comunicaciones cgt
En
el movimiento sindical hay distintas formas de ver la organización y la
lucha, por la misma razón es que existen diversas estructuras, incluso 2
o más en un mismo sector de trabajadores.
Sin embargo todas ellas tienen al menos un par de elementos en común. La falta de solidaridad y el olvido.
En
efecto, muchos son los organizados que entran en conflicto con su
patrón pero muy pocos los que reciben el apoyo efectivo de sus
pares, ya sea en visitas en el lugar del conflicto o algún tipo de
ayuda que les permita sostener su movilización.
Muchas
son las páginas web y los blog que pululan en el Internet, pero la
mayoría de ellos no están actualizados y casi ninguno dedica su atención
a la difusión de los conflictos o los problemas que afectan a los
trabajadores y al pueblo en general.
Un solo ejemplo grafica lo anterior.
El
terremoto en el norte fue grande, hubo perdidas humanas y una gran
cantidad de damnificados, pero el movimiento sindical no ha tenido una
expresión de solidaridad amplia y unitaria, salvo los contactos directos
de algunas organizaciones, como la nuestra, con sus afiliados, pero
incluso eso ha sido insuficiente.
Es
cierto que se tomó contacto casi inmediato con los sindicatos, que se
averiguó si había damnificados, problemas en los lugares de trabajo o en
los hogares, pero recibidas las respuestas – por suerte favorables -
nos quedamos tranquilos como si nada hubiera pasado, como si los miles
que están sin hogar y con limitaciones en su diario vivir no fueran
nuestra preocupación.
Y
claro, reclamamos airadamente por el show que hacen en la televisión,
por la aparición en cada una de estas desgracias del guatón Francisco y
otros buitres y sin embargo poco o nada hacemos por estar al lado de
nuestro pueblo en desgracia.
Como
para las elecciones, criticamos lo que hay, damos opiniones pero no
avanzamos en ninguna propuesta. Después nuestra gente elige a los mismos
de siempre y lo único que nos contenta es que aumenta el número de
abstenciones, como si con eso estuviera cumplida la tarea.
Con
la memoria sucede otro tanto. A lo mucho en el movimiento sindical nos
recordamos de grandes líderes como Recabarren o Blest y el recuerdo es
ahí no más, por que muchas veces el actuar no guarda relación con lo que
difundieron estos grandes dirigentes, ya que es harto el discurso pero
deficiente la acción.
No
pasa lo mismo con nuestros propios dirigentes o socios destacados, que
la mayor parte de tiempo pasan al olvido, sin la más mínima mención al
rol que jugaron.
La organización en la
que militamos es fruto del esfuerzo y el sacrificio de muchos y muchas,
que descuidaron hogar, familia y lo dieron todo por que se pudiera
estructurar ese espacio de respuesta a la prepotencia de la patronal,
esa escuela formadora de líderes sindicales, de colaboradores abnegados
que sin importar el lugar que ocuparan estaban prestos a entregar
propaganda, llevar los lienzos en las marchas y sacar plata de su
bolsillo, cuando era necesario, para el desarrollo de cualquiera
iniciativa que tenía por objeto apoyar a la clase.
¿ Y cuanto los recordamos?
Tal parece que las
organizaciones no tuvieran historia, que aparecieron de repente de la
nada y que a veces se pierden de igual manera.
Uno
de los objetivos declarados del Pulso Sindical fue recordar las luchas y
los luchadores, fustigar las conciencias, motivar la participación,
promover la convicción que nos asiste
de que es de las bases de donde sale todo y que estas bases serán mas o
menos activas y concientes según y como opere la dirección de la
organización, dirección que no siempre cumple con el mandato que le fue
entregado.
Creo
que es solo desde la historia que se puede renacer, que se debe sacar
enseñanzas de las luchas de décadas dadas por los que estuvieron antes
que nosotros.
Por
eso nunca hemos olvidado a los nuestros y no necesitamos de fechas
especiales para hacerlo, es simplemente que son parte de la CGT y están
siempre en la memoria.
En
estos días supe que se va apagando la luz de ese gran viejo que se
llama Juan Muñoz Canales. Un maldito cáncer lo hostiga y ataca, avanza y
retrocede, lo lleva al hospital resiste y sale, pero lentamente le van
faltando las fuerzas. Así y todo, resiste.
Juanito
fue un don garzón, conocedor de su pega, defensor de la dignidad de su
oficio, enemigo acérrimo de los ganapanes que siempre van por ahí
entregándose por cualquier moneda, luchó por que el % legal y las
propinas fueran en apoyo también de quienes ayudaban a que la pega del
garzón saliera de primera.
Nunca dio limosnas, siempre apoyó a los que estaban bajo el en esta cadena de explotación.
Socio
disciplinado de su Sindicato, nunca aspiró a un cargo ni necesito ser
parte de una directiva para luchar por los derechos del trabajador.
Respetó a todos y exigió ser respetado como el trabajador que era, no
aceptando jamás otras cuestiones que nos fueran aquellas que había
pactado en el contrato de trabajo.
Junto
al Pancho Venegas salieron a gritar contra la dictadura cuando todavía
muy pocos se atrevían, y si necesitaban “pegarse unos pencazos” para
darse ánimos, lo hacían y se subían a los escaños del paseo Ahumada a
entregar su mensaje de lucha y compromiso.
Estos
2 viejos garzones que nombro, me ayudaron a ser lo que soy en el
trabajo sindical, se dieron el tiempo para enseñarme el oficio y
contarme la historia, fueron grandes pilares cuando, aún joven, decidí
luchar contra el alcoholismo y hasta el día de hoy se muestran
interesados y preocupados de mi que hacer.
¿Cuantos Muñoz y Venegas hay en las organizaciones y como se les recuerda?.
Yo
creo que es bueno decirles ahora a estos viejos, cuando están cuerdos y
concientes, lo importante que fueron. Contarles que la semilla que
sembraran está dando frutos y que esa organización pequeñita, con
patitas de palillo que apenas se sostenía en pie, hoy se para firme y
tiene opinión, y construye para su futuro, va creciendo en todo el país
lenta pero sostenidamente.
Al
cierre pedir un favor a todos quienes leen y distribuyen el Pulso.
Necesito saber de la familia de Rene Rosales Peña, un compañero que por
años vendió empanadas de pino y queso en el Bar El Rapido, que fue
injustamente olvidado por la dirección de nuestra organización y a quien
deseamos entregarle el reconocimiento que se merece, algo que no
pudimos hacerle en vida.
Honor y Gloria a todos estos desconocidos héroes obreros.
MANUEL AHUMADA LILLO
Presidente C.G.T. CHILE
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