By Guillermo Correa Camiroaga Enero 21, 2020
La vida de la mayoría de los compañeros y compañeras del MIR que optaron por combatir frontalmente a la dictadura, preparándose militarmente para ello y asumiendo la clandestinidad, se tradujo, en la práctica concreta, en adquirir características e individualidades que enmascararan su verdadera identidad. Por esta razón, quienes lucharon junto a ellos y ellas, y sobrevivieron, conocen solo un trozo de la historia de vida, aquella que les tocó compartir en ese período de la lucha.
En el caso de quienes integraron el Destacamento Guerrillero Toqui Lautaro y cayeron en la gesta guerrillera de Neltume 81 esto queda graficado muy bien, ya que a solo través de los años, a lo largo de las distintas actividades de memoria, homenaje y conmemoración, se han ido agregando otros pedazos del rompecabezas de sus vidas, aportado por testimonios de familiares, ex compañeros y ex compañeras de militancia y lucha, amigos y amigas, lo que ha permitido ir conociendo efectivamente quienes eran como personas integrales.
Este último tiempo, con la exhumación de los compañeros de la guerrilla de Neltume como parte del peritaje solicitado por la justicia, se han realizado ceremonias de despedida en las que, en sus velorios y funerales, se han entregado nuevos testimonios y semblanzas que han ido completando sus identidades personales.
Hasta ahora se ha profundizado en el conocimiento de “Oscar” (René Bravo Aguilera), “Rigo” (Julio Riffo Figueroa), “Paine” (Miguel Cabrera Fernández) y Pablo (Raúl Obregón Torres).
Los días sábado 09 y domingo 10 de diciembre del 2019 se realizó en la ciudad de Constitución el velorio y la ceremonia de despedida de los restos de Pedro Juan Yáñes Palacios, el compañero que fue conocido como “Jorge” dentro del Destacamento Guerrillero Toqui Lautaro, quien perdió la vida combatiendo el 17 de septiembre de 1981 en las montañas de Neltume.
Tuvieron que pasar 46 años para que Pedro Yáñez Palacios, “Peyuco” como lo llaman cariñosamente sus familiares y cercanos, volviera a su casa familiar. Aún cuando solo algunos restos óseos del compañero “Jorge” se encontraban dentro de la pequeña urna depositada en el living de su casa familiar, la energía de su memoria, construida mediante numerosos y variados testimonios de quienes compartieron etapas de su vida, impregnó de digna luminosidad todos los rincones de su hogar, alimentando de rebeldía, justicia y libertad, los corazones de las decenas de personas que llegaron a recordarlo y rendirle un merecido homenaje. A este gratificante ambiente hay que agregar y resaltar la calurosa y cariñosa disposición con que la familia de “Jorge” recibió y acogió en su casa a todas y todos quienes llegamos hasta allí.
A manera de introducción se proyectó un pequeño video elaborado por integrantes del Centro Cultural Museo y Memoria de Neltume, con la colaboración directa de Jorge Durán, otro integrante y sobreviviente del Destacamento Guerrillero Toqui Lautaro.
Transcribo a continuación, algunos extractos de los testimonios y semblanzas entregadas en dicha ocasión.
Una vecina de “Jorge”, que compartió su infancia y juventud en la ciudad de Constitución, en parte de su intervención expresó:
“Eras un joven humilde y con gran sentido del humor. Muy cariñoso conmigo, recuerdo cuando me traías un jarrito de jugo de mote que hacía tu mamá, la señora Rosa, y su pancito amasado. Compartí parte de tus sueños de niño que querías viajar por el mundo (…) Muchas anécdotas también con otros niños que llegaban a mi casa, donde acortábamos las noches jugando a las cartas, lotería (…) Mi hijo Beto recuerda cuando una vez estábamos los tres en la playa, frente a la Piedra de la Iglesia, y nos tapó una ola, y tú corriste a rescatarlo ya que el mar se lo llevaba a mi hijo, entonces tú le salvaste la vida (…) Días antes de viajar para tu exilio a Francia supe de tu partida, te aconsejé que te olvidaras de lo ocurrido, que rehicieras tu vida en Europa, y tú me dijiste que era imposible olvidar lo vivido, contándome los sufrimientos por las torturas recibidas. Desde Francia me escribiste, mandabas postales, contándome del lugar donde trabajabas, diciéndome que estabas muy bien, pero extrañabas a tu pueblo, a tu gente, a tu familia (…) Bueno, querido amigo, la dictadura de Pinochet truncó tus sueños, pero no cortó tus alas para volar y ser libre. Hoy estás acá, en tu pueblo, Constitución, con tu familia y los que te queremos. Estás acá presente y quiero decirte que tu sufrimiento no ha sido en vano. Hoy Chile, tu patria, ha despertado y te recibe con nuevos sueños, con jóvenes que aprendieron de tu coraje y valentía.”
La intervención solidaria de distintos artistas locales, como Sergio Toledo, Verónica Vega, el grupo musical “Huaney”, y un cantautor joven, fueron complementando y potenciando la cálida atmósfera creada en este acto de homenaje.
Una amiga de Jorge en parte del testimonio entregado, manifestó:
“Recuerdo su caminar con largos pasos por las calles de Constitución, como siempre apurado, con un poncho café claro, moviendo ampliamente sus brazos hacia adelante y atrás, aleteando con su poncho. Era una época en que había dejado de estudiar en la Escuela Industrial, yo estudiaba aún en el Liceo de acá y admiraba a las organizaciones que estaban forjándose, estoy hablando de los años 71, 72 e inicios del 73 (…) Admiraba la fortaleza que tenía de salir a compartir con otros sus ideales, luchas, a pesar de lo dificultoso que podía ser desde su vida, desde su propia familia, desde la situación que tenía acá (…) Peyuco siempre estaba activo y dispuesto a trabajar los temas que en ese momento eran importantes. (…) Peyuco fue un líder resiliente que trató siempre de estar bien parado, muy poco contaba de sus dolores, poco comunicaba lo que estaba viviendo. (…) Hoy día también estoy de acuerdo en que Peyuco estaría con un doble sentimiento, el dolor por los que están perdiendo los ojos, la vida, por los que están prisioneros. Tendrías mucho dolor y al mismo tiempo tendría la esperanza que no todo fue en vano y se sigue luchando por derechos que son realmente elementales.”
Jorge Durán, integrante y sobreviviente del Destacamento Guerrillero Toqui Lautaro hizo una extensa intervención explicando de cómo se ha desarrollado el proceso judicial que determinó realizar las distintas diligencias, entre las cuales se incluyó la exhumación de los cuerpos de los integrantes del Destacamento Guerrillero caídos. En relación con “Jorge” y el trozo de su vida que compartió, expresó, entre otras cosas, lo siguiente:
“Como Jorge proviene de una familia muy modesta, yo me comparo con él, porque vengo igualmente de una familia modesta. Jorge fue un compañero que tuvo la capacidad de entender el momento en que se incorpora a la lucha, en los años 68 o 69. Fue del FER y después militante del MIR. Yo soy del pueblo de Neltume, nacido y criado allá. Jorge igual que yo, hizo un proceso como obrero, como estudiante, y este proceso nos transformó.En un momento determinado ya no éramos lo que fuimos, solo campesinos. Este proceso fue algo muy positivo que ocurrió en las vidas, tanto de Jorge, como de la gente que es de Neltume. Jorge estuvo preso, fue exiliado. Nosotros pensamos que durante la dictadura eran valederas todas las formas de lucha. Y eso fue lo que hizo el MIR en términos de su estrategia, plantear una conformación de fuerza de nivel estratégico. Neltume era parte de un proceso más global, porque debían generarse otros frentes guerrilleros en otros lados. Desde esa perspectiva fue que nosotros entramos al monte en Neltume (…) Ahí llegó Jorge un día, en noviembre del 80. Jorge miraba el monte y era diferente al de acá, porque allá los árboles eran más grandes, entonces no alcanzaba a ver mucho el sol (…) Jorge era un compañero alegre, siempre estaba llano a aprender, era parte de la estructura de Logística que tenía el Destacamento Guerrillero Toqui Lautaro(…)Jorge le puso mucho lomo, porque nuestra Patrulla era la que corría por los montes cargando los alimentos para llevarlos a los exploradores que estaban más en la profundidad de la montaña (…)El Jorge era bueno para la broma también, pero observaba y cuando había que plantear las cosas lo hacía. Allí instalamos un campamento transitorio, para tomar desayuno y Jorge se fijó que todos andábamos con botas de goma, lo mismo que usan los guerrilleros colombianos, pero Paine iba con zapatos gruesos, bonitos, con cordones rojos, entonces cuando paramos le dijo: “Paine, dame una explicación porque todos andamos con botas y tu andas con zapatos, cómo es la cosa, es para todos igual o no”. Ahí el Paine le respondió: “bueno compañero, la verdad es que yo tengo los pies planos y por una cuestión médica tengo que usar zapatos gruesos para las plantillas. Jorge era un compañero que cuando había que hablar las cosas, las hablaba (…) Creo que es importante estar esta noche reunido con Jorge, con lo que queda de Jorge, porque Jorge pasó mucho tiempo en una fosa común y hubo compañeros que se movilizaron para que no se perdieran los rastros de él.”
La extensa jornada de homenaje se prolongó hasta bien avanzada la noche, donde la emotividad y el contenido de los testimonios entregados permitieron ir descubriendo etapas desconocidas de la vida de Pedro Juan Yáñez Palacios.
A las 11 de la mañana del día siguiente se procedió a trasladar los restos de “Jorge” desde su casa familiar hasta el cementerio municipal de la ciudad.
El día domingo la ciudad de Constitución amaneció engalanada con banderas rojinegras flameando al viento, mientras el cortejo se desplazaba a pie por las calles de la ciudad maulina.
Eran notorias las miradas curiosas y sorprendidas de las y los habitantes de “Conti”, ante la presencia de tantas banderas del MIR en aquel funeral, ya que más que un sepelio parecía una manifestación inserta en el período de rebelión popular en curso, con gritos, consignas y caceroleo incluido.
Las actividades cotidianas se detenían momentáneamente ante el paso del “funeral-marcha” que siguió su curso por la costanera, pasó junto a una feria libre, para luego continuar hacia el cerro donde está ubicado el camposanto y depositar allí las osamentas de Pedro Yáñez Palacios. Simbólicamente, la última morada de “Jorge” se transformó en una pequeña montaña, como emulando aquellos parajes rebeldes de Neltume.
En este lugar, bajo un sol radiante, se inició la ceremonia de sepultación entonando el himno del MIR “Trabajadores al Poder”, donde se entregaron nuevos testimonios y homenajes.
Ibar Leiva, integrante del Destacamento Guerrillero Toqui Lautaro, entregó una semblanza biográfica de Pedro Yáñez, en parte de la cual expuso:
“Nace un 28 de Septiembre de 1950, en la ciudad de Constitución.
Hijo de Juan Bautista Yáñez Rojas y de Rosalba de la Luz Palacios Opazo. Forma parte de una familia conformada por 5 hijos, siendo 4 hombres y una mujer.
Su Enseñanza Básica la realiza en la Escuela Curtiduría, en el sector el Ramal y la Enseñanza Media en la Escuela Industrial Superior de Constitución, se especializa en la carrera de Electricidad y tempranamente comienza a trabajar en esta especialidad, junto con desempeñarse como operador técnico de la Radio Constitución.
Como niño y estudiante se caracteriza por su buen carácter y su alegría, contagiando con su risa franca y espontánea.
El “Peyuco”, como le llaman todos, se relaciona con mucha facilidad con sus pares y con todos los que, por distintas razones, se relacionan con Él. Es un muy buen amigo, querido y respetado.
(…) La historia militante de nuestro querido Peyuco nos cuenta que sus primeros pasos los dio en la Juventud Socialista para luego ingresar al Frente de Estudiantes revolucionario (FER), el Frente de Masas Estudiantil del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR).
Es así como en los primeros meses del año 1972, nos relata un compañero que le conoció, Pedro conforma, junto a otros compañeros de la izquierda tradicional una base del MIR cuya misión será la de apoyar el trabajo sindical en la zona, organizando el Frente de Trabajadores Revolucionario (FTR), centrando los esfuerzos en el Sindicato de la Planta de celulosa Celco, en Constitución.
Pedro jugó un rol destacado en una acción muy relevante en la historia política de su ciudad: se le conoció como la “Toma de Constitución”, cuando los trabajadores, pobladores y estudiantes ocupan las oficinas gubernamentales obligando a las autoridades a dialogar y recibir un pliego de peticiones con las demandas más sentidas del Pueblo.
(…) Pedro ya radicado en Paris se integra a una base del MIR realizando trabajo de propaganda contra la Dictadura militar, al mismo tiempo que se forma como cuadro político militar pensando en que en algún momento volverá a luchar junto a su Pueblo. Es así como el año 1979 es convocado a retornar clandestino a Chile pasando a incorporarse al DGTL, cuya misión es la de abrir un Frente Guerrillero en las montañas de Neltume, en el Sur de Chile.
(…)Jorge en el Destacamento destaca por su disposición a cumplir todas las tareas que se le encomiendan destacando por su rapidez para caminar lo que lo hace un muy buen explorador.
Al momento de ser descubierto el Destacamento, Jorge, junto al resto de los compañeros, enfrenta las peripecias de la persecución implacable del enemigo y que en su caso particular, producto del congelamiento de sus pies y las heridas que provocan las extensas caminatas, se le debió amputar la mitad de su pie derecho, producto de la maldita gangrena.”
Desde Bélgica, Mariela, compañera de militancia y lucha del guerrillero ”Jorge” hizo llegar unas poéticas reflexiones, que fueron leídas por Anita, integrante del Centro Cultural Museo y Memoria de Neltume, en parte de las cuales lo recuerda así:
“Con tu mirada cristalina, honesta, que se quedó grabada en nuestra retina, recordándonos tu lucha por la justicia. Con tu figura larguirucha, que pasea por las salas de la memoria, de nuestra historia, mostrándonos tu grandeza. Con tu alegría que nos dejaste, para que la disfrutáramos cuando nos reunimos y nos acordamos de ti. Jorge, hermano, nos haces falta, con tu voz tropezando entre tus palabras. Con tu buen humor… nunca te vi enojado. Pensar en ti nos ayuda a seguir por este camino pedregoso. Un arco iris multicolor aparece hoy atravesando de Norte a Sur la tierra que amabas. Te imagino, que te irás como un Águila, que se eleva con su más bello plumaje para sobrevolar esta tierra fecunda, como fecunda fue tu corta vida…”
Por otro lado, Jorge Acuña, también sobreviviente e integrante del Destacamento Guerrillero Toqui Lautaro, a nombre del Comité Memoria Neltume 81 manifestó:
“Yo no conocí a Pedro Yáñez Palacios, yo conocí a “Jorge”, por lo tanto lo que puedo hablar de él dice relación con su militancia. Yo no sabía de dónde venía, dónde había nacido, nada de su familia. El conocimiento que tuve de él fue directamente a partir de su propia práctica. El espacio que compartimos fue el de prepararse para volver a Chile como militante consecuente y de haber compartido en Neltume un período particularmente duro, pero que lo llevó dignamente (…)El compañero Jorge es un ejemplo de camarada, es un ejemplo de revolucionario, es un hijo de esta ciudad a la que vuelve y la honra, y que nosotros, quienes compartimos con él, nos honra el haberlo acompañado en esta etapa de la vida.”
Amelia, también compañera de militancia y lucha de Jorge, a través del formato de una carta dirigida a él, entregó una semblanza, en parte de la cual expresó lo siguiente:
“Te recuerdo siempre tan delgado, silencioso, siempre dispuesto a ayudar, siempre cumpliendo tus tareas de manera dedicada y sin hacer aspavientos. Tu sonrisa luminosa, y tus ojos chispeantes cuando estabas alegre.
Y tus enormes pasos, sí, eras el que tenía el paso más largo de todos nosotros en la escuela, incluso que otros más altos que tú. Nos reíamos, con cariño, porque parecías tan frágil y ligero como un zancudo. Pero con una fuerza interior sin límites que, en tu timidez, pocas veces dejaste que brillara con luz propia (…) Y
tú, sin darte cuenta, llevabas siempre una aureola de niño bueno, de la que dejabas una estela de bondad de regalo cuando pasabas, y a la que cualquiera podía tomar y con eso sentirse mejor.
Siempre con esas ganas de aprender más y más, queriendo atrapar al mundo con los ojos. Respetuoso, cercano, cariñoso, un hombre lindo por dentro y por fuera, amante de los niños, eras el tío querendón de los hijos de tus familiares y de los compañeros, y te convertías en uno de ellos cuando jugaban (…)
Tus ojos del color de la esperanza siempre transparentes y luminosos eran una ventana a ese interior maravilloso de hombre sincero, comprometido hasta los huesos con su pueblo, de donde provenías, trabajador de mi patria, como tantos otros hoy caídos, desaparecidos o ejecutados. Eras y sigues siendo el crisol de todos ellos.”
Por último, Rosita, hermana de Pedro Juan Yáñez Palacios, relató cómo fue la dolorosa experiencia de saber que su hermano estaba muerto y parte de las diligencias en que participó y que permitieron encontrar los retos de “Jorge”:
“Esto para mí es mi victoria también. Ayer una señora que venía de Cauquenes me decía si le podía ayudar a encontrar a su hermano que está desaparecido. Creo que me tocaron unos compañeros muy buenos, porque cuando yo llegué a Panguipulli sin conocer a nadie, no sabía ni dónde estaba, ni para dónde iba, tampoco dónde me iba a quedar, qué me iban a decir. Yo solamente llegué a Panguipulli con la única ilusión de encontrar a mi hermano. Cuando pasaron las horas y ya estaba oscureciendo, me tuvieron que decir la verdad y para mí fue terrible, porque yo iba con esa ilusión, de encontrarlo vivo y traerlo, o por último haberme sacado una foto con él y haberme venido para acá. Pero no fue así.
En la mañana me levanté muy temprano y me dijeron “no dormiste nada en la noche, qué te pasó”. No le dije, no pude dormir, yo quiero ir a conocer el cementerio. Fuimos con Jorge Acuña y Rodrigo y en el cementerio no sé por qué, y todavía ninguno de ellos se explica, pero yo veo un pino y me quedé ahí. Por eso, cuando estaba con los arqueólogos les decía” No, está aquí, aquí al lado del pino”. “No, es que no puede ser, me decían”, pero yo insistía que era ahí, porque algo me decía que allí estaba o que algo iba a encontrar. Y así fue.”
El sábado 9 y domingo 10 de noviembre del 2019, en la ciudad maulina de Constitución, se le rindió un merecido, emotivo y hermoso homenaje a Pedro Juan Yáñez Palacios, Peyuco o Pe-Pedro, como cariñosamente lo llamaban, y uniendo los distintos trozos de su vida relatados a través de los diferentes testimonios entregados por amigos, amigas, vecinos, vecinas, compañeros y compañeras, se pudo armar el rompecabezas de su generosa humanidad, lo que permitió conocer en forma integral al guerrillero Jorge.
La pequeña urna con los restos de Pedro Yáñez Palacios fue depositada en las entrañas de los cerros maulinos, y sobre ella se colocó un corazón de flores rojinegras confeccionado por las manos rebeldes y cariñosas de las integrantes del Centro Cultural Museo y Memoria de Neltume, mientras las y los a presentes cantaban “La Internacional”.
Guillermo Correa Camiroaga, Valparaíso 17 de enero 2020
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