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martes, 16 de enero de 2018

El Papa siente “dolor y vergüenza” por los abusos sexuales de la iglesia chilena

Los escándalos y la inacción de la cúpula eclesiástica ante las agresiones han devorado la imagen de la Iglesia

El Papa Francisco quiso entrar de lleno en el asunto más delicado de su visita a Chile desde el primer discurso. "Siento dolor y vergüenza ante el daño irreparable causado a niños por parte de los ministros de Iglesia", clamó el Pontífice en su primera intervención pública, en el Palacio de La Moneda, ante la presidenta Michelle Bachelet y su sucesor, Sebastián Piñera. Los escándalos han devorado la imagen de la Iglesia sobre todo desde el estallido en 2011 del caso Fernando Karadima, un sacerdote condenado por abusos prolongados a adolescentes y jóvenes de clase media acomodada y familias muy conocidas y tradicionales de Santiago. La crisis ha hundido el apoyo a la Iglesia, que ya venía bajando, hasta convertir Chile en el país con menos personas que se declaran católicas de toda Latinoamérica.
Este es uno de los asuntos centrales de un viaje pensado para tratar de revitalizar, con la figura del Papa argentino, que genera pasiones en todo el mundo, una iglesia con problemas graves. Las víctimas de  Karadima han intentado que el Papa les reciba, hasta ahora sin éxito. Ellos le reclaman que destituya al obispo de Osorno, Juan Barros, que era una persona de máxima confianza de Karadima durante años, y según las víctimas conocía y toleró los abusos, aunque él no fue un abusador. Pero Francisco ha defendido en varias ocasiones al obispo, asegurando que no hay pruebas contra él.
En este ambiente, y con todas las miradas puestas en lo que pudiera decir sobre este asunto, Francisco fue directo al grano y logró los aplausos no solo de los políticos y autoridades que estaban en La Moneda, también de miles de fieles que lo esperaban en el Parque O'Higgins para una multitudinaria misa y pudieron seguir su discurso a través de las grandes pantallas. La parte de los abusos fue la que recibió el aplauso más fuerte.
Francisco, en el inicio de la misa en el Parque O'Higgins.
Francisco, en el inicio de la misa en el Parque O'Higgins. REUTERS
Francisco pidió a los chilenos escuchar a los pueblos originarios, a los jóvenes que reclaman reformas y se han alejado de la política, a los inmigrantes que llegan a un Chile en crecimiento, y también a los niños. Y ahí fue rotundo: "No puedo dejar de manifestar el dolor y la vergüenza que siento ante el daño irreparable causado a niños por parte de ministros de la Iglesia. Sé que es justo pedir perdón y apoyar con todas las fuerzas a las víctimas al mismo tiempo que nos empeñamos para que no se vuelva a repetir". 
Las víctimas le reclaman algo más que esas palabras. Juan Carlos Cruz, que fue abusado por Barros durante años en su adolescencia y hoy vive en EEUU, donde trabaja en una multinacional, respondió rápidamente a ese mensaje del Papa exigiendo que destituya al obispo en vez de pedir perdón. "Es otro titular vacío de Francisco para la prensa. El Papa dice que ellos sienten dolor y vergüenza por lo que han hecho y que están acompañando a las víctimas. ¿Y el dolor y vergüenza irreparable que sienten las víctimas, que cuando piden ayuda a la Iglesia solo reciben bofetadas? Jamás nosotros hemos recibido apoyo de ningún obispo y de ningún episcopado y menos del Papa. Son palabras vacías que causan mayor dolor, porque todos sabemos que no hacen absolutamente nada por las víctimas. Ya se acabó el tiempo del perdón: es el tiempo de acciones. En la Conferencia Episcopal chilena hay obispos que han visto abusos, los han encubierto, y siguen premiados en sus diócesis y el Papa lo sabe. Los obispos Juan Barros, Tomislav Koljatic, Horacio Valenzuela...ahí están todos los obispos puestos. ¿Por qué no los saca? Eso sí sería una señal de que nos está apoyando y oyendo. Nosotros le hemos pedido juntarnos con él para que oiga de nuestras bocas lo que ha pasado y, sin embargo, Francisco no quiere", explicó a EL PAÍS
Mientras llega eso, las palabras del Papa sonaron con mucha fuerza en su primer discurso en Chile, donde la iglesia católica está en crisis. El país sudamericano pierde fieles católicos de forma acelerada. En una reciente encuesta regional, el Latinobarómetro, se detalla que mientras en Paraguay el 89% de los ciudadanos se declara católico —80% en México y 73% en Colombia o Perú— en Chile baja al 44%. Pero lo más inquietante es que no hay una competencia con los evangelistas, como en otros países, en especial en Centroamérica y Brasil, sino que el verdadero rival es el ateísmo, ya que el 38% de los chilenos dice que no tiene ninguna religión, un récord regional que dobla la media.

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