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domingo, 28 de agosto de 2016

/Mujeres líderes/ DERECHOS HUMANOS-CHILE: Carmen Vivanco, la llama de la memoria.

Domingo 28 de Agosto 2016.
Marcos Rodriguez Gonzalez.
Con la Memoria.
Por Alicia Sánchez.
SANTIAGO, - Carmen Vivanco, hoy de 100 años, perdió entre el 4 y el 10 de agosto de 1976 a su hijo, su esposo, su hermano, una cuñada y a un sobrino. Todos ellos desaparecieron en la capital de Chile, a manos de la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).
La búsqueda que emprendió entonces la llevó por morgues, centros de detención y tortura y a la Vicaría de la Solidaridad, organización creada por la Iglesia Católica chilena para atender casos como el suyo. Vivanco recorrió esa ruta a lo largo de muchos años, sin resultado.
Vivanco conoció así a otras mujeres que también "bailaban solas" en busca de sus familiares desaparecidos, como canta el músico británico Sting. No tardó en unirse a la Vicaría como delegada de esta organización.
En octubre de 1976, decidió marchar por las calles de Santiago junto con las futuras integrantes de la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos (AFDD), formada en su mayoría por mujeres. El grupo nació para buscar a los seres queridos, denunciar a los culpables y exigir justicia.
"Llevábamos pancartas para decirle a la gente que los desaparecidos no eran un invento, que nunca más habíamos vuelto a ver a nuestros esposos, hijos o padres. Así logramos que la prensa nos entrevistara en pleno régimen militar", dijo Vivanco a IPS.
La imagen de mujeres enlutadas por las calles fue permanente durante la dictadura, pero esa presencia se mantiene hasta hoy, con carteles que reproducen los rostros de sus familiares y la pregunta "¿dónde están?".
A partir de esta denuncia pública, algunas mujeres fueron encarceladas y maltratadas por la policía. La propia Carmen Vivanco acumuló unas 15 detenciones.
En 1976 se agrupaban en torno a la Vicaría unas 400 mujeres, todas esposas, hermanas, abuelas o hijas de desaparecidos que buscaban más que una pista. Ellas necesitaban compañía, consuelo y solidaridad. Al mismo tiempo, discutían la necesidad de formar una agrupación propia.
Vivanco ya tenía experiencia por su participación en organizaciones como la Federación Obrera de Chile y el Movimiento de Emancipación de Mujeres. Su infancia en las salitreras de la zona norte del país la vinculó de manera directa con las contradicciones sociales y con la actividad política.
En esa época Vivanco sufrió la primera detención de su padre, un obrero del salitre. Por eso, luego de la desaparición de sus familiares, Carmen no dudó ni un segundo en luchar por encontrarlos a ellos y al resto de los perseguidos.
En 1978 supo que su hijo y su esposo estuvieron encarcelados en Villa Grimaldi, el principal centro de detención y tortura de la represiva Dirección de Inteligencia Nacional (Dina).
"Fue lo último que supe de ellos y hasta ahora no encuentro sus restos", dijo. ¿Tiene esperanzas de encontrarlos? "No. Y esto es terrible, porque significa un dolor permanente. Si tuviera sus cuerpos iría al cementerio a colocar flores o a llorar en sus tumbas".
En 1984 se fundó la Agrupación de Familiares de Detenidos Desaparecidos, que reunió a las 400 mujeres que se habían conocido en los pasillos de la Vicaría.
Su primera presidenta fue Sola Sierra, quien dirigió la organización hasta su muerte, en 1999, y se convirtió en el ejemplo a seguir de muchas mujeres como Carmen Vivanco.
"Mi participación en la AFDD le ha dado más fuerza a mi vida. Estuve 12 años sola. Fueron años en que me dirigía de mi casa a la agrupación y de la agrupación a mi casa. No había otro camino posible. A veces lloraba con las paredes y les preguntaba ¿dónde están?", recordó.
"Me duele mucho pensar que en el momento de las detenciones mi hijo, mi hermano y mi esposo me necesitaron. Ese era mi sufrimiento. Al otro día llegaba a la agrupación y me reunía con personas a las que les pasaba lo mismo. Esa lucha diaria ha mitigado el dolor", agregó Vivanco.
Sus familiares, dijo, le dan fortaleza. "Quiero saber qué pasó con ellos, quiero que los culpables tengan un juicio y que reconozcan lo que hicieron", advirtió.
Si bien la labor de la Agrupación se define por la búsqueda de los detenidos desaparecidos, hoy trabajan para que estos hechos "nunca más vuelvan a ocurrir en Chile, para que otras madres no sufran como nosotras, para que se haga justicia, por una vida mejor", explicó Vivanco.
Las manos alzando las fotografías de familiares desaparecidos aparecen cada vez que se descubren tumbas clandestinas en algún cementerio o cuando es necesario clamar por justicia.
Algunas de estas mujeres ya han muerto y la mayoría son ancianas. Por eso, el Instituto Médico Legal de Chile creó un banco de datos genéticos para guardar muestras de sangre o cabello de quienes aún no encontraron los cuerpos de sus familiares desaparecidos.
Más allá de sus búsquedas personales, Carmen Vivanco y sus compañeras de la Agrupación han mantenido viva la memoria de los chilenos sobre un pasado que muchos pretenden olvidar.
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