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domingo, 29 de diciembre de 2019

¿Qué pasaría si los plutócratas perdieran el miedo?

By Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)  Diciembre 29, 2019  
El ultraderechista José Antonio KastEl ultraderechista José Antonio Kast
Durante este año, dos miembros de la familia Pérez han ocupado algunos de los titulares y los resúmenes de Prensa: el ridículo guatón, dueño de GASCO, Matías Pérez Cruz quien creyéndose dueño de la playa colindante con “el jardín del edén” de su propiedad, en el Lago Ranco, expulsó a dos mujeres que apaciblemente descansaban en la playa con su vozarrón de prepotente macho, bien alimentado a juzgar por su voluminoso abdomen que exhibía sin pudor y las conminaba prepotentemente a abandonar su fundo con frases como “se me van, se me van”…
Otro de los Pérez y gerente del Metro, Clemente Pérez, quien en una entrevista concedida a los medios de comunicación el viernes 18-0, exhortaba a los cabros de dejar la evasión, pues nadie los seguía y que, por el contrario, comenzaban a ganarse la antipatía “de los adultos mayores”. “Cabros esto no va aprender”
A esta visión de que Chile es su propiedad privada hay que agregar el caceroleo, que tuvo lugar en la Rotonda Atenas, en que “rotos metidos a gentes se negaban a convivir con otros rotos”, reclutados por el alcalde, Joaquín Lavín, (dejo de lado muchos otros episodios de este año en los cuales se demostraba que los plutócratas temen la invasión por parte de los pobres).
Durante estas manifestaciones volvió a aflorar el sentido clasista de nuestra plutocracia reinante cuando unos viejos carcamales y ancianas encopetadas trataron de expulsar a los pobladores, habitantes marginales del mismo barrio, del Mall de la Dehesa, gritándoles “rotos de mierda, vuelvan a su población…”
Sebastián Piñera no es más que el producto del ethos de la plutocracia chilena que, como lo decía el escritor Luis Orrego Luco: “todos han vueltos sus ojos al dios dinero y han desdeñado las demás virtudes…” (Cit. por Luis Barros y Ximena Vergara, pág. 75), así, el dinero se ha transformado en la clave del poder. Más abajo, Orrego distingue a un Presidente, (seguramente Juan Luis Sanfuentes), a quien lo único que le preocupaba era rueda de la Bolsa de Comercio, y a otro que decía “… menos afortunado si se hubiera casado con una mujer rica, de seguro, habría sido presidente de la república.
La famosa feminista Inés Larraín, (“Iris”), criticaba a su clase diciendo que: “El poder no sea el privilegio de cuatro magnates, porque tienen extensos fundos o porque han hecho pingües negociados a la sombra del gobierno”; Orrego Luco pone en boca de otro personaje que “se había acostumbrado a que todo se incline ante su parecer, convenido como está de que el dinero siempre acaba por tener razón…” (op. cit:76).
Joaquín Edwards Bello, en 1942, pintaba el mito político de la siguiente manera: “En las calles alguien nos ataca y nos dice con voz cautelosa de conciliador: ´ahora tenemos el hombre´. Otro dice: ´basta estar cerca de él para sentir la atracción del genio. ´Se parece a Napoleón´, añade un lector de El Peneca.”
“Los partidarios acérrimos echan a correr bolas fenomenales. Unos dicen a otro al oído: se trata de tú con Mussolini. ´He visto una carta de Churchill en que le pide su opinión´. ´Roosevelt lo quiere contratar´”. (Edwards Bello, Mitópolis:28).
El Presidente actual y su señora no son más que productos de la plutocracia, y Sebastián es el líder, protector y salvador de los millonarios de Chile, además de involucrado en sus hábiles tretas para engañar al fisco, y si no es dueño, se considera uno de los principales accionistas de las empresas cotizadas en el IPSA.
Pedirle al Presidente que, producto del miedo, arriesgue la rentabilidad obtenida durante el año y acumulada del año anterior, es “pedir peras al olmo”. Los plutócratas nunca han gobernado para el país, sino para sus propios intereses, pues Chile es “su hacienda”, desde Pedro de Valdivia hasta hoy.
El Presidente Piñera, fue víctima – al igual que Jorge Alessandri – de lo que Edwards Bello llamaba “el mito político”: sus partidarios le atribuían poderes mágicos en economía y manejo de la hacienda pública, y estaban convencidos de que iba a poner a Chile a la vanguardia de los países de América Latina, (Dicen que Piñera se tutea con Trump y Macron, ¿será que se les parece o bien, seguirá su destino? < el primero con juicio político y, el segundo, con la huelga más prolongada en la historia de Francia>). Así como los plutócratas inventan ídolos, cuando estos fracasan los envían al basurero de la historia.
Hoy, los magnates dueños de Chile permanecen callados de puro miedo, (ellos mismos inventan que los comunistas se comen a las guaguas y van a ser otro tanto con ellos, de carnes curtidas y de arrugas en las arrugas), pero no es primera vez, pues ya habían pasado por este trance en 1970 con la elección del Presidente Salvador Allende, y muchos de ellos huyeron despavoridos a Mendoza y a otras ciudades del Continente, y cuando los militares los salvaron, se transformaron en hienas vengándose de quienes habían ocasionado sus miedos. Los militares no fueron más que el instrumento del odio cerril de los derechistas vengativos.
Siempre hay que tener cuidado del odio y venganza de los ricos hacia los pobres, y hoy, como antes, en el golpe militar de 1973, esperan el momento adecuado para hincar sus fauces en el cuerpo de los manifestantes, que han osado rebelarse contra los poderosos y, además, poner en cuestión su orden precario.
El abandono de la UDI de Chile Vamos es un inteligente paso táctico, pues es evidente que Piñera y su gabinete carecen de todo poder, y el único camino, en consecuencia, es agrupar a la ultraderecha, es decir, quienes admiran a Pinochet, y si pudieran, aplaudirían otro golpe militar.
La lógica de todo estallido consiste en la desaparición del centro político, y ya no caben medias tintas; o se es facho rojo o facho pardo. El fascismo no es otra que la violencia de los ricos, aplicada contra los pobres, (Mussolini no se explica sin la ocupación de fábricas en Torino, ni Hitler, sin la tesis de Stalin, por la cual después del nazismo, vendrá el comunismo; los enemigos principales eran los social-traidores y no los nazis).
Muchas de las llamadas funas que se están realizando en el Chile de hoy son prueba de lo dicho anteriormente: la llevada a cabo, por ejemplo, contra la ex candidata presidencial, Beatriz Sánchez y contra el diputado Gabriel Boric, con autoría de cabezas calientes de la ultraizquierda y de pseudo-anarquistas.
La historia ha probado que los plutócratas, cuando tienen miedo recurren al odio y a la esperanza de una pronta venganza.
Rafael Luis Gumucio Rivas (El Viejo)

28/12/2019
Bibliografía
Luis Barros y Ximena Vergara, El modo de ser aristocrático, Aconcagua.
Joaquín Edwards Bello, Mitópolis, Nascimento, Santiago, 1973
Jean Delumeau, El miedo en occidente, Taurus, México, 2005      

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