El ex ministro del Interior Rodrigo Hinzpeter (ex militante RN) se declaró "totalmente de acuerdo con la penalización del negacionismo".

Quien fuera "hombre fuerte" del inicio del primer Gobierno de Sebastián Piñera se desmarcó de Chile Vamos y a través de redes sociales expresó público apoyo a la iniciativa impulsada por la diputada comunista Carmen Hertz que incorpora el negacionismo como tipo penal en el proyecto de ley sobre incitación a la violencia.

La propuesta busca sancionar a quien justifique, apruebe o niegue las violaciones a los derechos humanos ocurridas durante la dictadura, acreditadas por instancias formales del Estado, como las comisiones Rettig y Valech.

De este modo, establece pena de presidio menor en su grado medio y multa de 40 a 60 UTM (1,9 a 2,9 millones de pesos). En caso de que el negacionismo lo realice un funcionario público, tanto la pena como la multa aumentan en un grado y se inhabilita para ejercer cargos en el Estado por un período de tres a cinco años. 

Tras pronunciarse en Twitter, Hinzpeter profundizó su opinión en declaraciones a La Tercera PM: "Creo que los países deben tener memoria. No soy de aquellos que creen que recordar horrores es revictimizar a la sociedad. Creo que recordar permite no olvidar generación tras generación y constituye un antídoto contra la repetición o reiteración", sostuvo.

"El negacionismo -que supone negar verdades formalmente establecidas por entidades estatales o internacionales, no cualquier idea que sostenga un cierto grupo- erosiona la memoria, dificulta recordar, y a la larga, puede alentar la repetición de los hechos. Adicionalmente, el negacionismo supone una forma de burla o menosprecio hacia el dolor de quienes sufrieron aquellas verdades formalmente establecidas", advirtió el también ex ministro de Defensa.

Sobre la "colisión de derechos"

Consultado por cómo esta iniciativa puede coartar la libertad de expresión, Hinzpeter dijo que "siempre puede haber colisión de derechos". Por lo tanto, "las civilizaciones optan cautelosamente".

"En este caso, cuando se trata de ciertas verdades de horror formalmente establecidas, se opta o prefiere esa protección, limitando el derecho a expresarse", al "igual que ese derecho se limita, por ejemplo, cuando se sanciona la calumnia, optándose por el derecho al honor".

También "la libertad de informar se limita en ciertos casos, optándose por la privacidad. Así se construyen los ordenamientos jurídicos occidentales", dijo Hinzpeter.