Un relato teñido de curiosidad, ternura y expectativas es el que recoge la serie de artefactos reunidos por el proyecto “Niñez en dictadura (1973-1989): Tácticas de resistencia en la niñez”. Una retrospectiva recreada a partir del discurso infantil en cartas, dibujos y diarios de vida entre otras ideofacturas de los niños que vivieron la dictadura forma también una curatoría delicada y sobrecogedora cuyos resultados pueden conocerse de primera mano de parte de sus investigadores.
Como parte de un proyecto Fondecyt, la doctora en psicología Patricia Castillo recopila e interpreta este material que ya se paseó por diversos museos de Chile y que –en su formato-constituye una mirada pasada por alto por los historiadores. “El proyecto intenta recuperar la experiencia del silencio, de lo mudo que es haber estado en un periodo histórico tan fuerte y que generó cambios tan brutales en la vida cotidiana de las personas. Nos introdujimos en un campo que es el tema de la subjetividad infantil asociada a episodios históricos”, ha dicho Castillo sobre el trabajo que también es obra del colectivo Infancias y Memorias.
Probablemente la pieza más significativa de la investigación es “El Diario de Francisca”, la colección de cuadernos de una escolar de sexto año básico que registra diferentes instantes de la previa del Golpe Militar y lo que se desencadena después del 11 de septiembre desde una perspectiva infantil y casi proscrita. Hoy, Francisca Márquez es antropóloga y sus escritos una pieza tierna y brutal de lo que significó la dictadura de Pinochet.

Desde la intuición de la “clandestinidad”, los niños en dictadura matizan su cotidianeidad de programas de TV como “Música libre” junto a otros referentes del consumo como dulces, modas y jergas de los 70 y 80 como trozos de memoria que la investigación de Castillo concluye en una mirada de futuro optimista y a veces sombría, cree la psicóloga y docente de la UAHC.
“No hablamos necesariamente del horror, sino desde un material que nos permite habilitar preguntas sobre el amor, sobre la cotidianidad de familias no militantes y otros asuntos. La gracia de registros como estos es que son piezas de un archivo que ha sido marginalizado y anónimo porque no es parte de los grupos y familias más conocidas de esa época. Este grupo reconocido pero restringido a la vez, representa directamente la memoria de las víctimas y permite enunciar algo que hemos defendido mucho: que la dictadura es un estado que toca e interpela a todos los ciudadanos, por lo que sólo hablar de “víctimas directas” margina a un montón de historias y personas”, discute la conferencista.
El extenso proyecto “Infancia en dictadura” se realizará durante los meses de noviembre y diciembre. El programa completo de ponencias puedes encontrarlo acá: