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lunes, 28 de enero de 2019

ante la ONU para frenar a Bachelet en los meses previos a su designación

FOTO: REUTERS.

Según la revista Foreign Policy, las gestiones para hacer presente el desacuerdo estadounidense empezaron desde mayo pasado, cuando recién empezaban los rumores sobre que la exmandataria podría ser considerada como Alta Comisionada para los Derechos Humanos.


Según la prestigiosa revista Foreign Policy, el episodio está relatado en un memorándum, escrito por la exembajadora de Estados Unidos ante Naciones Unidas, Nikki Haley. En mayo del año pasado, su jefe de gabinete, David Glaccum, junto con otro asesor, Morgan Viña, le consultaron a María Luiza Ribeiro Viotti, jefa de gabinete del secretario general de la ONU, Antonio Guterres, si Michelle Bachelet era candidata para ser la siguiente Alta Comisionada para los Derechos Humanos. “Ellos no recibieron una confirmación”, relató Haley, según la publicación.
El hecho es uno de los varios momentos en que el gobierno de Donald Trump intentó, mediante diversos canales, hacer presente su malestar y su oposición a que la expresidenta chilena asumiera en el puesto. Una trama desconocida hasta ahora y desclasificada por Foreign Policy, que incluye mensajes con fotografías de Bachelet con jefes de Estado latinoamericanos a los que la diplomacia estadounidense calificaba como “dictadores”.
En julio, por ejemplo, el secretario de Estado adjunto para temas de organizaciones internacionales, Kevin Moley, y su principal asesora, Mari Stull, se reunieron con David Vennett, un ex miembro del equipo de transición de Trump en asuntos exteriores que luego fue contratado por el secretario general de la ONU para su equipo, con el fin de mantener el vínculo con la Casa Blanca.
“Stull luego le envió mensajes a Vennett expresándole sus reparos”, dice en el memorándum de Haley, según Foreign Policy. “Éstos incluyeron fotos de Bachelet lado a lado con dictadores latinoamericanos”, agrega el mismo documento, aunque no se precisa a quiénes se refiere.
La misma asesora, de acuerdo a la revista habría expresado reparos a un colega “sobre el rol de Bachelet en legalizar el aborto en Chile”.
Por su parte, Morgan Viña, otro de los asesores de Haley, se reunió el 23 de julio pasado, se reunió con Vennett. “Le dijo que los israelíes les comunicaron que el secretario general estaba considerando a Bachelet y que no la apoyan, y que nosotros también teníamos reparos”, plantea el documento.
El 6 de agosto, Vennett le envió un correo a Viña comentándole que el secretario general iba a designar a Bachelet. Un día después, el asesor estadounidense le pidió a su contraparte de la ONU gestiones para retrasar el nombramiento, e incluso la propia embajadora Haley intentó llamar a Guterres. “Pero el mismo día, se le ofreció el puesto a Bachelet”, dice Foreign Policy, que asegura que la noticia enfureció tanto a la diplomática que canceló su pedido de hablar con el jefe de Naciones Unidas.
Con todo, Foreign Policy señala que el 8 de agosto Guterres le aseguró a Haley en un correo electrónico que recién había sabido de la inquietud estadounidense dos días antes de la designación. La respuesta de la embajadora fue dura. Le envió al secretario general el memorándum dado a conocer este lunes por la revista, con un mensaje claro: “Espero que esta cronología entregue claridad a usted y su equipo, que refleje cuán importantes eran las consultas sobre este nombramiento para nosotros y nuestra decepción de cómo esto fue mal manejado”.

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