Por Adrian Salbuchi
WikiLeaks acaba de publicar nuevos documentos que indican que corporaciones estadounidenses de "inteligencia global" como Stratfor y entidades extranjeras como Canvas vienen trabajando intensamente desde hace una década, hombro a hombro, con agencias del Gobierno de EE.UU. con un objetivo en común: derrocar al presidente democráticamente elegido de Venezuela, Hugo Chávez. Seguramente nadie estará sorprendido…
Metiendo las narices en el 'patio trasero'
El mundo corporativo estadounidense siempre ha operado estrechamente con la CIA, el Departamento de Estado y el Pentágono promoviendo el derrocamiento de gobiernos –perdón… promoviendo el "cambio de régimen en estados transgresores"– cuando sus gobiernos no se alineen automáticamente con los intereses de EE.UU. O, mejor dicho, cuando no se alinean a los intereses de los Dueños del Poder Mundial, hoy profundamente enquistados dentro de las estructuras de poder públicas y privadas de Estados Unidos.
Esto viene siendo así muy especialmente en Latinoamérica, región que EE.UU. tradicionalmente considera como su 'patio trasero' económico y geopolítico; desde México hasta Tierra del Fuego...
Por ejemplo, el 11 de septiembre de este año (¡vaya fecha!), se cumplen 40 años del golpe financiado, apoyado y orquestado por la CIA que derrocó al democráticamente elegido presidente chileno Salvador Allende.
En aquel septiembre de 1973 Allende fue reemplazado por una junta militar pro-EEUU y pro-Reino Unido a cargo del general Augusto Pinochet. Es notorio que empresas privadas como la ITT trabajaron mancomunadamente con agentes operativos de la CIA dentro de Chile promoviendo huelgas, disturbios sociales y ejecutando acciones la guerra psicológica a través de los medios locales. Entonces, el blanco fue Chile; hoy, el blanco es Venezuela.
En verdad, los años 70 y 80 del siglo pasado vieron la ejecución del Plan Cóndor diseñado por Henry Kissinger, que dio apoyo político, diplomático y financiero a distintos golpes y regímenes antidemocráticos, no solo en Chile sino también en la Argentina, Bolivia, Uruguay, Paraguay y otros países de la región.
El apoyo angloestadounidense a estos regímenes solo era quitado cuando algún iluso general latinoamericano como el argentino Leopoldo Galtieri se pasaba de la raya haciendo algo realmente torpe como invadir las islas Malvinas en 1982…
Fuera de eso, todos aquellos golpes promovidos por EE.UU. utilizaron a militares y ‘hombres fuertes’ locales debidamente ‘entrenados y educados’ en la Escuela de las Américas de Panamá. Así, se les permitía hacer lo que se les diera la gana en sus países siempre y cuando cumplieran con tres consignas básicas: (a) mantener a sus países férreamente alineados con el imperativo geopolítico norteamericano, lo que durante la Guerra Fría significó ser furibundamente anticomunista; (b) aceptar la imposición de políticas económicas y financieras al estilo de los Chicago Boys, permitiendo la generación espuria de gigantescas deudas públicas; y (c) mantener a las poblaciones locales permanentemente atemorizadas y, por ende, ‘disciplinadas y ordenadas’.
Desde la caída de la ex Unión Soviética, sin embargo, estas tácticas han cambiado en forma dramática. Hoy, el control norteamericano sobre los países latinoamericanos tiene como principal arma promover la 'democracia'… o, al menos “el tipo de democracia que nosotros queremos ver”, según la elocuente declaración de Hillary Clinton cuando visitó Egipto durante la ‘primavera árabe’ en marzo 2011.
Por supuesto que tal ‘democracia’ controlada por el dinero no es una verdadera Democracia en absoluto, sino más bien un sistema de corrupción y control sustentado por las payasadas mediáticas de las clases políticas vernáculas, que siempre logra catapultar a 'sus' candidatos hasta los máximos estrados del poder en cada país.
Cuando EE.UU. se sale con la cuya como en México, Colombia y Chile, y 'sus' candidatos ganan las elecciones locales, entonces todo está bien: ‘business as usual’.
Pero cuando la creciente concientización y madurez política de las poblaciones locales hacen que elijan a presidentes que priorizan el Interés Nacional propio, como ocurre en Ecuador (que acaba de reelegir a su lúcido presidente Rafael Correa), Bolivia (Evo Morales) y, muy notablemente en Venezuela con Hugo Chávez, entonces la infernal megatopadora norteamericana del ‘cambio de régimen’ entra en acción.
Iniciativas públicas y privadas
Nunca se puede saber si en los Estados Unidos son la Casa Blanca y el Congreso los que manejan al país y al mundo corporativo y bancario, o si –todo lo contrario– es el mundo corporativo y de los megabancos los que manejan a la Casa Blanca, el Congreso y el país.
Recientes documentos divulgados por WikiLeaks sobre Venezuela describen a Stratfor como “una empresa que se hace pasar por un servicio de inteligencia global, pero en realidad brinda inteligencia confidencial a corporaciones como Dow Chemical Co. (Bhopal), Lockheed Martin, Northrop Grumman, Raytheon y a agencias del Gobierno estadounidense que incluyen al Departamento de Estado, Departamento de Seguridad Interior, la Infantería de Marina, y la Agencia de Inteligencia para la Defensa” .
WikiLeaks explica que “los correos electrónicos describen la red de informantes de Stratfor y su estructura de sobornos, técnicas de lavado de dinero y metodologías de acción psicológica”.
Los correos electrónicos que se filtraron sobre un amplio conjunto de temas se centran en el sector energético, especialmente el del petróleo; en los cambios políticos y en el estado de las fuerzas de la derecha dentro de Venezuela; y en el estado de sus fuerzas armadas. También se refieren a las relaciones de Venezuela con Cuba, China, Rusia e Irán, y hacen proyecciones muy negativas sobre la economía y el sector financiero.
La consultora serbia apoyada por EE.UU., CANVAS –por sus siglas en inglés: Center for Applied Non-Violent Action and Strategies (Centro para la Aplicación de Acciones y Estrategias No-Violentas)– es otra entidad máscara de “inteligencia global” que en la práctica son organizaciones especializadas en ingenierizar disturbios sociales –incluso guerras civiles– como descubrieron con gran dolor naciones como Serbia, Libia, Afganistán y Siria.
Los correos divulgados de CANVAS los muestra explicando cuáles son las estrategias que recomienda para lograr derrocar a un Gobierno: “cuando alguien nos pide ayuda, como en el caso de Vene (¡sic!), usualmente le preguntamos ‘¿y cómo lo piensan hacer?’. Esto quiere decir que lo primero que hay que hacer es un análisis de situación (explicado en el documento Word que te envié), y luego viene la 'Declaración de Misión' (aún por preparar), y luego el 'Concepto Operativo', que es el plan de campaña”, le recomendaba CANVAS a Stratfor. “Para este caso, tenemos tres campañas: unificación de las fuerzas de la oposición; la campaña para las elecciones de septiembre (se referían a las elecciones legislativas de septiembre 2010); y en paralelo con ello, la realización de una campaña de ‘¡vaya y vote!’”. ¡Claramente, esta gente va directamente al grano!
El fundador y presidente de Stratfor es George Friedman, quien es regularmente entrevistado en los grandes medios como 'The Wall Street Journal', CNBC y CNN y es asesor de JPMorganChase, CitiGroup y Ernst & Young.
A su vez, el director ejecutivo de Stratfor es Sean Morenz, quien durante muchos años fue un alto ejecutivo del banco Goldman Sachs (ver: www.stratfor.com/about/executives). No se trata exactamente de corporaciones y megabancos que se dediquen a promover el Bien Común de los pueblos, sea el venezolano o cualquier otro.
Queda claro que no existen líneas divisorias claras y tajantes entre estos “editores y analistas de inteligencia”, los bancos de cerebros (think-tanks) como el Council on Foreign Relations (CFR), RAND Corporation, National Endowment for Democracy (NED) y las grandes corporaciones norteamericanas por un lado; y agencias del Gobierno de EE.UU. como la CIA, NSA, USAID y el Departamento de Estado, por el otro.
En verdad, en casi toda Latinoamérica, los observadores políticos más lúcidos siempre tienen un ojo puesto en lo que hace 'La Embajada', entendiéndose por tal no a cualquier embajada sino a la Embajada de los Estados Unidos de Norteamérica, siempre dispuesta a inmiscuirse en los asuntos internos de todos los países.
No ha de sorprender entonces descubrir que esta tanda de documentos divulgados por WikiLeaks revele que firmas norteamericanas trabajan intensamente para derrocar al presidente Hugo Chávez, asistiendo y financiando a candidatos de la oposición como Henrique Capriles Radonsky, que fuera el principal candidato opositor a Chávez en las elecciones presidenciales del año pasado, quedando en segundo lugar.
Capriles Radonsky tiene fuerte apoyo financiero, político y mediático de Estados Unidos, Europa e Israel, gracias a su notable alineamiento con los intereses y objetivos de esas naciones en Venezuela y la Región. De origen judío –algo notable en un país como Venezuela que tiene una muy pequeña comunidad judía– Radonsky promete alejar a Venezuela de los vínculos estrechos forjados por el presidente Chávez con Irán, Cuba, Rusia, China y (hasta que fuera invadida y destruida por la OTAN) también con Libia.
Dada la condición de salud del presidente Chávez, esta iniciativa pública-privada de EE.UU. se encuentra trabajando intensamente promoviendo a todas las fuerzas opositoras dentro de Venezuela, mientras aguardan ansiosamente las “buenas nuevas” (¡para ellos, se entiende!) sobre la salud presidencial, esperando que se vea obligado a abandonar la presidencia que ganara el año pasado, lo que significaría nuevas elecciones presidenciales en Venezuela, pero sin Hugo Chávez.
Ello representaría una verdadera tragedia para ese país ya que la iniciativa pública-privada estadounidense se pondría en poderoso modo “metamos a nuestro muchacho en el palacio Miraflores de Caracas”.
Tragedia no solo para Venezuela sino para toda la región donde EE.UU. ya tiene gran influencia en países como Colombia –cuyo presidente, Juan Manuel Santos, es miembro del banco de cerebros neoyorquino creado por David Rockefeller, Americas Society, que promueve vías de acceso dentro de toda Latinoamérica para el mucho más poderoso Council on Foreign Relations, cuya sede central se encuentra apenas cruzando la calle 57 y Park Avenue en Nueva York), y México que recientemente eligió como presidente al multimillonario pro-EE.UU. Enrique Peña Nieto. Dos países donde para EE.UU. rige el ‘business as usual’...
“…haz que parezca una elección democrática...”
Dando su asesoramiento acerca de cómo ingenierizar la desestabilización política y social dentro de Venezuela, CANVAS le recomendó a Stratfor que “nosotros solo les aportamos las herramientas que deben utilizar”. Refiriéndose a las elecciones legislativas del 2010, decían que “este año decididamente vamos a aumentar nuestras actividades en Venezuela… ellos tienen elecciones en septiembre y nosotros mantenemos estrechos vínculos con activistas ahí y con la gente que procura ayudarlos (por favor mantener esto en forma reserva; no publicar). La primera fase de nuestros preparativos ya está encaminada”.
De manera que este es “el tipo de democracia que EE.UU. quiere ver…” o, como lo recomendaría el padrino don Corleone a sus agentes y operadores si tuviera algún puesto en el Departamento de Estado o la CIA, “haz que parezca una elección democrática…”.
Pensándolo bien, quizás los mejores discípulos de Corleone estén a cargo de este 'show' infernal después de todo...
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