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domingo, 12 de mayo de 2024

Argentina. 50 años después de su asesinato, el Padre Carlos Mugica volvió a renacer entre su pueblo de la Villa 31

 By  mayo, 2024

Por Carlos Aznárez, Resumen Latinoamericano, 11 de mayo de 2024.

fotos Agustín Diéguez, para Resumen Latinoamericano

Otra vez como en los 70, caminando esas calles llenas de pobladores y pobladoras, con sus casitas apiladas, creciendo para arriba o para el costado. Villa 31, con el bullicio del piberío y las doñas preocupándose de la comida que escasea cada vez más, con los pequeños kioskos tratando de vender lo que se pueda y la mayoría de las veces, fiando a quienes, como todos los habitantes de barrios humildes, no llegan a poder pagar lo que se compra, del 10 en adelante. “Cada vez estamos peor, pero cuando decaemos nos acordamos de Carlos, de su entrega diaria acompañándonos y nos volvemos a poner de pie para seguir luchando”. Lo dice un veterano de la Villa, que conoció al cura Mugica, y que no deja de colaborar con la Capilla Cristo Obrero que el sacerdote fundara en los años 70, cuando soñábamos con una inminente patria sin explotadores ni explotados.

El rostro de Mugica, su semblante joven y lleno de humanidad, brilla desde las pancartas, carteles y murales, acariciado por el sol otoñal, en un gran terreno -que precede a la capilla- surcado por banderitas de colores y las enseñas de muchos países latinoamericanos, cuyos habitantes han emigrado hacia Argentina y siempre tuvieron un techo que los acogiera, allí en la 31.

En esta juntada masiva de homenaje en el 50 aniversario de su asesinato, abundaron los abrazos y los reencuentros entre aquellos que compartimos con Mugica la dura lucha de los 70, y otros de las nuevas generaciones que aprendieron a admirar a Carlos por el trabajo militante de sus herederos, curas villeros de la Opción por los Pobres o pobladores de las villas, concientizados en el enfrentamiento con quienes los hostilizan desde el poder. Quien esto escribe militaba con Carlos en esa experiencia irrepetible que fuera la revista Cristianismo y Revolución, que creara Juan García Elorrio, y que después de una extraña y pronta muerte en un accidente, lo sucediera su compañera Casiana Ahumada. Carlos era colaborador habitual de la publicación y en muchas ocasiones el intercambio con él, con sus ideas liberadoras y su pasión por el peronismo que había abrazado a pesar de provenir de una familia gorila, nos iluminaba para continuar embistiendo a las dictaduras que se sucedían año tras año. De allí, que evocarlo hoy, allí en la Villa, donde tantas veces buscaba el ida y vuelta con su gente, se hacía imprescindible para muchos y muchas de nosotros.

Emocionaba ver rostros conocidos, que a pesar de los años, se alegraban de no haber abandonado las ideas de la rebeldía. Desde un palco, se entregaban distinciones a vecinos y vecinas históricas, mientras un grupo de voluntarios repartían un exquisito guiso para la concurrencia. Después, todos nos concentramos en la Capilla, donde se escucharon testimonios sobre Mugica, sobre todo reconociendo el legado que este dejó y que como dijo uno de los oradores: “todos los días camina con nosotros en lo que construimos para los y las habitantes de la villa”. Hablaron entre otros, la irremplazable Fátima Cabrera, vecina y catequista del barrio, que trabajó codo a codo con el cura Carlos, José Serrano, otro vecino de la vieja época, uno de los grandes referentes del Movimiento de Sacerdotes del Tercer Mundo, el padre Domingo Bresci, el anfitrión y uno de los curas amado por la gente de la villa, el padre Nacho, de Cristo Obrero, el Obispo Auxiliar de Buenos Aires, el padre Carrara, Emma Almirón, amiga de Carlos, laica de Cristianos por la Liberación y militante de aquella y esta época. Entre las descripciones de los males actuales, obviamente figuraba en la voz de muchos, el mal gobierno que se sufre desde el 10 de diciembre, la profileración del narcotráfico en los barrios humildes y la represión policial que muchas veces se hace sentir. Evocando a Carlos y su adscripción por el peronismo, varios manifestaron que esa identidad política sigue teniendo inocultable vigencia en las luchas actuales.

Después, entre recuerdos nostálgicos de los dichos y la práctica del cura Carlos, algunas lágrimas pero también muchas sonrisas, llegó la hora de la música y las infaltables tortas fritas con matecocido.

Sin duda, el clima vivido este sábado se parecía mucho a aquellos momentos compartidos en ese mismo lugar con ese cura querido por los humildes, que se comprometió hasta dar la vida por la liberación de su pueblo. Sus ideas sobre la fidelidad al Evangelio, molestaban a los poderosos, pero también a quienes se habían encaramado en un gobierno popular para ejercer desde alli una matanza de militantes revolucionarios. Eso es lo que hicieron con el padre Carlos Mugica, el 11 de mayo de 1974, al salir de la iglesia San Francisco Solano y ser ametrallado por un sicario de la Triple A dirigida por López Rega. ministro de Bienestar Social y secretario privado de Perón. A ese psicópata criminal hoy nadie lo recuerda, o los que sí lo hacen, no dejan de maldecir su nombre. A Carlos, en cambio, se lo seguirá evocando con la admiración que irradian los que lucharon siempre por los humildes.


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