Cheyre al Servel o la falta de memoria de Chile
- Mireya García
- Vicepresidenta de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos.
-
- Resultaría no sólo impresentable, que lo es, sino además incomprensible,
la designación de ex comandante en jefe del Ejército como miembro y
presidente del Consejo del Servicio Electoral sin tener a la vista la
razón de fondo que permitió la intervención militar en un organismo del
Estado vital para el funcionamiento de la democracia, a través del cual
se implementa la acción legal-participativa más importante de la
institucionalidad democrática. Palpablemente el actual estado de las
cosas ha sido exitoso en afianzar modelos.
-
- Neoliberalismo, desregulación del mercado, control de los medios de
comunicación masivos y casi sin que se note la imposición de un Estado
policíaco que ahoga al ciudadano que exige cambios. Junto a ello, la
institucionalidad heredada permanece invariable, el sistema electoral
binominal sigue su curso; la Constitución de la dictadura solamente ha
sufrido el embate del maquillaje político; el sistema de justicia sigue
siendo rehén de la intervención política y los derechos humanos.
Como concepto e historia provocan tal malestar en los gobernantes que
simplemente los obvian, como si los miles de chilenos víctimas de la
dictadura fueran solo un número que puede llegar a ser lamentable, pero
no condenable.
La sociedad refundada por la dictadura hoy se tutela a ultranza en
diversos ámbitos, también y fuertemente en el institucional. Este es
sólo un ejemplo más.
En este contexto es que resulta posible designar a un ex comandante
en jefe en un cargo que supone competencia, conocimiento, compromiso
democrático y un historial muy distante al que ostenta Juan Emilio
Cheyre. Asumir como “irrelevante” las acusaciones que pesan sobre Cheyre
en la operación de exterminio, Caravana de la Muerte, en la ciudad de
La Serena, demuestra que el límite entre lo moral y lo inmoral se
trastocó gravemente y que mañana cualquier acusado o responsable de
violaciones a los derechos humanos puede asumir una labor civil,
republicana y democrática.
Más cercano en la retina tenemos la muerte brutal de 45 conscriptos
en Antuco, cuando Cheyre era comandante en jefe y no tuvo el coraje y la
responsabilidad de renunciar, para asumir con hidalguía su
responsabilidad en esa tragedia.
La desmemoria ha triunfado con esta designación, también ha triunfado
la necesidad que tiene la derecha más conservadora de instalar
compartimentos que tutelen el sistema democrático, tal como está
establecido en la Constitución heredada y que ratifican los dichos del
ministro secretario general de la Presidencia, Cristián Larroulet, al
señalar que se trata de “un paso importante en la agenda del gobierno
para seguir perfeccionando nuestras instituciones fundamentales para
tener una mejor democracia”, haciendo alusión a la presidencia del
Cheyre en el Consejo del Servel.
Las acusaciones de violaciones a los derechos humanos que pesan sobre
Cheyre, independientemente de su resultado judicial, tampoco fueron
consideradas al ser designado comandante en jefe del Ejército. Otrora se
adujo que no existía condena, pero para las víctimas y la sociedad
tampoco hubo exculpación.
Hoy la historia se reitera. Seguramente los argumentos serán los
mismos, pero nosotros, los que sufrimos la violencia dictatorial y
luchamos por recuperar la democracia, con la frente en alto podemos
decir que Juan Emilio Cheyre está inhabilitado moral y éticamente para
ser el presidente del Consejo del Servicio Electoral.
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