De un colaborador de Pinochet y opus dei a otros tres vinculados al caso Karadima. Ezzati está próximo a cumplir 75 años -edad límite para ser obispo- y dentro de la Iglesia nacional ya se mueven las fichas para saber quién será su sucesor.
Por Equipo eldesconcierto.cl@eldesconcierto
El 7 de enero del próximo año Ricardo Ezzati cumplirá 75 años, edad límite para seguir siendo Arzobispo de Santiago. Es por eso que desde ya se despliegan una serie de movimientos al interior de la Iglesia nacional para decidir al sucesor del Cardenal y su gestión caracterizada por el conservadurismo y fiel oposición al aborto, reforma educacional, entre otros.
La era Ezzati será recorda también por su manejo dictatorial de la Iglesia, su rol en el caso Karadima y su defensa al caso del obispo Juan Barros en Osorno, acusado de ser uno de los principales encubridores del párroco de El Bosque.
Existe una posibilidad de que Ezzati continúe, en caso de que el Vaticano se demore en aceptar su renuncia o que le prolongue el mandato. Los deseos del cardenal son un misterio, pero ya rondan especulaciones acerca de sus competidores para sucederlo. Son 29 los nombres que tienen posibilidad de ser electos por el Papa Francisco como nuevo Arzobispo de Santiago. Sin embargo, son solo 4 los favoritos, que lamentablemente comparten como punto en común alguna relación con el caso Karadima. Tal como parece, los cambios dentro de la Iglesia están lejos de ocurrir todavía.
El proceso de elección es fiel a la doctrina jerárquica de la Iglesia Católica: los nombres llegarán a Francisco I solo después de ser aprobados por el conservador Cardenal Gerhard Ludwig Muller, prefecto para la doctrina de la Fe, y el cardenal Marc Oullet, prefecto de la Congregación para los Obispos.
Juan Ignacio González Errázuriz
Obispo de San Bernardo y supernumerario del Opus Dei, es también abogado de la PUC. En 1977, en plena dictadura militar, ingresó a trabajar como procurador en el Servicio Jurídico de Carabineros. Después se desempeñó, hasta 1990, en la dirección de Personal de la misma institución, donde alcanzó el grado de capitán.
Fue un estrecho colaborador de la dictadura de Pinochet, según consigna María Olivia Monckeberg, autora de “El Opus Dei en Chile”, en un artículo de La Nación. Participó en la “comisión de servicio” en La Moneda a fines de los 80, en el ministerio Secretaría General de la Presidencia, el centro estratégico de las políticas del régimen.
Fue también candidato al arzobispado en 2010, cuando compitió contra Ezzati. Entonces, el jesuita Felipe Berríos lo acusó en La Tercera de ser informante de la dictadura: “Él trabajó con Sergio Rillón en la oficina que tenía la dictadura de nexo con la Iglesia Católica, pero que no era de enlace, sino de entrega de información y produjo mucho daño en esos tiempos difíciles”.
Del 90 en adelante, ha sido una constante voz conservadora opositora a cosas como el divorcio, el matrimonio igualitario y el aborto. Criticó, por ejemplo, al ministro Fernández por el proyecto de aborto en tres causales: “él, con sus ideas, que son las de un hombre católico, no debería estar de acuerdo con que ésta sea una ley que despenaliza, porque es una ley que permite y legaliza el aborto en Chile, y pone al servicio de las tres causales a todo el aparato médico del Estado y las instituciones del Estado. Y lo establece como un derecho de la mujer”.
Tiene presencia mediática, aunque sus posiciones y ser miembro del Opus Dei le jugarían en contra, ya que sus pares lo verían con recelo. Ha dicho contra el matrimonio igualitario que “el designio de Dios no puede eludirse” y disparado contra la “ideología homosexual”: “Pido a los que defienden la ideología homosexual respeto y tolerancia por quienes no pensamos como ellos”.
Fernando Chomalí
De la orden diocesana, es el actual Arzobispo de Concepción, donde reemplazó al propio Ezzati a fines de 2010. Es, según El Mostrador, uno de los nombres que genera más consensos al interior de la Iglesia para suceder al cardenal.
Fue uno de los primeros miembros de la Iglesia en defender a Karadima, aunque después pidió disculpas con una frase para el recuerdo: “me tupí y no supe cómo actuar”. Finalmente, en entrevista con Cooperativa, pediría disculpas por no haber estado “a la altura de las necesidades que tuvieron personas que han sido abusadas”. Juan Carlos Cruz, una de las víctimas de Karadima, reconoció que Chomalí le pidió diculpas personalmente.
Tendría un perfil más “progre” que el resto de los competidores por el sillón de Santiago, dentro del conservadurismo que es la Iglesia. Ha dicho, respecto a la homosexualidad, que “la palabra homosexual no me gusta, son personas con tendencia homosexual, porque una persona independiente de sus inclinaciones tiene una dignidad”, recalcando que “la Iglesia está absolutamente en contra de la discriminación y mofa a las personas con tendencia homosexual, porque menoscaba su dignidad”.
Pese a esto, en una entrevista con la revista Nos recalcó su rechazo al matrimonio igualitario diciendo que “los hijos por naturaleza requieren una figura paterna y materna. Hay una verdad inscrita en nuestra naturaleza que no podemos tergiversar y que viene desde nuestra condición de creaturas”. En la misma entrevista, aseguró no juzgar a dos personas homosexuales que se amen y vivan juntos, pero que les recomendaría “vivir como hermanos”. Consultado sobre a qué se refería, dijo literalmente: “que se abstengan vínculos sexuales”.
Como la gran mayoría dentro de la Iglesia, es un fiel opositor al proyecto de aborto en tres causales: “está más que claro que el espíritu de la ley no está centrado en un tema médico ni de salud pública: está centrado en el supuesto derecho que tiene la madre a decidir si sigue o no con el embarazo. Y ello cuando quiera. Ese es el debate de fondo, y desde ese punto de vista urge mayor honestidad intelectual”, dijo una vez.
Tiene además, relación con los grandes grupos económicos: fue cercano a Ricardo Claro, lo que le dio espacio tanto en la revista Capital como el Diario Financiero. Es visto como parte del ala más intelectual de la Iglesia, al ser un estudioso de la bioética.
Cristian Contreras Villarroel
Diocesano, obispo de Melipilla y secretario general de la conferencia episcopal, sería el candidato de Ezzati.
De bajo perfil, tuvo un rol central en el caso Karadima. En 2005, siendo obispo auxiliar de Santiago, recibió a Verónica Miranda, esposa de James Hamilton, en lo que fue el comienzo del caso Karadima. En entrevista con Ciper, reconoció que nunca tuvo una relación personal con Karadima y que hizo “todo lo posible (…) animé al primer denunciante a iniciar el camino formal de denuncia y traté de tener un puente entre las personas que yo conocía para que desde un punto de vista humano pudieran sentirse acogidas”. En la misma entrevista, reconoció que como Iglesia “no hemos abordado con fuerza y contundencia la lamentable existencia de clérigos que dañan a personas y de quienes abusan de su ministerio”.
James Hamilton, denunciante del caso Karadima, lo denunciaría después como un “cleaner”, un doble agente que acompañaba a las víctimas del párroco y se encargaba de que nada ocurriese, y lo ha acusado estar tan involucrado como el cardenal Ezzati.
René Rebolledo Salinas
También diocesano y actual Arzobispo de La Serena, sería el candidato “tapado”, la apuesta del nuncio apostólico Ivo Scapolo, quien ha desarrollado una fría relación con Ezzati.
Según informa The Clinic, el nuncio tiene una estrecha amistad con Rebolledo. De hecho, Scapaolo veranearía en La Serena, nada menos que en la casa de la familia Madrid, parientes de Juan Barros, el polémico obispo de Osorno.
Juan Carlos Claret, vocero de la organización de laucos y laicas de Osorno, declaró en mayo de 2015 a radio Universidad de Chile que Rebolledo –ex obispo de Osorno, cargo que hoy tiene Barros- “ha tenido actitudes bastantes deshonestas hacia nosotros, los laicos, sus ex laicos (…) ha incitado a Barros a mantenerse”.
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