Manuel Humberto Ahumada Lillo
Estimados compañeros y estimadas compañeras:
Esta
noticia la comentamos en la Voz de los Trabajadores el martes 5 como a
las 11 de la noche. La leí el miércoles 6 de agosto, seguramente algunos
de ustedes tambien lo hicieron. Debo reconocer que no le di toda la
importancia que tenia y tiene y he estado un buen rato pensando que a
veces uno se pone algo insensible. Yo escribo con dolor esto pero he
querido enviárselos pues esta pasando ante nuestros ojos y poco o nada
hacemos por combatirlo.
Cuantos
de nosotros, de nuestros compañeros y compañeras, corren el riesgo
cierto de tener que trabajar hasta los 80 años y mas para intentar
sobrevivir con algo de dignidad?
Tenemos
claro que este y otros trabajadores fueron empujados a trabajar hasta
esta edad porque tienen pensiones de hambre, no tienen una casa donde
vivir, o sus hijos poco o nada se preocupan de ellos, o si lo hacen no
disponen de lo necesario para atenderlos y evitar que tengan que
trabajar?
No
será que a lo mejor don Mario y otros como él han sido abusados en sus
derechos, por desconocerlos, por no haber recibido nunca una cartilla
educativa, por no haber participado de una organización donde le hayan
enseñado a defenderse de la explotación y el abuso?
No
sienten que se aprieta el corazón al saber que que un trabajador, un
ser humano, uno como nosotros, ha muerto solo , a la interperie, como un
animalito abandonado?
Lo
que es yo, me he permitido enviar esta nota para invitar a ser aun mas
esforzados en nuestro trabajo, a entender que todo lo que hagamos en
función de la organización es valioso y necesario, porque está ayudando
para que no tengamos mas Mario Cortes. Todo es valioso, hasta el mas
mínimo paso en este caminar, en esta lucha contra ese gran enemigo que
es el capital .
Por
eso la insistencia en invitar a las escuelas sindicales, a ser
solidarios con las huelgas, a acompañar las marchas y manifestaciones, a
hacer organización, a salir a la calle a entregar el periódico.
No
se le pide a nadie dedicación exclusiva, solo se pide no abandonar,
entregar algunos minutos cada semana, un mínimo esfuerzo para sembrar la
semilla de la organización, sea participando activamente, difundiendo
sus materiales, invitando a otros a organizarse. Lo único que no se
puede hacer es ser indiferente, pues eso podría significar perpetuar las
injusticias y la discriminación.
Por
que si algún día tenemos la desgracia de toparnos con algo similar a lo
sucedido a don Mario, podamos mirar de frente y decir ¡¡¡ ME DUELE Y
ENFURECE QUE AUN HERMANO LE PASE ESTO, ME DUELE QUE TODO MI ESFUERZO NO
HAYA SERVIDO PARA EVITARLO, MAS ESTOY TRANQUILO PUES HICE LO POSIBLE Y
LO IMPOSIBLE POR LOGRARLO!!!!
ESTO APARECIO EN EL PORLA PUTA.CL Y ME PARECIO IMPORTANTE COMPARTIRLO
Don Mario Cortés
Y la prensa consigna
el hecho en diez líneas: murió un cuidador de los jardines de Palacio.
Su cadáver apareció frente a la Casa de Gobierno. Agrega la información
que la de Cortés fue una muerte natural.
En esta cultura, hasta cuando la prensa dice la verdad, miente. Por omisión, por costumbre, porque no puede ser de otro modo.
Frente
al símbolo del poder murió pobre como vivió don Mario Cortés. En
silencio como sus pastos y jardines. Ajeno a lo que pasa más allá de los
balcones de todo el poder, de todos los miedos y de todas las amenazas.
Pero
no murió de muerte natural. A menos que entendamos por natural el que
un hombre deba trabajar hasta los ochenta años, y que se muera sentado
en un escaño por donde pasan miles de personas al día y no haya estado
descansando en su casa, viviendo a expensas de su pensión.
La
policía descarta la implicancia de terceros, pero ese aserto tampoco es
del todo correcto. Un anciano que debe trabajar desde las cuatro de la
mañana, y hasta muy tarde, y que muere en las barbas del poder, no puede
sino ser considerado como asesinado por una trama oscura y profunda que
se confabuló.
Lo mató la economía, las AFP, el sistema de salud, y los políticos de toda esta cultura corrupta, insensible y codiciosa.
Veamos
su sueldo, sus colillas de pago, su cobertura médica, sus aportes
previsionales. Busquemos explicarnos por qué un ex minero, ya afectado
por la brutalidad de las minas, cae fulminado por la muerte a los
ochenta años, ni más ni menos que frente a las oficinas presidencias y
ministeriales y la puta que los parió.
Veamos
su vida, sus noches, sus vacaciones, su alimentación, sus sueños y su
historia. En vida nadie lo vio. Los pobres abusan de esa extraña
capacidad para pasar inadvertidos.
Y
los que mandan y regatean un peso al pobrerío, ¿se preguntarán por qué
don Mario debía trabajar en dos partes?, ¿Y para qué le alcanzaba su
pensión? A ver si alguien en alguna parte siente algo de vergüenza en
este país de ganadores, de emprendedores, de créditos, de ganancia
demencial, de repugnantes poderosos.
Y
esperemos si de paso su muerte sonroja a quienes negociaron la miseria
del sueldo mezquino de don Mario, y con qué derecho y con qué ética lo
hicieron. Y que alguien de la CUT les explique a sus familiares la
mecánica celestial de las mesas de negociación y de la altisonante
agenda laboral de los ganadietas y estipendios.
Don
Mario vivió lejos del brillo que reluce en los ojos triunfadores de los
zánganos, constructores, sostenedores y administradores de una mierda
de país en que esta muerte es un dato mínimo en los diarios, una
estadística de los vulnerables invisibles, una cifra más de las tantas
que hay.
Pero
Don Mario murió cerca de los que hicieron de su vida un continuo de
sufrimientos y esfuerzos sin futuro: los poderosos por destino para
ellos y por maldición para casi todo el resto.
Mientras en el diario se consigna que las entradas para el Lolapalooza se agotaron en veinte minutos.
Todo un record.
FUENTE EL DESCONCIERTO.cl
No hay comentarios:
Publicar un comentario