Tanto dijo Pedrito que venía el lobo, sin que eso fuera efectivo, que al final, cuando realmente venía, nadie le creyó. Algo así pasa en la administración con el tan anunciado cambio de subsecretarios, que ha sido dilatado literalmente por meses y que tiene no solo con el alma en un hilo a las autoridades que supuestamente van a salir de sus cargos, sino que además en alerta permanente a todos en el gobierno.
A fines del 2014 ya había una mala evaluación interna en La Moneda del desempeño de varios subsecretarios, tras el cambio de gabinete de mayo, cuando la Presidenta Michelle Bachelet modificó su equipo político también circuló con fuerza en las filas del oficialismo y el gobierno que el cambio de subsecretarios era inminente, incluso se hablaba de listas con áreas en las que había cambios seguros como Prevención del Delito o Vivienda.
No pasó nada en ese momento, en el gobierno confesaban que no había puntos de concordancia en la Nueva Mayoría. La entonces recién asumida timonel del PS, Isabel Allende, quería nombres más afines a su línea política para contrarrestar la presencia de la Nueva Izquierda en el gobierno, liderada por el poderoso subsecretario del Interior, Mahmud Aleuy, mientras que desde la DC hacían presión en La Moneda para defender su titularidad en la cotizada Subsecretaria de Desarrollo Regional.
Luego a fin de año, el cambio de subsecretarios estaba listo, considerando que se habían producido varias vacantes a ese nivel, pero el ajuste quedó en punto muerto debido a la crisis política interna que se desató a fines de diciembre en el seno de La Moneda entre el ministro del Interior, Jorge Burgos, y Bachelet, por el desaire de marginarlo de la visita a la Araucanía.
Durante todo el verano, semana tras semana sonaban los teléfonos entre las distintas oficinas del gobierno alertando que en ese momento ahora sí que sí venía el ajuste. Cualquier reunión en palacio generaba expectativas y alimentaba rumores de toda índole entre asesores, funcionarios y algunas autoridades nerviosas.
Se suponía que previo a semana santa estaba acordado internamente en La Moneda que el cambio se llevaría a cabo, incluso se ha dicho que hay un par de subsecretarios a los que ya se les habría notificado que no van a seguir en sus puestos, pero que deben esperar a que exista reemplazante y se materialice el cambio.
No todos estaban de acuerdo en La Moneda, algunos consideraban y advertían que era mejor esperar que se llevara a cabo el conclave del oficialismo que sería ese lunes después del fin de semana largo y la temida Junta Nacional de la DC. Pero esa semana además, en palacio se vivió un Vía Crucis propio luego que se conociera en detalle la declaración de Mauricio Valero en el caso Caval que contradijo la versión de Natalia Compagnon de que no sabía nada y puso en duda el informe que el 2012 elaboró para dicha empresa la actual jefa de gabinete, Ana Lya Uriarte.
Ese jueves “santo” las llamadas se intensificaron, se habló intensamente del cambio de subsecretarios, pero en el gobierno afirmaron que la Mandataria temprano ese día había decidido no hacer el ajuste previo a un fin de semana largo, pensando en las familias de las autoridades.
Así las cosas, el tema sigue sin resolverse, la subsecretaria de Cultura aún no tiene reemplazante y desde diciembre que está pendiente nombrar al subsecretario de DD.HH, mientras que en las filas del gobierno sigue la tensión y preocupación en algunas reparticiones por la incertidumbre en la que se encuentran.
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