41 años exactos desde el golpe de estado.
Cada
año los medios de comunicación recurren a los mismos de entonces,
aparecen enjuiciando al gobierno de Allende, mostrándolo como la peste
de las pestes, justificando la masacre y la barbarie fascista.
Como
contraparte una que otra declaración de quienes estuvieron con la
Unidad Popular, también los mismos de antaño siempre de ahí arriba,
mediatizándolo todo nunca defendiendo con dientes y muelas, casi
siempre la elite nunca un obrero, una dueña de casa, un brigadista un
estudiante proletario.
Unos y otros ya llegaron a un consenso. Disfrutan las regalías del capital.
Por
eso la principal obligación de la hora presente y futura, es rebatirles
la falsa historia que buscan instalar. Ellos mienten.
El
gobierno de Allende fue un buen gobierno, con fallas, que duda cabe,
pero un buen gobierno. Atacado con saña por el capital interno y
externo, desprestigiado y denostado, no fueron capaces ni lo serán, de
liquidar su impronta de hombre entregado al pueblo y sus demandas,
conciente de las necesidades populares, impulsor y firme defensor de su
programa. Por eso se confabularon para asesinarlo.
Rescatamos
hace un tiempo un texto y lo volvemos a exponer, como una forma de dar
cuenta del peso y la fuerza de Salvador Allende y su gobierno.
“Allende cumplió íntegramente el programa que votó el pueblo, especialmente se preocupo de los derechos humanos.
*Aumentó los índices de escolaridad, de salud y de vivienda .
*Los niños tuvieron acceso a una mejor alimentación, y los trabajadores lograron facilidades para continuar sus estudios.
*Nunca hasta entonces los jubilados gozaron de mejores rentas.
*Las
mujeres ganaron espacios al machismo – en la practica social y hogareña
- luchando por sus reivindicaciones especificas, aunque Allende no
alcanzó a crear el Ministerio de la Mujer, como era su deseo.
*Los
obreros y campesinos tuvieron como nunca una injerencia activa en la
producción, a través del reglamento sobre participación en las empresas
del área social y mixta, y llegaron en algunos casos a la administración
y control de la producción.
Eligieron
directamente en sus sitios de trabajo a los dirigentes de la CUT en
1972, fenómeno democrático inédito en la historia del movimiento obrero
mundial.
*Los
mapuches expresaron sus demandas sin temor a represalias y fueron
visitados por primera vez en nuestra historia por un presidente en sus
propias reducciones.
*Los
pobladores democratizaron a fondo sus juntas de vecinos y participaron
en la distribución de alimentos, mediante las Juntas de Abastecimientos y
Precios.
*Los
trabajadores de la cultura lograron, como nunca antes en ningún
gobierno, difundir poesía, canciones y obras de teatro acuñadas por el
propio pueblo.
*La
Declaración Universal de los Derechos Humanos entiende por estos el
derecho a la vida, al trabajo, al descanso, a la organización sindical o
de cualquier movimiento social, el derecho a un nivel de vida adecuado,
a la seguridad social, a una honrosa jubilación para vivir dignamente;
en fin el derecho a la educación, la salud, la vivienda y a gozar de las
artes y otras manifestaciones culturales.
Casi todos estos puntos planteados por las naciones Unidas fueron promovidos por el gobierno de Allende.
¿Cuanto
de esto es conocido por el pueblo, analizado por sus dirigentes, tomado
como un inicio para desde allí volver a construir un programa popular?
Estamos
en deuda con Allende, con el pueblo y no queda mas que trabajar duro
para saldarla cuanto antes y retornar al camino correcto.
Y aun hay más.
Los
trabajadores contaban a 1973 con un Código del Trabajo mucho mas digno
que el actual, fruto de luchas heroicas encabezadas por poderosas
organizaciones, dirigentes de clase, incorruptos en su mayoría, que no
amenazaban de paros por la prensa sino que recorrían los lugares de
trabajo educando con el ejemplo y actuaban junto a sus bases.
Es
esa lucha, esa entrega, ese desprecio por el lujo y las riquezas, lo
que los hace enemigos del sistema capitalista, que los pone en lista
negra.
Miles
de despidos, exiliados, exonerados, detenidos, torturados, ajusticiados
y desaparecidos. Ese es el alto costo pagada por la clase trabajadora,
que mas temprano que tarde recuperará su fuerza y capacidad de incidir.
Hay que trabajar para eso, educando, organizando y luchando junto a los
abusados.
Algunas de las mas de 180 leyes derogadas por la dictadura son:
*
Los despidos que afectaban a mas de 10 trabajadores solo procedían
previa autorización conjunta de los Ministerios del Trabajo y de
Economía ( art.86 inciso 3° C. del T. antiguo).
*
Descanso en domingo y feriado legales ( art.322 C. del T. antiguo ) y
las 44 horas semanales, para los empleados del comercio. ( art.32 de la
ley 17.365)
*
En caso de despido injustificado y de negativa patronal de
reincorporación se obligaba al pago mínimo de un mes por año sin tope ni
limitación alguna, en cuanto a su monto superior.( art.8° de la ley
16.455 ).
*Las panaderías no podían trabajar entre las 22 y las 5 horas.
*El
artículo 20 de la ley 17.416 prohibía pagar menos del sueldo o salario
mínimo a cualquier trabajador, más allá de la jornada de trabajo mensual
que cumpliera.
*El feriado no podía ser fraccionado ni se limitaban los días progresivos.
*
A los trabajadores a domicilio, personas que realizan trabajos por
encargo en sus hogares, el antiguo Código los consideraba regidos por la
legislación laboral y gozaban de beneficios de la ley como son el
contrato, previsión, salarios mínimos etc.
*Uno
de los mayores golpes lo reciben los trabajadores en la previsión
social. No solo dejan de hacer aporte los empresarios sino que el
sistema pasa a ser de acumulación individual. Se termina con la mayoría
de las cajas de previsión y los beneficios que estas entregaban a sus
afiliados. Solo se liberan de esta razzia privatizadora los miembros de
las fuerzas armadas.
*En
el caso de la negociación colectiva se estableció que las empresas
negociarían de acuerdo a la inicial de su nombre de fantasía.
Esto
es lo que no se puede olvidar a 41 años del golpe. No puede ser
ignorado aunque todos los medios de comunicación compitan en este mismo
minuto, por quien amedrenta mas a la población, luego de los
desgraciados hechos ocurridos en lunes 8.
Nadie
que de verdad sienta un mínimo afecto por las luchas de los
trabajadores y del pueblo, puede ser responsable de tamaña barbaridad.
Nadie que demanda verdad, castigo y justicia por las atrocidades de la
dictadura, que tiene claro lo que vivió nuestro pueblo, va a ir por ahí
poniendo bombas que mutilan a los que trabajan y sufren.
Solo
desquiciados con el norte perdido o los servidores de la derecha,
asustada por las “reformitas de Bachelet”, que pese a su debilidad han
removido un poquito la estantería del capital, pueden hacer algo así.
El
recuerdo permanente a todos y cada uno de los caídos, el compromiso de
seguir trabajando para construir algo mejor que lo que tuvimos debe
guiarnos en esta lucha, que no nace ni termina con nosotros.
Así lo demostró Allende y todos los caídos el 11 de septiembre de 1973 y los años que vinieron.
No lo olvidemos.
MANUEL AHUMADA LILLO
Presidente C.GT. CHILE
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