Por Guillermo Arellano
Ambos partidos tendrán que ceder a las exigencias que desde Estados Unidos traerá Michelle Bachelet, siendo una de ellas la que con ahínco ha defendido ante el empresariado el presidente del Senado, Camilo Escalona: que el retorno de la doctora socialista a Palacio incluye una agenda moderada de cambios políticos, Es decir, adiós a la asamblea constituyente, adiós a la cuarta urna y adios a una nueva Constitución, postulados que exige el PC y diversos sectores de la Concertación, como el PPD y el PRSD.
Ambos partidos tendrán que ceder a las exigencias que desde Estados Unidos traerá Michelle Bachelet, siendo una de ellas la que con ahínco ha defendido ante el empresariado el presidente del Senado, Camilo Escalona: que el retorno de la doctora socialista a Palacio incluye una agenda moderada de cambios políticos, Es decir, adiós a la asamblea constituyente, adiós a la cuarta urna y adios a una nueva Constitución, postulados que exige el PC y diversos sectores de la Concertación, como el PPD y el PRSD.
Independiente
de los resultados y de las palabras de buena crianza que se producen
después de una reunión que, en este caso se definió como "clave" entre
las directivas de la Democracia Cristiana y el Partido Comunista, lo
concreto es que en materia de negociaciones estamos ad portas de un
acuerdo pragmático-electoral que podría ser histórico entre ambas
colectividades.
Todo pasa por conceder, poner la otra mejilla, asumir, decir que sí, aguantar el chaparrón de molestia proveniente de las bases que se oponen a un pacto DC-PC, cerrar los ojos y avanzar. Mal que mal el poder político entre 2014 y 2018 está en juego.
Revisemos. ¿Qué tienen que reconocer ambos partidos? La DC que en una gran mayoría no se opuso al golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973, y el PC que en Cuba hay una dictadura que restringe los derechos humanos, teniendo como antecedente inmediato que el gobierno de Raúl Castro le negó a Rosa María Payá, hermana del fallecido disidente Oswaldo Payá, la autorización para viajar a Chile a estudiar un diplomado en la Universidad Miguel de Cervantes, cuyo rector es el ex diputado de la falange Gutenberg Martínez.
Segundo, es claro que en temas religiosos nunca va a existir una comunión de ideas, toda vez que la DC es un partido que adscribe a la doctrina social de la Iglesia Católica y cuyos militantes son en una aplastante mayoría católicos, apostólicos y romanos. A la inversa, los compañeros comunistas se destacan por no seguir tales dictámenes y tener una visión de mundo que no comulga con Dios y la sagrada escritura. Por consecuencia, lo mejor es lisa y llanamente no entrar en ese terreno.
Tercero, y como tomado de la mano de lo anterior, los temas valóricos vinculados al aborto, al aborto terapéutico, las uniones civiles hétero y homosexuales, el matrimonio entre personas del mismo sexo, la posibilidad de adoptar para las parejas gay, la pena de muerte, etc., deberían tratarse de dos formas. O se logran acuerdos particulares en cada uno de estos delicados asuntos, los cuales tienen que cumplirse de forma disciplinada y cuadrada, o simplemente se hacen oìdos sordos, con lo que todo quedaría supeditado a las votaciones en el Congreso. Y claro, ahí gana la DC, que es el partido mayoritario de la oposición en ambas cámaras.
Cuarto, hay proyectos de ley, como el de Pesca y tantos otros más, que generan divisiones entre la DC y el PC. ¿Qué hacer? ¿Mantener el espiral de críticas por la prensa y establecer una especie de paz interna en las reuniones de coordinación? Complejo, pero si así se asegura una campaña presidencial tranquila entre las partes, pues bien, que así sea.
Quinto, compartir un pacto parlamentario y presidencial y no acceder a cargos de un eventual nuevo gobierno de la centro-izquierda aparece como un sinsentido. De eso no hay dudas. Por consecuencia, en la DC tienen que asumir que habrá ministros comunistas en el posible gabinete. Y claro, como nada es gratis en esta vida, habría que saber qué va a tener que hacer el PC para tener carta blanca. No opinar en ciertos proyectos de ley donde la DC tiene más de una opinión es una alternativa. También declinar a llevar un precandidato a las primarias de junio de 2013 o, por qué no, sumarse a la idea de no incitar a las protestas callejeras si al cabo de los primeros meses del nuevo gobierno hay inpaciencia ciudadana.
El problema es que tanto Guillermo Teillier, timonel PC, como los demás parlamentarios han afirmado que la vía callejera de acción no será abanonada aún si llegan a La Moneda.
Sexto, ambas agrupaciones tendrán que ceder a las exigencias que desde Estados Unidos traerá Michelle Bachelet, siendo una de ellas la que con ahínco ha defendido ante el empresariado el presidente del Senado, Camilo Escalona: que el retorno de la doctora socialista a Palacio incluye una agenda moderada de cambios políticos, Es decir, adiós a la asamblea constituyente, adiós a la cuarta urna y adios a una nueva Constitución, postulados que exige el PC y diversos sectores de la Concertación, como el PPD y el PRSD.
Y séptimo y final, los señores Teillier y Walker deberán profundizar su trabajo en sus respectivas bases y células, porque una cosa es darse la mano en público en Alameda 1460 (sin duda todo un un hito) y llegar a acuerdos en el Parlamento , cosa bastante más habitual. Muy distinto es socializar una agenda común entre el simple militante DC y PC. Resultó en varias comunas donde la DC ganò alcaldías con votos PC y en las emblemáticas plazas PC en las que la votación falangista ayudó a vencer a la derecha, siendo el ejemplo más importante el feudo de Recoleta. Veremos si resulta en los temas nacionales, con una candidata que aùn no llega, pero que tiene grandes opciones de ganar el 2013 y con una oposición que sabe que necesita de todos los votos para obtener una victoria.
Esto recièn está comenzando.
Todo pasa por conceder, poner la otra mejilla, asumir, decir que sí, aguantar el chaparrón de molestia proveniente de las bases que se oponen a un pacto DC-PC, cerrar los ojos y avanzar. Mal que mal el poder político entre 2014 y 2018 está en juego.
Revisemos. ¿Qué tienen que reconocer ambos partidos? La DC que en una gran mayoría no se opuso al golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973, y el PC que en Cuba hay una dictadura que restringe los derechos humanos, teniendo como antecedente inmediato que el gobierno de Raúl Castro le negó a Rosa María Payá, hermana del fallecido disidente Oswaldo Payá, la autorización para viajar a Chile a estudiar un diplomado en la Universidad Miguel de Cervantes, cuyo rector es el ex diputado de la falange Gutenberg Martínez.
Segundo, es claro que en temas religiosos nunca va a existir una comunión de ideas, toda vez que la DC es un partido que adscribe a la doctrina social de la Iglesia Católica y cuyos militantes son en una aplastante mayoría católicos, apostólicos y romanos. A la inversa, los compañeros comunistas se destacan por no seguir tales dictámenes y tener una visión de mundo que no comulga con Dios y la sagrada escritura. Por consecuencia, lo mejor es lisa y llanamente no entrar en ese terreno.
Tercero, y como tomado de la mano de lo anterior, los temas valóricos vinculados al aborto, al aborto terapéutico, las uniones civiles hétero y homosexuales, el matrimonio entre personas del mismo sexo, la posibilidad de adoptar para las parejas gay, la pena de muerte, etc., deberían tratarse de dos formas. O se logran acuerdos particulares en cada uno de estos delicados asuntos, los cuales tienen que cumplirse de forma disciplinada y cuadrada, o simplemente se hacen oìdos sordos, con lo que todo quedaría supeditado a las votaciones en el Congreso. Y claro, ahí gana la DC, que es el partido mayoritario de la oposición en ambas cámaras.
Cuarto, hay proyectos de ley, como el de Pesca y tantos otros más, que generan divisiones entre la DC y el PC. ¿Qué hacer? ¿Mantener el espiral de críticas por la prensa y establecer una especie de paz interna en las reuniones de coordinación? Complejo, pero si así se asegura una campaña presidencial tranquila entre las partes, pues bien, que así sea.
Quinto, compartir un pacto parlamentario y presidencial y no acceder a cargos de un eventual nuevo gobierno de la centro-izquierda aparece como un sinsentido. De eso no hay dudas. Por consecuencia, en la DC tienen que asumir que habrá ministros comunistas en el posible gabinete. Y claro, como nada es gratis en esta vida, habría que saber qué va a tener que hacer el PC para tener carta blanca. No opinar en ciertos proyectos de ley donde la DC tiene más de una opinión es una alternativa. También declinar a llevar un precandidato a las primarias de junio de 2013 o, por qué no, sumarse a la idea de no incitar a las protestas callejeras si al cabo de los primeros meses del nuevo gobierno hay inpaciencia ciudadana.
El problema es que tanto Guillermo Teillier, timonel PC, como los demás parlamentarios han afirmado que la vía callejera de acción no será abanonada aún si llegan a La Moneda.
Sexto, ambas agrupaciones tendrán que ceder a las exigencias que desde Estados Unidos traerá Michelle Bachelet, siendo una de ellas la que con ahínco ha defendido ante el empresariado el presidente del Senado, Camilo Escalona: que el retorno de la doctora socialista a Palacio incluye una agenda moderada de cambios políticos, Es decir, adiós a la asamblea constituyente, adiós a la cuarta urna y adios a una nueva Constitución, postulados que exige el PC y diversos sectores de la Concertación, como el PPD y el PRSD.
Y séptimo y final, los señores Teillier y Walker deberán profundizar su trabajo en sus respectivas bases y células, porque una cosa es darse la mano en público en Alameda 1460 (sin duda todo un un hito) y llegar a acuerdos en el Parlamento , cosa bastante más habitual. Muy distinto es socializar una agenda común entre el simple militante DC y PC. Resultó en varias comunas donde la DC ganò alcaldías con votos PC y en las emblemáticas plazas PC en las que la votación falangista ayudó a vencer a la derecha, siendo el ejemplo más importante el feudo de Recoleta. Veremos si resulta en los temas nacionales, con una candidata que aùn no llega, pero que tiene grandes opciones de ganar el 2013 y con una oposición que sabe que necesita de todos los votos para obtener una victoria.
Esto recièn está comenzando.
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