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jueves, 24 de diciembre de 2009

CARTA DE PEDRO LEMEBEL A PIÑERA


Demasiado barato quiere comprar este paisito, don Piñi; usted que vapor la vida tasando y preguntando cuánto vale todo. Y de un guaracazose compra medio Chiloé, con botes y palafitos incluidos. Con cerros,bosques y ríos, hasta que se pierde la mirada en la distancia, lepertenece a usted.

¿Cómo puede haber gente dueña de tanto horizonte? ¿Cómo puede habergente tan enguatada de paisaje? Me parece obscena esa glotonería detanto tener..

Me causa asombro que, más encima, quiera dirigirnos la vida desde laMoneda. Muy barata quiere rematar esta patria, don Piñi, y sólo con undiscurso liviano de boy scout buena onda. Pura buena onda ofreceusted, don Piñi boy, como si estuviera conquistando al populacho conmaní y papas fritas.

Nada más, el resto pura plata; empachado de money, quiere pasar a laposteridad sólo por eso. Porque cuando cita mal a Neruda se nota que austed le dio sólo para los números y no para la letra. Es decir, ustedes puro número y cálculo, señor Piñi, poca reflexión, poco verbo, pocaidea, aunque esa es la única palabra que usa entre sus contadaspalabras efectistas. Buena onda y futurismo. Las heridas se parchancon dólares. La memoria queda atrás como una tétrica película queolvidar. Sin vacilar marchar, que el futuro es nuestro (parece himnode la juventud nazi).

Así arenga usted a este pueblo embelesado con los adelantos urbanoshechos por la Concertación. Nadie sabe para quién trabaja, y usted laencontró lista.. O sea, usted se pasa de listo, don Piñi. Quierehacernos creer que siempre fue demócrata, pero lo recordamos claritosobándole el lomo a la dictadura, haciéndole campaña a Büchi, amigotede la misma patota facha que le anima la campaña. Los peores, lagorilada del terror. Parece que este suelo nunca aprendió la lección,ni siquiera a golpes, y con facilidad se traga el sermón de la derechapinochetista, ahora remasterizada con piel de oveja neoliberal. Peroson los mismos de entonces, soberbiamente gozando los privilegios dela democracia que conseguimos nosotros, y sólo nosotros, porquetambién yo dudo que en el plebiscito votara que no simpatizando por laderecha.

Mire usted qué fácil le resultaba tratar de transformar el Mapocho enun Sena con sauces. Puro arribismo, intentar esticar con terracitas ybotecitos parisinos a nuestro roto Mapocho, quizás lo único rebeldeque le va quedando a esta ciudad.

Qué delirio, míster Piñi, ¿por qué no se va a Europa si cacha quenunca va a poder blanquear la porfiada cochambre india de nuestraraza?

Quizás todo el país se acuerda de usted formando parte de la natapanzona del derechismo empresarial. Por entonces, en aquella época deterror, quien hacía fortuna de alguna manera era a costa de lasgarantías de la represión. Usted llenaba sus arcas, don Piñi, ynosotros sudábamos la gota gorda, o la gota de sangre. Fíjese que nose nos ha olvidado, y nunca se nos olvidará, aunque a usted lereviente que el pasado aflore cuando menos se lo espera.

A usted ni a sus yuntas de pacto les conviene el pasado, por eso miranturnios y amnésicos al futuro. Su discurso Disneyworld, míster Piñi,no resiste análisis, y sólo el arribismo miamista de algunos chilenosle compra su receta de vida fácil, su filosofía banal de texanopaticorto. Usted me recuerda a Bush, a Menem, Piñito. Es la nuevaderecha titiritesca y farandulona. Puro show, pura foto tecnicolor demundo feliz con sus sombreros republicanos en el Crown Plaza.

Pero le falta la cultura a su centro derecha inmediatista.. No haypeso intelectual en su carnavaleo de propaganda.. Nada más que modelostetudas y parientes de hippysmo revenido. Demasiado barato quiererematar este país, Piñito. Ni siquiera basta con su cátedra fantasmaen las aulas de Harvard.

Tampoco, usar de propaganda la limosna que puso por mi amiga Gladys ensus últimos momentos; eso es muy feo, y de mal gusto. Sobre todo parausted que es tan humanista cristiano .Porque usted es pillo, Piñín.

Quiere sacar adherentes de todos lados, como si este país fuerasombrero de mago. Lástima que la oferta de su vanidosa feria devariedades huele a ventaja populista. Nada más, don Piñi; el resto,esperar con cueva lo que ocurra en el 2009.

Pedro Lemebel











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