Iván Mezzano Sepúlveda
Presidente Federación Sindicatos de la TV y presidente Sindicato Canal 13 TV.
Es una vergüenza ver
como dirigentes de la CUT llegan a acuerdo con el Gobierno en asuntos en
que no tienen representación real, pero que afectan a todas y todos los
trabajadores de Chile.
Con estupor y vergüenza ajena me enteré a través de las noticias que una vez más un grupo de dirigentes hipoteca las reivindicaciones de los trabajadores y trabajadoras de este país.La Central Unitaria de Trabajadores (CUT) está muy lejos de la que lideró don Clotario Blest Riffo, quien hacía carne los dolores y demandas de los trabajadores y se responsabilizaba por ellos. Hoy, la CUT está muy lejos de dar el contrapeso real que se necesita para mejorar de manera sustancial las relaciones y condiciones laborales de los chilenos.
No me cabe duda que la CUT hoy no es una organización de trabajadores ni representa sus dolores y está en franca decadencia, pues se ha y la han trasformado en un espacio para que un conjunto de operadores políticos vegete y se mantenga al servicio de intereses que no son de aquellos que dice representar. Sus dirigentes han supeditado su propio beneficio o el de su partido por sobre el interés de los trabajadores.
Si la CUT hiciera el trabajo que corresponde, eso debería traducirse en armonía, respeto hacia la clase trabajadora y legitimidad ante quienes dice representar. Sin embargo, da pena ver como la responsabilidad que significa ser líder de una organización como la CUT termina quitando herramientas de negociación a los trabajadores de Chile. Da pena ver como intereses particulares y partidarios se sobreponen a los intereses colectivos. Da pena ver como los liderazgos de una organización relevante como ésta sean cómplices y cedan un espacio de lucha que le pertenece a los trabajadores y trabajadores de Chile.
Esta negociación, que suma $15.000 por año al salario mínimo hasta el 2016 para llegar ese año a $2500.00, resulta impresentable, muy por debajo de lo necesario, de lo aceptable, de lo demandado como mínimo ético para vivir dignamente con trabajo desempeñado. Me pregunto qué hay tras tan mediático acuerdo si no reporta nada favorable a los trabajadores.
¿Cómo podría estar de acuerdo con esta negociación que establece el sueldo mínimo que afectará varios de los parámetros con que se calculan remuneraciones de los trabajadores y de la cual fuimos notificados por los medios de comunicación? Negociación oscura, arrogante, sin atribuciones legítimas para hacerla en nombre de los trabajadores de Chile. La CUT no representa a la mayoría, sin embargo, el “acuerdo” que hoy firma, nos afecta a todos.
Si hoy la línea de la pobreza familiar está por sobre los $300.000, qué se pretende con este acuerdo, qué es lo que mira, a quién favorece. Es una vergüenza que se pretenda seguir alargando una deuda que se arrastra por décadas y que se mantiene con los trabajadores chilenos en materia de salario mínimo y en muchas otras materias. Así las cosas, esta organización no cumple con el sentido, espíritu y fundamento para lo cual fue constituida.
La CUT se ha convertido en una defensora de la injusticia y de la inequidad. Es cómplice y responsable por años de la mala distribución de la riqueza de este país, que ha permitido la concentración de la riqueza en unos pocos y sólo es un instrumento que refrenda la mantención de un modelo desigual. Su ineficiencia y poca representatividad es funcional a la perpetuación de este modelo injusto.
¿Acaso la CUT y sus dirigentes no se dan cuenta que lo que suscriben afecta a personas y sus familias? ¿Acaso no se dan cuenta que lo que suscriben es una humillación para muchas de ellas que viven un estado de necesidad intolerable? ¿Acaso no se dan cuenta que le quitan a los trabajadores un espacio de fortaleza y de convergencia entre el mundo del trabajo público y privado? Vergüenza debería darles, al menos eso esperaríamos muchos dirigentes sindicales y trabajadores.
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