Lunes 19 de julio 2021
Por: Vicky
En la vida, como en la literatura, es fundamental retratar a los perdedores dignos, aquellos que saben por qué han perdido y han tenido el coraje suficiente para afrontar la derrota y no humillarse, porque ellos son los verdaderos héroes. Luis Sepúlveda
Hoy fui al Estadio Monumental a votar por Daniel Jadue, pero no voté por Jadue porque es comunista - como saben quienes me conocen desde hace tiempo, siempre he estado a la izquierda de los comunistas -, aunque hubo varios ex fervientes comunistas que en estas primarias le dieron la espalda a Jadue.
Tampoco voté por Jadue porque es de origen palestino, porque es un tipo simpático, un buen alcalde o porque es menos, tanto o más reformista o más viejo que Boric - aunque Jadue puede parecer más joven, porque sólo es un buen alcalde comunista que no sabe de “juegos de piernas parlamentarios” ni de “muñecas renovadas”, como el joven y experimentado Boric.
Voté por Jadue porque tenía muy claro que él perdería estas primarias, pero no porque fuera un mal candidato, sino porque estimo que los sectores populares de la sociedad chilena no están aún suficientemente organizados y conscientes de sus derechos y su fuerza para probarse, avanzar y construir sus propios y nuevos liderazgos y para elegir el escenario que más les conviene para alcanzar sus objetivos sociales, políticos, económicos y culturales. Este proceso ya comenzó, pero después de los duros golpes recibidos, necesita un poco más de tiempo para recomponerse. En fin, esta vez, en lugar de no votar esperando una Asamblea Constituyente que nunca fue o de votar sometiéndome dócilmente a la calculada lógica del “mal menor”, decidí votar conscientemente por el “perdedor”.
Jadue iba a perder, entre otras cosas, porque la campaña anticomunista en la tele pintó de rojo su candidatura -y certeramente de rosa la de Boric- y porque, además, en la última semana utilizó en su contra la dramática situación de una pequeña isla sometida a seis décadas de bloqueo económico impuesto por los Estados Unidos - como antes los embargos que impuso contra el gobierno de la Unidad Popular, si alguien se acuerda todavía de eso.
En las elecciones presidenciales de fin de año, a pesar del millón de votos que obtuvo hoy, será Boric quien morderá, a su vez, el polvo de la derrota frente a la futura candidata del PDC - partido en decadencia, pero que aún patalea. Sin duda Jasna Provoste enfocará su campaña presidencial en temas de género, origen étnico, moderación, etc. Su candidatura contará con el apoyo - explícito o no según determinen las encuestas la factibilidad de un triunfo del empresario Sichel -, de su “par reconciliado”, de esa derecha histórica de la que nació hace unas décadas el PDC. Una derecha que se sabe condenada a perder aunque se haya travestido últimamente en “centro-derecha”, cristiana por añadidura, partidaria de “la justicia y la libertad”. Provoste contará también con el apoyo de esa otra centro-derecha socialista sobreviviente de la Concertación, que en los últimos años ha dado pruebas fehacientes de su fidelidad al modelo económico neoliberal y su desprecio por las aspiraciones populares.
En suma, mi voto por Jadue fue hoy uno de los 40 de cada 100 votos que obtuvo el pacto Apruebo Dignidad, un voto con el que sólo pretendí asustar un poquito a los anticomunistas acérrimos, a ese 15% de los ricos de este país según develó la votación por la Convención Constituyente. También para que esa cantidad no despreciable de votos sorprendiera de alguna manera a esa gran masa despolitizada que todavía culpa equivocadamente de los golpes de estado cívico-militares a los “comunistas” y a los “extremistas de izquierda”. Y, por último, mi voto fue una invitación a reflexionar a todos aquellos que siguen creyéndole a los noticiarios de la televisión, al duopolio derechista de los medios de comunicación y a los sonrientes especímenes de la llamada “clase política”, muchos de cuyos electores no votaron hoy porque consideraron que esta elección primaria no era decisiva.
Ánimo, entonces, a quienes creen que hoy perdieron o que ganaron a medias estas primarias. Ánimo y fuerza para seguir construyendo con los mayoritarios de Chile, en los lugares de trabajo, en las centros de estudio, en las poblaciones, en las comunidades de los pueblos originarios, “con sentido y razón”, con renovada esperanza y decisión, un futuro con justicia y dignidad para todos.
Fraternalmente,
Vicky
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