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miércoles, 27 de septiembre de 2017

Opinión


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“Operación Huracán”: apagar el fuego con bencina

por  27 septiembre, 2017
“Operación Huracán”: apagar el fuego con bencina
La situación se ha vuelto profundamente inestable y delicada, mucho más, cuando los proyectos políticos que han conducido las riendas del país durante las últimas décadas han mostrado su más plena incapacidad para solucionar un conflicto que está llegando a límites insospechados.

Cuando eminentes personeros de la derecha política (y no pocos de la Nueva Mayoría) han sido formalizados por delitos de cohecho y/o financiamiento ilegal de la política, no tardan en rasgar vestiduras por la "presunción de inocencia" y la "preservación del debido proceso", entre tantos otros artilugios discursivos de carácter jurídico.
Cuando sus camarillas son investigadas por el Ministerio Público y la justicia a partir de pruebas que visibilizan el estado de corrupción en que han sumido a la política chilena, son incluso capaces de salir a la ofensiva, manifestando que las acusaciones –en su mayoría fundadas– afectan la "honorabilidad" y "dignidad" de los acusados.
¿No debiesen estos políticos adoptar una postura similar –o, al menos, un poco más mesurada y neutral– antes de comenzar a expresar en los medios su "alegría por la buena nueva" o de acusar anticipadamente a los comuneros de "terroristas", llegando incluso a pedir la presencia militar en La Araucanía?
En gran medida, son estos grupos los que "apagan el fuego con bencina".
Lo único que hacen con este tipo de acciones y discursos es, por un lado, impedir la realización de una salida política al conflicto. La única viable respecto a un conflicto histórico que lleva siglos de sedimentación. La creación de un "enemigo interno" –al más puro estilo de la Guerra Fría– no hará más que agudizar la violencia política en la zona. Numerosos organismos internacionales han repetido hasta el cansancio que la aplicación de la Ley Antiterrorista (creada en un contexto dictatorial) necesita ser erradicada de nuestra legislación. La espera que han tenido que soportar los huelguistas mapuche –que se acercan a los cuatro meses en situación de huelga de hambre– ha sido extrema (más de un año y tres meses a la espera del juicio que comienza este miércoles), siendo esta una arista que se entronca directamente a las múltiples insuficiencias que mantiene la aplicación de esta ley.
Lo único que hacen con este tipo de acciones y discursos es, por un lado, impedir la realización de una salida política al conflicto. La única viable respecto a un conflicto histórico que lleva siglos de sedimentación. La creación de un "enemigo interno" –al más puro estilo de la Guerra Fría– no hará más que agudizar la violencia política en la zona. Numerosos organismos internacionales han repetido hasta el cansancio que la aplicación de la Ley Antiterrorista (creada en un contexto dictatorial) necesita ser erradicada de nuestra legislación. La espera que han tenido que soportar los huelguistas mapuche –que se acercan a los cuatro meses en situación de huelga de hambre– ha sido extrema (más de un año y tres meses a la espera del juicio que comienza este miércoles), siendo esta una arista que se entronca directamente a las múltiples insuficiencias que mantiene la aplicación de esta ley.
Por otro lado, estas acciones y discursos no hacen más que dejar en evidencia el profundo cinismo que habita en vastos sectores de la política chilena, sobre todo en la derecha. Dicho sector, no tiene problemas en “subir la temperatura del país” para ganar unos cuantos votos en vista a las próximas elecciones; competencia en la que, muy probablemente, se adjudicarán nuevamente la victoria.
La situación se ha vuelto profundamente inestable y delicada, mucho más, cuando los proyectos políticos que han conducido las riendas del país durante las últimas décadas han mostrado su más plena incapacidad para solucionar un conflicto que está llegando a límites insospechados.
Se necesitará de mucha audacia política para salir del atolladero en que nos hemos sumergido.
  • El contenido vertido en esta columna de opinión es de exclusiva responsabilidad de su autor, y no refleja necesariamente la línea editorial ni postura de El Mostrador.

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