Las
organizaciones sindicales están constituidas por personas y voluntades
que se aglutinan en torno a una idea principal, que generalmente esta
relacionada con el termino del abuso y el reconocimiento de derechos
propios de su condición de asalariados.
Respetando
las visiones personales pero subordinándolas a aquellas que representan
a la gran mayoría, el conjunto en formación se pone a disposición del
proyecto discutido y aprobado por el colectivo, y comienza con mucho
esfuerzo a construirlo.
En
ocasiones cuentan para ello con el apoyo y el respaldo de distintos
profesionales, que ven en la clase organizada el elemento fundamental
para desarrollar desde allí el cambio de sociedad, promover la derrota
de aquello que genera el abuso y la miseria (el capitalismo) e instalar
las bases de un mundo más digno y justo.
No todos los que forman la organización ni quienes la apoyan, logran salvar las trampas y tentaciones que instala el sistema.
Resulta
mas cómodo para algunos hablar y promover soluciones mínimas, de parche
más que de cambio real, y comenzar a vivir dentro del modelo instalado
por el adversario de clase.
Más
que educar y apoyar, lucrar con las asesorías. En vez de trabajar por
la unidad, elaborar propuestas de dudoso resultado, al amparo de
consensos y diálogos inútiles.
Por
eso resulta valioso y debe destacarse el apoyo de los profesionales de
clase. Aquellos que habiendo logrado éxito académico no perdieron de
vista el sufrimiento de las grandes masas de explotados y resolvieron,
más allá del bienestar económico que su profesión pudo entregarles,
prestar toda la ayuda necesaria a la clase trabajadora para que pudiera
reconocer claramente su enorme importancia en el desarrollo de la
sociedad, ayudándola asimismo en la construcción de la propuesta.
Es
lo que hizo durante su vida Eduardo Long Alessandri, reconocido abogado
laboralista y asesor de importantes organizaciones sindicales, quien
siempre estuvo a disposición de aquel que lo necesitara, mas allá de los
beneficios que tal apoyo pudiera generar. Un hombre entregado a su
causa, la defensa irrestricta del trabajador.
Este
digno y abnegado abogado laboralista fue el padre de Jorge Long Prunes,
nuestro compañero abogado, nuestro amigo, nacido el 14 de mayo de 1947 y
que falleciera el pasado 18 de septiembre de 2014.
Jorge
Long Prunes estuvo con nosotros desde fines de 1996, cuando fuimos
denostados y se nos trató de destruir por reivindicar la independencia y
la autonomía de la organización, de partidos políticos, gobiernos y
empresarios.
Poco
de conversar necesitamos para ponernos de acuerdo y de ahí para delante
fuimos compañeros y cómplices en un sinfín de iniciativas. Escuela
sindical, programas de radio, presentando nuestros libros y en ocasiones
sosteniendo la publicación del periódico mensual.
Atendió
cuanto problema se le presentó, superando largamente la asesoría
laboral y son millares quienes vieron solución a problemas que nadie
quería asumir por lo complejos.
Planificamos,
propusimos, trabajamos por convencer. Fue testigo privilegiado de
nuestro crecimiento y consolidación y estuvo de principio a fin en 2 de
los más importantes proyectos, hoy concretados. La sede propia y el
centro recreacional.
Despedimos
con gran dolor a un amigo, pero tenemos la intima satisfacción de haber
hecho junto a él todo lo que se podía hacer por nuestra clase.
Me
alegra mucho la medida de poner limite a la venta de alcohol en
Providencia, pues no solo pone atajo al desenfreno de quienes creen que
no hay mas mundo que ellos mismos, sino que también permitirá de alguna
manera disminuir la cantidad de horas de trabajo de muchos y muchas en
pubs, bares y similares.
Y
no es una cuestión menor, ya que se trata de personas que en muchos
casos deben cumplir turnos cortados (la jornada se divide en 2 partes,
con intervalo de 4,5 o 6 horas, turnos ilegales hoy por cierto pero
pronto a ser validados por obra y gracia del parlamento) hombres y
mujeres que se han acostumbrado a vivir en la anormalidad.
Y
es que no es menor que alguien salga de su hogar a las 9 o 10 horas de
la mañana, trabaje en turno desde las 12 hasta las 16 horas, deba
deambular por ahí hasta las 20 o 21 horas para nuevamente regresar a
cumplir jornada de la que sale después de las 2 o 3 de la madrugada.
¿Qué vida familiar es la que hace?
Y el problema no termina aquí.
Seguir
desconociendo que la ingesta de alcohol en forma excesiva es causa
principal de accidentes, así como de asaltos y lesiones, es producto
exclusivamente de la codicia de quienes son propietarios de este tipo de
locales y que desean mantener a como de lugar, sus ganancias.
Quienes
buscamos cambios sociales no podemos desconocer el enorme daño que el
tabaco y el alcohol junto al consumo de drogas, hace en muchos de
nuestros jóvenes y de los trabajadores. Son estos excesos los que van
dañando el organismo de las personas y anulando lentamente la
conciencia, proceso que culmina en miles de personas que no participan,
que no reclaman sus derechos, que se ven obligados a vivir endeudados y
no encuentran como salir de ese circulo vicioso.
Aunque
pueda percibirse como doloroso se debe enfrentar y medidas como las
limitaciones horarias para expender creo que van en el sentido correcto,
aunque son insuficientes. Hay que educar a través de los medios de
comunicación, atacar el origen, que no es otro que los grandes
productores, los mismos que auspician actividades de todo tipo, con los
productos que dañan la salud de la población. (¿Si ya lo hicieron con el
tabaco, porque no hacerlo con el alcohol?)
El
caso bombas sigue dando para la promoción del miedo y la
descalificación de aquellos que se plantean el cambio de la sociedad.
Hemos sido claros en rechazar acciones que dañan a inocentes y al
pueblo, y de la misma manera hemos expuesto nuestro rechazo a la
criminalización que se pretende hacer de las ideas de izquierda y
libertarias. Que no se pierda el centro. El enemigo sigue siendo el
abuso del capital y la desinformación.
Nada
se ha dicho sobre el siguiente caso y salvo una vez en el noticiero de
Chilevisión, está quedando en la impunidad otro acto criminal de
Carabineros.
“La
noche del 11 de septiembre, un niño de 9 años perdió su ojo derecho
tras recibir el disparo de un balín de goma. Los familiares denuncian
que los perdigones fueron lanzados por Carabineros.
El
hecho se produjo a eso de las 22:30 horas, en el sector Las Industrias
de la población La Legua, mientras un grupo de vecinos se encontraba
viendo un documental sobre lo ocurrido en 1973. Un video muestra cómo
Fuerzas Especiales de Carabineros pasó disparando desde un vehículo en
movimiento.
El
menor, identificado como Alexis Muñoz, recibió tres impactos de
balines: uno en el ojo y los otros dos en la pierna y el brazo. Otras
seis personas también resultaron heridas. Paloma, otra de las afectadas,
terminó con un perdigón incrustado en el glúteo”
¿Y
donde está la exigencia de explicaciones que de cuando en cuando
demandan los parlamentarios de todos los colores? Y donde la
investigación de los organismos de derechos humanos? ¿Y que dicen el
gobierno y las jefaturas policiales?
Veamos
el caso del restaurante las Vacas Gordas y el despido verbal hecho por
el patrón, grabado y subido a Youtube. Todo un show, amenazas,
acusaciones y las autoridades visitando los medios de comunicación,
¿para que?, para que al día siguiente se hable de un acuerdo que aún no
se explicita con claridad y una acción por malas practicas patronales
que morirá como todas, sin sanciones ejemplarizadoras ni publicas.
Y
si no, recordemos el caso de esa trabajadora de nacionalidad haitiana
que fue golpeada por su patrón, de quien no se expuso nombre ni se ha
dado a conocer la sanción.
Todo
esto y mas continuará ocurriendo, mientras no asumamos que en parte
somos responsables. Por guardar silencio, por no denunciar, por no
organizar a los abusados.
MANUEL AHUMADA LILLO
Presidente C.G.T. CHILE
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