Según fuentes cercanas a la investigación del magistrado Mario Carroza, Andrés Valenzuela Morales
deberá ser interrogado en calidad de testigo el lunes a primera hora
por el ministro por varias causas de Derechos Humanos, pero
principalmente por el caso de “Fuente Ovejuna”, operación que se llevó a cabo en las calles Fuente ovejuna y Janequeo de la comuna de Las Condes, el 7 de Septiembre del 1983, como represalia por la muerte del intendente metropolitano mayor (r) Carol Urzúa.
Allí fueron asesinados los miristas Lucía
Orfilia Vergara Valenzuela, Arturo Jorge Villavela Araujo, Sergio Peña
Díaz, Alejandro Salgado Troquian y Hugo Norberto Ratier Noguera. En ese contexto, Valenzuela Morales, conocido como “El Papudo” ampliará la declaración que ya entregó a la Brigada de Derechos Humanos de la PDI.
“Efectivamente se en cuentra en
Chile desde febrero requerido por varios ministros que llevan causas de
Derechos Humanos y la cantidad de información que tiene al respecto”,
confirmó a El Dínamo un funcionario de la Brigada de DD.HH de la
Policía de Investigaciones. También agregó que Valenzuela Morales se
estaría alojando en la casa de unos familiares en Santiago y habría
declarado este lunes ante el juez Miguel Vásquez.
Su caso es conocido y también su frase: “Sólo necesito hablar… Quiero hablarle sobre cosas que yo hice, desaparecimiento de personas”,
como el mensaje y revelación con el que Valenzuela llegó hasta la
revista “Cauce” (en septiembre de 1984) para contarle esta historia a la
periodista Mónica Gónzález (actual directora de Ciper). Valenzuela en ese entonces Suboficial de la Fuerza Aérea y tenía tan sólo 28 años.
La confesión histórica la dio como desertor del denominado “Comando Conjunto”,
aparato represor que llegó a rivalizar con la DINA, encargado
principalmente de la persecución y exterminio del Partido Comunista y
que luego de su disolución siguió operando dentro de la FACH hasta la
década de los ‘80.
Como en el tiempo de sus declaraciones, “El Papudo” se desempeñaba como miembro activo de Fach, tiene una orden de requerimiento por deserción en la Fiscalía de la Institución. Después de este testimonio y por el riesgo de ser asesinado, debío salir del país, ayudado por funcionarios de la Vicaría.
A través de esa histórica entrevista, por
primera vez se pudo obtener datos acabados sobre las desapariciones,
torturas y métodos de exterminio de militantes de partidos de izquierda.
A través del confesión de Valenzuela además se conocieron nombres de
agentes, centros de detención y tortura y el destino final de los
cuerpos de los desaparecidos que fueron lanzados al mar en helicópteros y
enterrados en fosas comunes.
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