Por Nicolás Borcoski
El hallazgo de restos humanos en las cercanías del Regimiento de
Ingenieros del Ejército “Tejas Verdes”, ubicado en Santo Domingo, que
sirvió como uno de los primeros centros de tortura ocupado por la DINA,
la policía política de Pinochet, volvió a traer el recuerdo de los
graves atropellos a los derechos humanos que allí se cometieron durante
la dictadura
El
fundo Las Brisas está ubicado en el centro vacacional de Santo Domingo,
en las cercanías del puerto de San Antonio. Hoy se realizan trabajos en
la zona -excavaciones para llevar agua potable a un condominio cercano-
que suben la plusvalía del sector. Todo normal si no fuera por la
historia de sangre y muerte que tiñe de rojo al sector.
El Servicio Médico Legal (SML) y la Policía de Investigaciones (PDI)
confirmaron que en el fundo se encontraron distintas osamentas humanas.
Lo más probable es que son los últimos restos de detenidos desaparecidos
que perdieron la vida por los crímenes que cometió la Dirección de
Inteligencia Nacional (DINA) en el primer centro de torturas del país,
la escuela de torturas de Manuel Contreras: Regimiento de Ingenieros del
Ejército Tejas Verdes.
La caja de Pandora
El lugar fue conocido como la escuela de la tortura porque fue ahí
donde la DINA entrenó a sus agentes en métodos de apremios ilegítimos
desde septiembre de 1973 hasta 1976. "Ahí pasaron cosas, se enseñó a
torturar, se preparó a la gente, estudios de dolor, resistencia al
dolor, tolerancia, hasta donde infringir dolor, detenerse para después
continuar, ver los límites del cuerpo humano", explicó Héctor Salvo,
quien fue aspirante a oficial del Ejército de reservas hasta el golpe y
que fue parte de ese recinto.
Sobre los restos encontrados en el fundo el ex miembro del regimiento dice a Cambio21
que cree que éstos "son detenidos desaparecidos, es un hecho concreto
de que ahí murió y se torturó gente y la enterraron ahí mismo (...) No
sería raro que hubieran muchas cosas más".
Sin embargo, Salvo dice que "con esta información hay que ir con pie
de plomo", que se tiene que esperar los resultados de los análisis del
SML, "aunque no hay duda de que no sean restos de detenidos
desaparecidos, si están en el lugar, sería demasiada coincidencia que
donde hubo una escuela de tortura, que esas osamentas no sean de
detenidos. Me gustaría que sí fueran, por las familias, para que esa
gente deje de sufrir de buscar, por el lado más humano".
Despiertan los cuervos
Para el periodista especializado en los casos de Derechos Humanos,
Javier Rebolledo, (autor de los libros La Danza de los Cuervos y El
Despertar de los Cuervos, este último, precisamente, sobre el origen del
centro de torturas Tejas Verdes), que se sigan hallando restos de
detenidos es una "sorpresa positiva".
"En el caso de que fueran restos de detenidos desaparecidos, me
sorprendería positivamente a que se han encontrado pocos restos, pero no
me sorprendería que calza con las narraciones históricas en cuanto a
que ahí se ejecutaron personas. Fue un lugar que ocupó el Ejército para
dar muerte, incluso a algunos carabineros", dijo Rebolledo a Cambio21.
El periodista y escritor recuerda que Tejas Verdes fue la "cuna" de
la DINA, porque fue ahí donde el director del Regimiento de Ingenieros
de Tejas Verdes, entonces coronel Manuel Contreras, comenzó a organizar
el organismo represivo, donde fueron formados los primeros agentes.
"Fue el lugar donde nació la DINA y que en la primera etapa hubo
mucha gente que desapareció desde Santiago y que se le perdió el rastro.
Siempre he sido de la idea que a mucha gente la llevaron desde Londres
38, hasta San Antonio, al campo de prisioneros Tejas Verdes, que fue el
principal centro de detención del país y de torturas. Uno se explica que
en distintos procesos puedan seguir apareciendo San Antonio y Tejas
Verdes, porque simbolizan y concentran todo lo que fue la represión que
desde la DINA se aplicó al resto del país", opinó el periodista en
conversación con nuestro medio.
Nunca hay justicia
El caso del regimiento Tejas Verdes, a casi 40 años desde su fin
sigue siendo una caja de Pandora que no termina de abrirse. Las torturas
que se aplicaron ahí iban desde la aplicación de electricidad,
violaciones y vejaciones. Oficialmente fueron 15 las personas
desaparecidas y 17 ejecutados los que perdieron la vida allí, pero son
cerca de 2.000 las personas que pasaron por sus muros.
A los detenidos "los ocupaban como conejillos de indias para que los
que estudiaban en las Rocas de Santo Domingo. Experimentaban con ellos
en tortura, en el subterráneo del casino de oficiales del regimiento",
dice Rebolledo.
Por su parte, Anatolio Zárate, uno los sobrevivientes del oscuro
regimiento, ante el descubrimiento de las osamentas, vio la noticia como
una "risible", porque "aquí la justicia no funciona, encuentren o no
muertos, o a los culpables, van a cumplir la condena en libertad. ¿De
qué estamos hablando? A mí me llaman siempre los magistrados a
interrogarme, y uno recuerda todas las cosas atroces que a uno le
pasaron, toda esa gente que siempre cae preso queda en libertad, es una
carcajada".
En conversación con nuestro medio, Zárate dice que espera que las
osamentas correspondan a detenidos desaparecidos, que se logren
identificar y que se llegue a los responsables. Cabe destacar que al
confirmar que los restos corresponden a detenidos desaparecidos, la
causa de la investigación pasa de "secuestro" al de "asesinato".
Sin embargo, eso no es consuelo para el sobreviviente, para quien la
justicia en Chile no funciona. "Nosotros peleamos 20 y tantos años para
meter a los torturadores de Tejas Verdes presos y ahora supe, cuando fui
a declarar por otros desparecidos, que estaban cumpliendo su condena en
libertad. Entonces, de qué me sirve esos 20 años de trabajo de
recuerdos... la justicia sigue sin funcionar", concluyó.
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