Cambio 21
"Sorprendido"
e "indignado" se declaró Guillermo Rodríguez, ex militante de MIR
envenenado en 1981 con toxina botulínica en la Cárcel de Santiago, ante
la destrucción de dos cajas con ampollas de dicha arma química por parte
del ISP en 2008, según reveló la semana pasada su ex directora, Ingrid
Heitmann.
Rodríguez contó a Cooperativa que hasta el día de hoy tiene serios problemas de salud que le han impedido hacer una vida normal, todo producto de la neurotoxina que le inoculó la dictadura.
Justo, en el momento de la entrevista, contó "estoy a punto de ser nuevamente operado producto de este envenenamiento que sufrí en 1981" junto a otros siete presos, dos de los cuales fallecieron, quienes eran "reos comunes", recordó.
Según explicó, "nos dimos cuenta del ataque a las tres horas, porque el envenenamiento fue durante el almuerzo. Nuestras familias nos traían comida, que seguramente fue inyectada al pasar por Gendarmería, y nos llegó a nosotros con la botulina inyectada. Almorzamos como todos los días y lo que no nos servimos lo entregamos a los presos que ni tenían visitas, y ellos resultaron también gravemente enfermos, y dos de cuatro murieron, pero envenenados fuimos ocho en esa oportunidad", lamentó.
Después de este atentado "yo quedé con varias secuelas: con una estenosis fibrótica, con problemas respiratorios, problemas estomacales, el año pasado fui operado de cáncer, (también sufrí) una parálisis de las cuerdas vocales, lo que me ha impedido hacer una vida normal", subrayó.
Este hecho "obviamente no fue una intoxicación, fue un envenenamiento, un atentado para darme muerte, y lamentablemente todas las otras personas sufrieron las consecuencias, porque la operación estaba detrás mío", señaló el ex militante del MIR.
Acusación por "obstrucción a la justicia"
Res Rodríguez señaló estar "sorprendido e indignado" con el actuar de la doctora Heitmann.
"Un alto cargo público, una persona que era militante de izquierda sabía perfectamente que había varias líneas investigativas, muchos procesos que están vinculados con esta especie de lucha química, bacteriológica que desarrollaba la dictadura", alegó.
"Ya hemos conversado con mi abogado y estamos en condiciones, en los próximos días, de pedirle al juez Madrid que llame a declarar a esta persona", dijo la víctima, quien anunció que presentará una querella imputándole "obstrucción a la justicia, porque eso es lo que ocurrió".
"Durante mucho tiempo la línea específica de comprobar que la dictadura tenía estos productos carecía de una prueba fundamental, una prueba material, y la existencia de esta prueba era importantísima en estos procesos", pero se perdió por el actuar de la ex funcionaria de Gobierno de Bachelet, sentenció.
Rodríguez contó a Cooperativa que hasta el día de hoy tiene serios problemas de salud que le han impedido hacer una vida normal, todo producto de la neurotoxina que le inoculó la dictadura.
Justo, en el momento de la entrevista, contó "estoy a punto de ser nuevamente operado producto de este envenenamiento que sufrí en 1981" junto a otros siete presos, dos de los cuales fallecieron, quienes eran "reos comunes", recordó.
Según explicó, "nos dimos cuenta del ataque a las tres horas, porque el envenenamiento fue durante el almuerzo. Nuestras familias nos traían comida, que seguramente fue inyectada al pasar por Gendarmería, y nos llegó a nosotros con la botulina inyectada. Almorzamos como todos los días y lo que no nos servimos lo entregamos a los presos que ni tenían visitas, y ellos resultaron también gravemente enfermos, y dos de cuatro murieron, pero envenenados fuimos ocho en esa oportunidad", lamentó.
Después de este atentado "yo quedé con varias secuelas: con una estenosis fibrótica, con problemas respiratorios, problemas estomacales, el año pasado fui operado de cáncer, (también sufrí) una parálisis de las cuerdas vocales, lo que me ha impedido hacer una vida normal", subrayó.
Este hecho "obviamente no fue una intoxicación, fue un envenenamiento, un atentado para darme muerte, y lamentablemente todas las otras personas sufrieron las consecuencias, porque la operación estaba detrás mío", señaló el ex militante del MIR.
Acusación por "obstrucción a la justicia"
Res Rodríguez señaló estar "sorprendido e indignado" con el actuar de la doctora Heitmann.
"Un alto cargo público, una persona que era militante de izquierda sabía perfectamente que había varias líneas investigativas, muchos procesos que están vinculados con esta especie de lucha química, bacteriológica que desarrollaba la dictadura", alegó.
"Ya hemos conversado con mi abogado y estamos en condiciones, en los próximos días, de pedirle al juez Madrid que llame a declarar a esta persona", dijo la víctima, quien anunció que presentará una querella imputándole "obstrucción a la justicia, porque eso es lo que ocurrió".
"Durante mucho tiempo la línea específica de comprobar que la dictadura tenía estos productos carecía de una prueba fundamental, una prueba material, y la existencia de esta prueba era importantísima en estos procesos", pero se perdió por el actuar de la ex funcionaria de Gobierno de Bachelet, sentenció.
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