían.
"El Mocito" estuvo muy poco en cartelera, con la excusa de que el DVD
se vendía en kioscos. Es posible que la aparición de La danza de los
cuervos lo reinstale, cada obra en su valor y sentido propio. Desde este
nuevo momento existirá una nueva oportunidad para que esta sociedad que
en Santiago está aún impresionada con un nuevo rascacielo, el Costanera
Center, también se atreva a descender a los pozos más profundos de
nuestros subterráneos de los que la película y este libro nos quieren
hablar.
Muy cercano al 8800 de Simón Bolívar hay una casa con un letrero de una empresa de seguridad que dice: "Verisure, alarma con grabación de imágenes. Ver, escuchar, intervenir". Lo cierto es que hace 36 años nadie vio, escucho ni menos intervino...
Muy cercano al 8800 de Simón Bolívar hay una casa con un letrero de una empresa de seguridad que dice: "Verisure, alarma con grabación de imágenes. Ver, escuchar, intervenir". Lo cierto es que hace 36 años nadie vio, escucho ni menos intervino...
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