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lunes, 8 de febrero de 2010

Los silencios cómplices, las memorias sesgadas y la malvada "Real Politik" a la chilena

escrito por José Venturelli
Fuente el Clarin

La noticia corre: radios y periódicos aceptados por el establecimiento chileno, la dicen ahora: El flamante Comandante de este nuevo Estado Mayor Conjunto, General Cristián Le Dantec Gallardo ha sido vetado por la Asociación de Familiares de Detenidos Desaparecidos.
Una nueva estructura -innecesaria y carísima- se viene a sumar a las ya muchas existentes en la FFAA's. Es poco probable que vaya a ser significativa para un país que debería tratar mejor a su pueblo, cuando la selección de su jefe se hace del modo "tradicional". Es decir, olvidando los principios para una buena democracia. Lo hecho por la presidenta no es distinto de poner, por ejemplo, a la cabeza del Intituto de Derechos Humanos, también recién creado, al Subsecretario del Interior, cuando históricamente ese ministerio ha sido más parte del problema que de la solución de dichos problemas. Para muestra... el botón del Sr. Patricio Rosende quien se desgañita criminalizando al pueblo mapuche, que es lo que Naciones Unidas viene criticando de la actitud del gobierno de Chile por muchos años... y sin resultados reales. Van ya 22 muertos mapuches a manos de la represión, un niño desaparecido, cientos de presos políticos mapuches, reciclados en las cárceles, torturados muchos. Todo esto desde que hemos vuelto a ser "democracia" con una constitución dictatorial que todo lo permite. Este nuevo Jefe, el general Cristián Le Dantec Gallardo tiene antecedentes de haber sido testigo de los crímenes de la zona de Paine. Paine es donde proporcionalmente más crímenes hubo en todo el país al inicio de la dictadura. Él fue testigo. Y fue a declarar "voluntariamente" sólo en el 2008. Es decir, nos indica la noticia de que se quedó callado, siendo un oficial recién recibido, de esos horrendos crímenes. Recordemos: él fue testigo, es decir, estaba allí cuando ocurrió. El haber sido testigo de esos crímenes y solamente haber esperado declarar hasta en 2008 es poco digno: habla muy mal de este, hoy, general y que en aquellos años fuese oficial de baja graduación. Son los silencios culposos y culpables que cubren el oportunismo ya conocido. Seguir "haciendo méritos" en el silencio institucional de un crimen mayor y haberse quedado callado por décadas no demuestra capacidad de liderazgo para un avance hacia la democracia ni un verdadero apoyo a un estado de derecho que, hay que repetirlo, implica el respeto de los derechos de la población y no de unas leyes mal habidas y represivas como las de la actual Constitución. Faltó al principio central del respeto a los derechos humanos y a lo que se espera de quien dice tener como función central defender a su pueblo. Probablemente eso no era lo que tenía en su mente entonces y por varias décadas. No es la primera vez que sucede esta "falta de memoria": hace unos meses, para sólo recordar un nombramiento adicional, tuvimos el nombramiento de otro general envuelto en la Caravana de la Muerte. Nos dice El Mercurio, el 6 de noviembre del 2009, sin crítica alguna de su parte por supuesto, que "la presidenta designó al general Juan Miguel Fuente-Alba Poblete para suceder al general Óscar Izurieta como comandante en Jefe del Ejército a partir del 10 de marzo de 2010". Este tipo de errores nos hace dudar de cómo irá a sesgarse el trabajo del Museo de la Memoria cuando su designada directora será la misma que ha cursado estos nombramientos... Ser parte del establecimiento parece llevar a crear enormes hoyos, tipo queso Gruyère suizo, en las cabezas cooptadas por el sistema y los co-gobiernos post-dictadura. El rechazo por los grupos de DDHH’s de este nuevo jefe militar es merecido. También lo fueron varios anteriores con similares antecedentes. Si no intentaron denunciar los crímenes, cuando ocurrieron y ellos estaban allí, dada la posición que tenían, fueron, por lo menos, cómplices. Negar esto no es aceptable: deben ellos mismos presentarse como voluntarios para ser juzgados y no quedar como lo que es evidente: instrumentos del blanqueo y de la impunidad que aún existe. Esto es un crimen de lesa humanidad. Malos vientos se vienen cuando sabemos que el presidente electo y su presidente del senado ya piden a los cuatro puntos cardinales impunidad y olvido. No basta pretender ser demócrata y respetuoso de los DDHH's: hay que demostrarlo. Esperamos una demostración de genuina auto-crítica para las víctimas, de una reparación y del juicio de los que siguen siendo impunes, cupados con condenas remitidas o tantos escondidos que siguen saliendo a flote en gloria y majestad por muchos lados.
Dr. José Venturelli, Vocero Comisión Ética contra la Tortura - Secretariado Europeo

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