Carmen Gloria Quintana, la mujer -hoy sicológa- que fue quemada viva junto a un joven fotográfo por una patrulla del Ejército en la población Los Nogales en 1986, se vio obligada a sobrevivir a un crimen del que salvó por la pronta ayuda de unos campesinos y trabajadores de una construcción de Quilicura (ahí fueron a botar sus cuerpos quemados) y las agrupaciones de familiares de víctimas de derechos humanos. Rodrigo Rojas, el joven fotográfo murió luego de agonizar por cuatro días
El
crimen que cometió una patrulla militar en la población Los Nogales,
cerca de la calle General Velásquez el 2 de julio 1986 cumple un nuevo
aniversario. El fotógrafo Rodrigo Rojas Denegri, quien trabajaba para
una agencia internacional, y Carmen Gloria Quintana, (46 años) en ese
tiempo estudiante de ingeniería civil en la Universidad de Santiago,
fueron quemados vivos por un grupo de militares.
Rodrigo y Carmen fueron apresados y golpeados brutalmente luego de ser detenidos en el marco de una marcha estudiantil. Los militares los redujeron y los tendieron en el piso, luego los rociaron con combustible para después ser encendidos como una fogata humana.
El teniente de la patrulla, Pedro Fernández Dittus, ordenó que los cuerpos fueran tapados con mantas, montados en unos vehículos y luego lanzados a una zanja en las afueras de Santiago, donde fueron encontrados por trabajadores agrícolas y de una construcción, quienes dieron aviso a la policía, que trasladó a ambos cuerpos quemados hasta un hospital público, desde donde fueron derivados a otro centro hospitalario, la posta Central.
La versión inicial de los militares indicó que los jóvenes se habpian quemado sólos por efecto de bombas molotov que portaban en sus mochilas. Pero testigos y conscriptos -luego del regreso de la democracia- señalaron que fue el teniente Fernández el que lanzó una de las bombas al lado de los cuerpos de los dos quemados.
Obviamente la prensa -la casi totalidad y que aún existe- creyó la versión de los militares que fue dada a conocer por el Gobierno. Durante varios días culparon a los dos jóvenes de esta grave situación y nunca contaron la verdad del crimen.
Producto de las graves heridas causadas por las quemaduras y golpes propinados por los militares, Rojas Denegri de 23 años falleció cuatro días después, en tanto que Quintana sobrevivió, pero quedó con el 65 por ciento de su cuerpo quemado.
La verdad de lo ocurrido
Este es el testimonio de Carmen Gloria Quintana.
"El 2 de julio había sido declarado paro nacional y Pinochet había amenazado con sacar a las Fuerzas Armadas a reprimir a todos los que salieran.
Yo me levanté temprano, con mi hermana Emilia, la mayor. Era un día nublado, invierno, tipo 07:30 de la mañana y salimos a caminar por la población desde la que se suponía iríamos en marcha hacia la Universidad de Santiago.
Nos juntamos con algunos vecinos, con Rodrigo Rojas y dos jóvenes más que yo no conocía prácticamente.
Estos jóvenes se preparaban para hacer una barricada con neumáticos para interrumpir el tránsito de una avenida bien importante y nos piden ayuda. Como nuestro ánimo era de protestar, les dijimos que bueno.
Cuando íbamos caminando se nos acerca una camioneta de militares, todos con maquillaje y vestidos de camuflaje.
Tuvimos miedo, dejamos botados los neumáticos y salimos arrancando, todos en distintas direcciones.
Nos salieron persiguiendo a nosotros con Rodrigo, que corrimos hacia la misma dirección.
A Rodrigo lo sometieron y lo patearon en el suelo".
Detalles de los hechos
"A mí me tomaron, me revisaron por todas partes, me pusieron contra la pared. Me preguntaron qué andaba haciendo, les dije que iba a estudiar a la universidad. Me revisan los documentos, me los quitan.
Me echaban garabatos, me pegaban en la espalda con la punta de la metralleta y yo lloraba porque tenía mucho miedo.
Se comunican por sus aparatos con su gente, viene un grupo de militares de la esquina. Estaban los neumáticos y traen un bidón de bencina. 'En esto andaban', nos dicen.
El militar que mandaba más, el teniente Pedro Fernández Dittus, toma el bidón.
Yo estaba de pie contra la pared. Me empieza a echar bencina desde la cabeza y a Rodrigo lo rocía como a una planta, porque él estaba tendido en el suelo sangrando.
En esos momentos yo no pensé que la idea era quemarnos. Se me pasó por la mente que era como una burla, que nos iban a soltar y me iba a poder bañar.
Repentinamente ellos nos tiran un aparato incendiario que explota y yo me convierto en una antorcha humana. Y Rodrigo también.
Yo me desesperé y traté de apagarme con las manos, empecé a revolcarme en el suelo a ver si las llamas se apagan y no pasaba nada.
Entonces siento que alguien me tira una frazada encima, me envuelven y me ponen en la parte de atrás de un camión.
Después de eso yo pierdo la conciencia".
Canadá la acogió para someterla a decenas de operaciones
Carmen Gloria Quintana se sometió a un tratamiento en Chile y en Canadá para poder recuperarse. Estuvo en Montreal desde septiembre de 1986 hasta julio de 1988, tiempo en que recibió más de cuarenta operaciones para reconstruir su rostro y recibir injertos de piel en las zonas más afectadas.
Héctor Salazar, abogado de derechos humanos, en entrevista con Cambio21 explicó que "la Carmen Gloria fue una persona que prácticamente destruyeron físicamente en este hecho en donde ella se vio involucrada. Cualquier persona en una situación así, creo que habría sido difícil que pudiera recomponerse, sin embargo ella pudo hacerlo. Más aún, estudió, sacó un título profesional, ha sacado postgrados y ha logrado salir adelante a pesar de todo el sufrimiento que experimentó".
El caso se llevó ante la justicia por presiones de los abogados de Quintana y de organizaciones de derechos humanos. El juez Alberto Echavarría fue designado para revisar el caso, del cual resultaron en libertad los implicados. Sólo a Fernández Dittus se le encontró culpable de negligencia al negarle asistencia médica a Rojas, cinco años más tarde en 1991. Dos años después, la Corte Suprema lo condenó a 600 días de presidio por la muerte del fotógrafo y las quemaduras que sufrió Quintana.
Con respecto al juicio, Héctor Salazar, abogado querellante en el caso, expresó que "la parte penal concluyó absolutamente. Fue tramitado en la justicia militar y allí se estableció algún grado de responsabilidad del jefe de la patrulla militar y fue condenado a una pena baja, no habiendo más responsables, penalmente del asunto".
En cuanto al juicio que se realizó por este caso, Alicia Lira, presidenta de la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos (AFEP), mencionó a Cambio21 que "nosotros a esta fecha aún esperamos justicia, ya que la agrupación es querellante en este crimen de la que nos hicimos parte, ya que en la anterior hubo mucha denegación de justicia".
En cuanto a la familia de Rodrigo Rojas Denegri, el abogado expuso que "yo mantengo contacto con su madre, Verónica Denegri, para quien ha sido muy difícil reponerse de la pérdida de su hijo, sobre todo en esas circunstancias. Ella quedó marcada por ese hecho y sus energías las emplea en mantener y rescatar la memoria de su hijo, quien fue un fotógrafo incipiente de alta calidad y trata de desarrollar su vida en Estados Unidos, donde se radicó definitivamente".
A esto también se refirió la presidenta de la AFEP, dijo que "hemos estado con Verónica, quien nos pidió que nos hiciéramos parte en la querella, porque quería que la apoyáramos en esta larga lucha para que se sepa la verdad total sobre la patrulla que quemó a los jóvenes y que se haga justicia plena".
Superación
Carmen Gloria Quintana logró sobrevivir. Para poder volver a tener una vida normal, recibió tratamiento por años en Canadá. Pasado el tiempo pudo volver a la vida pública, estudió psicología y se casó. Además, recibió un reconocimiento de parte de la Presidenta Michelle Bachelet, quien la nombró como agregada cultural en Canadá.
Relacionado con lo último, Alicia Lira comentó que "a mí no me parece, porque en más de 24 años de democracia ningún gobierno ha tenido la voluntad política de implementar los mecanismos para enfrentar los casos de víctimas de los derechos humanos, por lo tanto, cuando se busca a víctimas del terrorismo de Estado para cargos importantes como este, siento es como una manipulación, porque no hay un compromiso real ni justicia".
Héctor Salazar, respecto del cargo que ocupa Quintana en el gobierno, expresó que "a mí me parece bueno que hoy esté ostentando un cargo diplomático, precisamente en Canadá, donde recibió atención médica especializada y me alegro por ella, pero los que la conocemos sabemos que la vida le cambió brutalmente y ella ha logrado salir adelante, pero arrastra esta experiencia profundamente dolorosa para ella".
Rodrigo y Carmen fueron apresados y golpeados brutalmente luego de ser detenidos en el marco de una marcha estudiantil. Los militares los redujeron y los tendieron en el piso, luego los rociaron con combustible para después ser encendidos como una fogata humana.
El teniente de la patrulla, Pedro Fernández Dittus, ordenó que los cuerpos fueran tapados con mantas, montados en unos vehículos y luego lanzados a una zanja en las afueras de Santiago, donde fueron encontrados por trabajadores agrícolas y de una construcción, quienes dieron aviso a la policía, que trasladó a ambos cuerpos quemados hasta un hospital público, desde donde fueron derivados a otro centro hospitalario, la posta Central.
La versión inicial de los militares indicó que los jóvenes se habpian quemado sólos por efecto de bombas molotov que portaban en sus mochilas. Pero testigos y conscriptos -luego del regreso de la democracia- señalaron que fue el teniente Fernández el que lanzó una de las bombas al lado de los cuerpos de los dos quemados.
Obviamente la prensa -la casi totalidad y que aún existe- creyó la versión de los militares que fue dada a conocer por el Gobierno. Durante varios días culparon a los dos jóvenes de esta grave situación y nunca contaron la verdad del crimen.
Producto de las graves heridas causadas por las quemaduras y golpes propinados por los militares, Rojas Denegri de 23 años falleció cuatro días después, en tanto que Quintana sobrevivió, pero quedó con el 65 por ciento de su cuerpo quemado.
La verdad de lo ocurrido
Este es el testimonio de Carmen Gloria Quintana.
"El 2 de julio había sido declarado paro nacional y Pinochet había amenazado con sacar a las Fuerzas Armadas a reprimir a todos los que salieran.
Yo me levanté temprano, con mi hermana Emilia, la mayor. Era un día nublado, invierno, tipo 07:30 de la mañana y salimos a caminar por la población desde la que se suponía iríamos en marcha hacia la Universidad de Santiago.
Nos juntamos con algunos vecinos, con Rodrigo Rojas y dos jóvenes más que yo no conocía prácticamente.
Estos jóvenes se preparaban para hacer una barricada con neumáticos para interrumpir el tránsito de una avenida bien importante y nos piden ayuda. Como nuestro ánimo era de protestar, les dijimos que bueno.
Cuando íbamos caminando se nos acerca una camioneta de militares, todos con maquillaje y vestidos de camuflaje.
Tuvimos miedo, dejamos botados los neumáticos y salimos arrancando, todos en distintas direcciones.
Nos salieron persiguiendo a nosotros con Rodrigo, que corrimos hacia la misma dirección.
A Rodrigo lo sometieron y lo patearon en el suelo".
Detalles de los hechos
"A mí me tomaron, me revisaron por todas partes, me pusieron contra la pared. Me preguntaron qué andaba haciendo, les dije que iba a estudiar a la universidad. Me revisan los documentos, me los quitan.
Me echaban garabatos, me pegaban en la espalda con la punta de la metralleta y yo lloraba porque tenía mucho miedo.
Se comunican por sus aparatos con su gente, viene un grupo de militares de la esquina. Estaban los neumáticos y traen un bidón de bencina. 'En esto andaban', nos dicen.
El militar que mandaba más, el teniente Pedro Fernández Dittus, toma el bidón.
Yo estaba de pie contra la pared. Me empieza a echar bencina desde la cabeza y a Rodrigo lo rocía como a una planta, porque él estaba tendido en el suelo sangrando.
En esos momentos yo no pensé que la idea era quemarnos. Se me pasó por la mente que era como una burla, que nos iban a soltar y me iba a poder bañar.
Repentinamente ellos nos tiran un aparato incendiario que explota y yo me convierto en una antorcha humana. Y Rodrigo también.
Yo me desesperé y traté de apagarme con las manos, empecé a revolcarme en el suelo a ver si las llamas se apagan y no pasaba nada.
Entonces siento que alguien me tira una frazada encima, me envuelven y me ponen en la parte de atrás de un camión.
Después de eso yo pierdo la conciencia".
Canadá la acogió para someterla a decenas de operaciones
Carmen Gloria Quintana se sometió a un tratamiento en Chile y en Canadá para poder recuperarse. Estuvo en Montreal desde septiembre de 1986 hasta julio de 1988, tiempo en que recibió más de cuarenta operaciones para reconstruir su rostro y recibir injertos de piel en las zonas más afectadas.
Héctor Salazar, abogado de derechos humanos, en entrevista con Cambio21 explicó que "la Carmen Gloria fue una persona que prácticamente destruyeron físicamente en este hecho en donde ella se vio involucrada. Cualquier persona en una situación así, creo que habría sido difícil que pudiera recomponerse, sin embargo ella pudo hacerlo. Más aún, estudió, sacó un título profesional, ha sacado postgrados y ha logrado salir adelante a pesar de todo el sufrimiento que experimentó".
El caso se llevó ante la justicia por presiones de los abogados de Quintana y de organizaciones de derechos humanos. El juez Alberto Echavarría fue designado para revisar el caso, del cual resultaron en libertad los implicados. Sólo a Fernández Dittus se le encontró culpable de negligencia al negarle asistencia médica a Rojas, cinco años más tarde en 1991. Dos años después, la Corte Suprema lo condenó a 600 días de presidio por la muerte del fotógrafo y las quemaduras que sufrió Quintana.
Con respecto al juicio, Héctor Salazar, abogado querellante en el caso, expresó que "la parte penal concluyó absolutamente. Fue tramitado en la justicia militar y allí se estableció algún grado de responsabilidad del jefe de la patrulla militar y fue condenado a una pena baja, no habiendo más responsables, penalmente del asunto".
En cuanto al juicio que se realizó por este caso, Alicia Lira, presidenta de la Agrupación de Familiares de Ejecutados Políticos (AFEP), mencionó a Cambio21 que "nosotros a esta fecha aún esperamos justicia, ya que la agrupación es querellante en este crimen de la que nos hicimos parte, ya que en la anterior hubo mucha denegación de justicia".
En cuanto a la familia de Rodrigo Rojas Denegri, el abogado expuso que "yo mantengo contacto con su madre, Verónica Denegri, para quien ha sido muy difícil reponerse de la pérdida de su hijo, sobre todo en esas circunstancias. Ella quedó marcada por ese hecho y sus energías las emplea en mantener y rescatar la memoria de su hijo, quien fue un fotógrafo incipiente de alta calidad y trata de desarrollar su vida en Estados Unidos, donde se radicó definitivamente".
A esto también se refirió la presidenta de la AFEP, dijo que "hemos estado con Verónica, quien nos pidió que nos hiciéramos parte en la querella, porque quería que la apoyáramos en esta larga lucha para que se sepa la verdad total sobre la patrulla que quemó a los jóvenes y que se haga justicia plena".
Superación
Carmen Gloria Quintana logró sobrevivir. Para poder volver a tener una vida normal, recibió tratamiento por años en Canadá. Pasado el tiempo pudo volver a la vida pública, estudió psicología y se casó. Además, recibió un reconocimiento de parte de la Presidenta Michelle Bachelet, quien la nombró como agregada cultural en Canadá.
Relacionado con lo último, Alicia Lira comentó que "a mí no me parece, porque en más de 24 años de democracia ningún gobierno ha tenido la voluntad política de implementar los mecanismos para enfrentar los casos de víctimas de los derechos humanos, por lo tanto, cuando se busca a víctimas del terrorismo de Estado para cargos importantes como este, siento es como una manipulación, porque no hay un compromiso real ni justicia".
Héctor Salazar, respecto del cargo que ocupa Quintana en el gobierno, expresó que "a mí me parece bueno que hoy esté ostentando un cargo diplomático, precisamente en Canadá, donde recibió atención médica especializada y me alegro por ella, pero los que la conocemos sabemos que la vida le cambió brutalmente y ella ha logrado salir adelante, pero arrastra esta experiencia profundamente dolorosa para ella".
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