("La Discotéque" o "Venda Sexy")
Santiago
Primera foto: Cortesia de Julio Oliva
"La Discotéque o Venda Sexy" era otro de los recintos secretos de detención y tortura que mantuvo la DINA. Junto con Londres 38, José Domingo Cañas y Villa Grimaldi, "La Discotéque o Venda Sexy" es uno de los lugares donde permanecieron muchos presos políticos que fueron subsecuentemente hechos desaparecer por la DINA, y que son parte de la denominada lista de los 119 detenidos-desaparecidos. Por ejemplo, los hermanos Mario Fernando y Nilda Patricia Peña Solari, fueron vistos allí, así como muchos otros, antes de desaparecer, incluyendo a: Ida Vera Almarza,
Isidro Pizarro Meniconi,
Luis Mahuida Esquivel,
Antonio Soto Cerna,
Luis Gonzáles Mella,
Felix De la Jara Goyeneche,
Marta Neira Muñoz,
César Negrete Peña,
Gerardo Silva Saldivar,
Renato Sepúlveda Gajardo,
María Joui Petersen,
Francisco Rozas Contador,
Jorge Eduardo Ortiz Moraga,
Jorge Herrera Cofré,
Ramón Labrador Urrutia,
Luis San Martín Vergara. En todos estos casos testigos confirman haber visto por última vez a dichas personas en este centro de detención.
"La Discotéque o Venda Sexy" era una casa ubicada en Santiago en el sector de Quilín, en la calle Irán No 3037,
cerca de la intersección con calle Los Plátanos, en la comuna de Ñuñoa
(Coordenadas: 33°28′58.61″S 70°35′15.28″O / -33.4829472, -70.5875778).
Se desconoce el nombre en jerga militar. La 'Venda Sexy' funcionó desde finales de 1974 y hasta mediados de 1975, en forma paralela a Villa Grimaldi. Aparentemente la casa era utilizada por un equipo operativo distinto a los que funcionaban en Villa Grimaldi,
puesto que había diferencias en las formas de operar y en los
antecedentes sobre las identidades de los agentes. Se presume por
testimonios de ex agentes y ex colaboradores que ese centro estaba
conformado por Carabineros. Los detenidos permanecían con
la vista vendada, varios en una misma pieza, pero separados los hombres
de las mujeres. Los agentes del equipo operativo funcionaban dentro de
un horario similar al común de la jornada de trabajo y luego salían del
lugar dejando a los prisioneros a cargo de los guardias. Fuera de ese
horario no se torturaba y las normas más estrictas se relajaban,
dependiendo de la voluntad de los guardias. El recinto tenía música
ambiental permanente, razón por la cual era conocido como "La Discotéque".
Los
métodos de tortura se diferenciaban del de los otros recintos en cuanto
se enfatizaban las vejaciones de tipo sexual. La violación de las
detenidas y otros abusos sexuales de parte de guardias y agentes eran
práctica corriente. También los detenidos varones eran víctimas de tales
vejaciones. La parrilla y las corrientes aplicaciones de electricidad
eran, asimismo, práctica habitual en el recinto. Los episodios de
tortura se alternaban con frecuencia con períodos de relajación y aún
amabilidad de parte de los agentes, como método para tratar de obtener
la información requerida. La declaración de una ex presa política que
estuvo detenida en este recinto describe el tipo de tratos a los que
eran sometidos: “...era una casa de dos pisos con subterráneo, con
piso de parquet, una ventana redonda en el baño y una escalera de
mármol, impresionante, muy grande, curva y ancha. Continuamente había
música estridente, e incluso una vez pusieron en la pieza dos discos con
la música a todo volumen, que nos produjo una terrible sensación. Fui
bajada a un subterráneo donde comenzaron a torturarme a golpes,
corriente, etc. Esa noche dormí en una pieza común que al parecer estaba
destinada a los nuevos detenidos. Al día siguiente fui llevada a una
pieza de mujeres, lugar donde vi a numerosas personas que estuvieron
conmigo. Continuamente, además, entraban individuos a la pieza que nos
vejaban de todas las formas imaginables y posibles...”.
Un testigo varón declaró en el proceso en el que se investigaba la desaparición de Marta Neira Muñoz,
que en este recinto había sido violado por un perro especialmente
amaestrado para tales deleznables actos y que mantenían los agentes en
el subterráneo del inmueble.
Al
igual que con otros centros de detención, la dictadura negó la
existencia de este recinto. En Noviembre de 1979, el Ministro del
Interior Sergio Fernández Fernández, declaró que la
tenencia del inmueble ubicado en el sector de Quilín no había podido ser
constatada puesto que su propiedad no figuraba en el acta de entrega de
la DINA. En Enero de 1980 Manuel Contreras Sepúlveda declaró, ante el juzgado, que dicha propiedad fue un cuartel de la DINA
y que como la disolución de la DINA y la creación de la CNI
constituyeron un solo acto, no fue necesario levantar un acta de
entrega.
Hoy en el lugar vive un
empresario que compró la casa a bajo precio hace ocho años y nunca se
enteró que había sido centro de tortura hasta varios años después. “Es
súper complicado vivir acá, hay que ser fuerte de espíritu. Mis hijos
han tenido problemas. Mi hijo menor y el que está en el medio, ven
cosas, personas. A veces ven a un niño”, dijo a The Clinic.
Fuentes
de Información: Informe Rettig; “La represión política en Chile: los
hechos”; La Nacion; The Clinic; El Mercurio; El Dinamo; Archivo
Memoriaviva;
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