Silencio en la corte…
La ausencia de un vocero
oficial en plena crisis ha generado la sensación de que la Presidenta
electa pretende continuar con un diseño comunicacional que, si bien le
dio réditos en campaña, está generando un frente de conflicto
innecesario con los partidos de la Nueva Mayoría. Al interior del pacto
se comenta soterradamente el peso que las distintas tiendas han debido
sobrellevar en esta etapa, frente al mutismo que ha mantenido el
gobierno recién electo.
Nadie
discute que la estrategia de campaña de la Presidenta electa Michelle
Bachelet, sumada a su enorme popularidad, produjo un muy buen resultado
electoral. Su empecinado silencio, desde que pisó suelo chileno para
asumir su candidatura, se convirtió en una característica difícil de
sortear. Sin embargo, ese mismo diseño, a sólo semanas de volver a
instalarse en La Moneda, le está generando costos políticos. La crisis
en la designación de subsecretarios e intendentes cuestionados, hizo
esperar una vocería que diera cuenta de una reacción activa ante lo
sucedido. Por lo mismo, con todo el equipo ministerial del gobierno
entrante de vacaciones, en los partidos comienzan a resentir el haber
tenido que salir a dar la cara por algo en lo que no tuvieron mayor
injerencia.
Analistas políticos no descartan que
casos como este pudieran incubar el “germen del discolaje”, que ya antes
interfirió con fuerza durante su primera administración.
En los partidos insisten en que
intervinieron poco o nada en la designación de las autoridades que ya ha
nombrado la Presidenta electa. Aunque algunos representantes políticos
admiten que sus colectividades entregaron algunas listas, aseguran que
no tuvieron poder ni para confirmar ni para vetar nombres. Por lo mismo,
habrían deseado que desde los equipos de Bachelet se hubiera tomado con
más responsabilidad lo sucedido, designando vocerías que se hicieran
cargo de la línea comunicacional adoptada. Un representante de la Nueva
Mayoría se lamenta de “la total indefensión en que habrían quedado los
partidos”. Porque son los que han debido “dar la cara y estar
permanentemente dando explicaciones”. Incluso, plantea que si este va a
ser el tenor del segundo gobierno de la doctora, “entonces, estamos muy
mal”.
La inquietud que se está gestando
soterradamente en los partidos de la coalición ganadora es percibida
desde la academia, donde llegan a un diagnóstico similar al que se está
dando en las colectividades, pese al acuerdo al que arribaron sus
dirigentes, de no profundizar el conflicto suscitado por la forma
“desprolija” con que se designaron los cargos, y mucho menos
públicamente. Marco Moreno, cientista político de la Universidad
Central, estima que “parece ser que lo que hemos visto responde a un
diseño estratégico del sector más cercano a Michelle Bachelet, por el
que ha optado desde el inicio de la campaña, para no exponer a la
Presidenta electa a tener que dar explicaciones por los errores que se
cometan bajo su mando”.
A su juicio y basándose en la reacción
del equipo de la Mandataria tras el estallido de la crisis que provocó
la falta de pericia con que se habría designado a subsecretarios e
intendentes –al punto de que en la propia coalición explican que, si no
se han hecho los cambios que corresponde aún, es porque quieren hacer
todos los que sea necesario de una sola vez y esa labor no concluye
todavía–, “el diseño estratégico comunicacional es no encarar el
conflicto por la vía del silencio. Este ha sido el manejo de las
comunicaciones en el que han apostado al desgaste de la información y la
noticia”. Es decir, al no dejar un vocero –profundiza Moreno– se evita
que haya que responder a las críticas que van surgiendo, con la
esperanza de que otra noticia apague, finalmente, la original y se
olvide.
Sin embargo, el analista tiene la
convicción de que ese diseño comunicacional estratégico “tensiona la
relación entre los equipos de gobierno y los partidos. Una relación que
ha sido bastante asimétrica, porque los partidos no han tenido
participación real en la conformación de los equipos con que va a
gobernar Bachelet. Los partidos de la Nueva Mayoría “tienen una marcha
de pie forzado –agrega–, porque siguen asumiendo y dando la cara por los
errores que se han cometido hasta ahora, en medio del desprestigio que
ya sufren los políticos, lo que no les reporta ninguna ganancia. Se ha
incubado esa molestia que puede convertirse en el germen del discolaje”.
Lo que no es menor, si se considera que fue en el primer gobierno de
Bachelet donde los díscolos proliferaron.
Aunque el cientista político Patricio
Gajardo discrepa de la premisa de que los partidos no hayan participado
en la conformación de los equipos de gobierno, sí cree que, aun antes de
instalarse en La Moneda, el futuro gobierno atraviesa “una crisis en
serio, porque tras resultar electa Bachelet, no ha habido cambio de switch
desde la campaña. Un gobierno electo toma decisiones que tienen impacto
social. Por lo tanto, lo que pueda haber sido útil en campaña, el
silencio, la ambigüedad, es muy poco útil en el proceso de la toma de
decisiones”. En cambio, José Viacava, experto de la Universidad de
Chile, tiene la certeza de que si el conflicto con las designaciones
hubiera sido a la altura de junio o julio, habría tomado un cariz mucho
más grave. Y dado el periodo estival, plantea que “el silencio lo
entendería como un proceso de estar preparando una puesta en escena y no
lo tomaría como inacción”. Lo que sí tiene claro es que si esta forma
de actuar de parte de Bachelet y sus equipos “se sigue manteniendo con
el paso del tiempo, sólo avizoro problemas”. Temor que ya manifiestan
algunos representantes de la Nueva Mayoría.
Un analista de la Nueva Mayoría no sólo
comparte que Bachelet y su equipo se fueron de vacaciones y “cerraron el
boliche y dejaron la crisis dando bote”, sino que, además, explica que a
eso se debió que el designado subsecretario del Interior, Mahmud Aleuy,
se haya tomado ese espacio vacío “como un emprendimiento personal, sin
ser mandatado por nadie para eso, como vocero informal en off,
lo que es resultado de la estrategia del silencio” que en esta etapa
sigue campeando en los equipos de la mandataria electa. En opinión del
analista, lo que ahora ocurre “es peor que en la campaña, porque ahí al
menos (los medios) tenían una válvula de escape en los voceros. Acá no
hay ninguna, por lo tanto se llenó todo con los off de Aleuy”.
En el actual escenario, este experto
cree que “crecerá la tensión entre el gobierno y los partidos. Sin un
vocero oficial o informal, van a comenzar las filtraciones y acusaciones
de unos con otros, lo que va a ser fatal para el clima político en la
Nueva Mayoría. Se viene una noche de cuchillos bajo la toga, como en el
senado romano”.
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