Por Manuel Cabieses Donoso|agosto 18, 2020|Opinión política
Si para construir una alternativa de Izquierda sólo se necesitara fundar un partido, ya se sabría. Pero llevamos años insistiendo con ese método, sin resultados. En Chile hay más de 41 partidos (25 legales, 8 en formación y 8 en trámite), y decenas de grupos que producen abundante propaganda en las redes sociales. La mayoría son de franca Izquierda. Se trata de respetables esfuerzos que diluye la tempestad tecnológica, científica y cultural de la nueva época que vive la Humanidad.
Entonces, ¿qué? ¿Rendirnos? ¡Jamás!
Pero tengamos claro que mientras las aspiraciones de cambio social se entrampen en las reglas y esquemas orgánicos que impone el sistema, estaremos jodidos. Debemos construir nuevas formas de organización. Una de tipo horizontal que oriente a millones de hombres y mujeres, cada uno un mundo de hechuras ideológicas y filosóficas que, sin embargo, coinciden en sus anhelos de justicia social.
En esta búsqueda hay que estimular las opiniones y propuestas que ayuden a enderezar el rumbo de la Izquierda. Una muy seria formuló Raúl Pellegrin Arias (*), de larga militancia en el PC, partido que dejó por considerarlo “erosionado por su calcificación y pérdida de credibilidad”. Más o menos el mismo motivo que ha llevado a varios miles a abandonar los partidos de Izquierda.
La propuesta de Raúl Pellegrin Arias, en lo fundamental plantea
“En mi opinión se debe trabajar en múltiples sentidos: seamos como los girasoles.
¿Cómo son los girasoles? Son organismos que se nutren de la vida, de sus raíces, del agua, de la tierra y del sol: se mueven constantemente para asimilar mejor la energía y la alegría. Los girasoles son generosos, lanzan al viento sus semillas para fecundar más vida. Y lo más importante, los girasoles no pierden nunca el Norte. Saben hacia dónde camina la vida. Aunque nos sintamos solos, aunque nos asalte la desesperanza, aunque los plazos nos parezcan muy largos, seamos cada uno un girasol activo. Tenemos mucho que entregar. En este mundo hay muchos girasoles, acerquémonos a otros y formemos ramilletes de girasoles. Cuando estos ramilletes se desarrollen, echarán a andar, formando un torrente que abrirá a una vida nueva, y nacerá el necesario hilo de la unidad.”
Puntualizando su propuesta propone:
“1. Ser como los girasoles. Uno, dos ramilletes, miles, estudiando la conducta humana, haciendo conciencia, sembrando la comprensión de la realidad social, defendiéndose de la explotación, luchando por las reivindicaciones como una forma de hacer conciencia.
2. Organización. Me parece que no es el momento por desvivirse por la unidad formal, que hoy adquiere formas infestadas con viejos vicios de poder, hegemonía, ambición. El hilo conductor aparecerá entre los girasoles como una forma orgánica y natural.
3. En lo personal, asumir esta vida sin tormentos. No es excusa decir: “este problema sólo lo pueden asumir los jóvenes”. Es ignorar las raíces y la experiencia de los pueblos.
4. Romper con la inercia. “No estoy ni ahí” “Me fui para la casa”, son frases de desaliento, explicables en gran medida, pero que pueden ser superadas por la comprensión y la conciencia.
5. Desarrollar una conciencia colectiva para mover hacia adelante nuestro pueblo. Hablamos de nuestra Patria. Es un concepto que parte de las raíces de nuestra nacionalidad, de la actitud de lucha inclaudicable por la soberanía de nuestro suelo. Luchar juntos, sin exclusiones.
6. Comprender que si el pasado, desde lo más profundo de nuestra historia, ha sido de una lucha enconada para vencer la inercia a los cambios, esto seguirá siendo así. Acción y reacción, principios del desarrollo de la materia viva. Debemos prepararnos para ello. La reacción, el capitalismo, está desde siempre preparada psicológica y materialmente para la represión más salvaje y terrorista contra los empobrecidos, para mantener este sistema antihumano.”
Se pregunta más adelante:
“¿Esperaremos inermes, como en el tiempo de la UP, que el fascismo nos golpee nuevamente? ¿Seguiremos estas reflexiones en una celda de alta seguridad?”
Y reflexiona:
“Hoy me siento libre porque debo pensar por mí mismo y busco a otros hombres, mujeres y jóvenes que piensen libremente dentro de sus diversidades.
Lo importante es que haya muchos hombres libres, de pensamiento creador, que formen múltiples grupos de estudio y acción, para preparar el próximo intento en el comprender y el hacer. Los nombres y títulos no importan: Girasoles, Hojas, Células, etc.
Seamos generosos y no busquemos el corrosivo hegemonismo.
Propongo comunicación y coordinación horizontales, sin pirámides de poder.”
El “movimiento de los girasoles” que hace un cuarto de siglo proponía el arquitecto Raúl Pellegrin, tiene plena actualidad. Ojalá surjan muchas otras. Lo importantes es salir de esta inercia que nos condena a la derrota permanente.
MANUEL CABIESES DONOSO
17 de agosto 2020
(*) Raúl Pellegrin Arias (1929-1994), fervoroso defensor de la Revolución Cubana, vivió el exilio en Cuba con su esposa, Judith Friedmann Volosky, y sus hijos Carla, Andrea y Raúl. Este último, Comandante José Miguel, jefe del Frente Patriótico Manuel Rodríguez ( FPMR), fue asesinado por la dictadura en 1988.
El texto sobre los girasoles –del que reproducimos algunos párrafos- será publicado este año por LOM Ediciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario