Viviana Silva trabajó con familiares de las víctimas de la Operación Colombo. La muestra se exhibe en la Plaza de la Constitución.
por Denisse Espinoza A. -
El proyecto, financiado con un Fondart, partió a mediados de 2013, cuando Silva, artista de la U. de Chile radicada en Madrid, contactó a los familiares y amigos de las víctimas de la llamada Operación Colombo. Logró convocar a 80 de ellos, con quienes se reunió entre febrero y abril de este año para hacer memoria y bordar. “Es una actividad que permite reunirse, conversar y crear. El acto de bordar me permite hacer metáfora con el tema de urdir la historia, reconstruir ese pasado de forma concreta, al igual que tantas mujeres lo hicieron en esa época bordando arpilleras”, cuenta Silva.
El resultado son 119 pañuelos blancos, que fueron bordados con los nombres de todos los desaparecidos en la Operación Colombo y que ahora son exhibidos en Sala de Carga, la galería itinerante que se mueve en un container y que estará hasta el 9 de mayo frente al Palacio de La Moneda. “Es el lugar más representativo junto al Ministerio de Justicia, al que los familiares de los 119 todavía apelan”, dice la artista, quien además presenta una serie de fotos y videos con entrevistas a los familiares realizados con el equipo formado por el fotógrafo Sebastián Venegas y el audiovisualista Matías González.
“Podría ser considerado un experimento antropológico o sociológico, pero mis estrategias son artísticas. Es una mirada subjetiva y poética, donde como artista me involucro siempre y es desde lo emocional cómo quiero visibilizar esta problemática”, señala la artista.
En paralelo, en la Estación Mapocho, Silva exhibe Repasos, los desaparecidos del Sahara Occidental, otro proyecto de características similares, que realizó en 2011, en Argelia con los refugiados del Sahara Occidental, territorio africano que tras ser abandonado como colonia española, pasó a manos de Marruecos, en un conflicto que dejó muchos desaparecidos, hace ya 40 años. Ahora los saharauis viven en campamentos en la Hamada Argelina. Silva convivió 15 días con ellos para bordar turbantes con los nombres de sus familiares muertos, en idioma árabe. Ahora exhibe fotos y algunas piezas, que ya estuvieron en Madrid y Argelia. “Antiguamente las mujeres saharauis se juntaban a elaborar y coser a mano sus tiendas y esta actividad de bordado les recordó eso. Son sesiones muy emotivas, donde se hace memoria. Me gusta dar visibilidad a través del arte a este tipo de conflictos políticos y trabajar colectivamente con sus protagonistas”, señala Silva.
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