¿Cuántos ojos vale la dignidad? / Fotografía de Agencia UnoDiego Leppez (27) se encontraba sacando fotografías en las inmediaciones de Plaza de la Dignidad la tarde del 15 de noviembre, cuando él y otros manifestantes fueron rodeados por Carabineros. Uno de los efectivos policiales le disparó una bomba lacrimógena a la cara, a ocho metros de distancia. A pesar de que el joven llevaba puestos unos lentes que disminuyeron un poco la fuerza del impacto, este ataque le costó la visión de su ojo derecho.
Diego Leppez (27) se encontraba en las inmediaciones de Plaza de la Dignidad el día 15 de noviembre, cuando recibió una bomba lacrimógena disparada directamente a su cabeza por un carabinero que se encontraba solo a ocho metros de distancia del joven.
Leppez perdió la visión del ojo derecho y, de acuerdo a información a la que tuvo acceso este medio, tampoco podrá salvar siquiera el globo ocular. Es por esta razón que hoy al mediodía la víctima presentó una querella por crímenes de lesa humanidad en el 7º Juzgado de Garantía, en contra del Presidente Sebastián Piñera, el ministro de Interior Gonzalo Blumel y el general director de Carabineros Mario Rozas.
El escrito comienza estableciendo que lo que le sucedió al querellante “no responde a una situación específica o aislada, sino que evidentemente ha sido parte de un ataque generalizado y sistemático en contra de la población civil, que responde a una política del Estado o de sus agentes”.
Ese día – se relata en la querella – el denunciante volvía de su trabajo camino a su casa en la Cisterna y se vio forzado a pasar cerca de Plaza Italia. Tiene dos niñas pequeñas que mantener y para ello trabaja en una empresa de pinturas en la comuna de La Reina.
En un minuto, cuando se encontraba tomando fotos en la Avenida Andrés Bello, tanto él como los y las manifestantes que se encontraban en el lugar fueron rodeados por efectivos de Carabineros. Como Leppez establece, estaba tan ensimismado en sacar una fotografía que no se dio cuenta de que al quedarse parado para retratar el momento se convirtió en un blanco fácil para la policía y sus armas de disuasión.
“¡Cuidado!”, le gritó alguien en ese instante, a lo que el hombre se dio vuelta a la derecha y se encontró de frente con un carabinero que le apuntaba a la cabeza. El joven cuenta en la querella que, hasta hoy, no ha podido olvidar esa imagen.
Lo siguiente que pasó fue que sintió el impacto de la bomba lacrimógena y luego perdió la visión del ojo derecho. Al aumentar su dolor rápidamente y al ver que sangraba mucho, se desesperó y buscó asistencia en el lugar. Uno de los manifestantes que se encontraba ahí lo tomó y lo llevó a un punto de salud, donde brigadistas lo atendieron y le ayudaron con medicamentos para el dolor que le impedía hablar o mover la cabeza.
Cabe destacar que el joven llevaba puestos sus lentes de ciclista que siempre lleva en la mochila, lo que impidió que el golpe tuviese consecuencias aún más graves para su salud.
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